LOS INTERESES ECONÓMICOS DE SUIZA Y LA FALSA PAZ EN COLOMBIA
Mucho más probable es que la motivación de Suiza sea la protección del sector económico más importante del país – las empresas que se dedican al comercio de materias primas – y la dependencia de éstas de la buena voluntad del gobierno Santos
Los intereses económicos de Suiza y la falsa paz en Colombia
Paz y neutralidad podrán ser la explicación oficial del gobierno Suizo. Pero un acuerdo que permitiría que narcotraficantes y terroristas no fueran a la cárcel, que retuvieran su riqueza ilícita, controlaran territorio, y obtuvieran curules directas en el Congreso ni puede llevar a la paz ni se puede considerar neutral. Mucho más probable es que la motivación de Suiza sea la protección del sector económico más importante del país – las empresas que se dedican al comercio de materias primas – y la dependencia de éstas de la buena voluntad del gobierno Santos.
Por Lía Fowler
Agosto 2 de 2016
Cuando el Presidente de Colombia Juan Manuel Santos y el grupo narcoterrorista FARC propusieron en mayo depositar el eventual acuerdo de “paz”, que se negocia en la Habana, en el Concejo Federal en Berna, llamándolo un “acuerdo especial internacional,” Suiza aceptó de inmediato. En su página web, el Departamento de Relaciones Exteriores aplaudió a las FARC y a Santos por mostrar “estima” con relación a la “neutralidad” suiza. Pero más de 10,000 defensores de la democracia en Colombia firmaron una petición pidiendo a Suiza que reconsiderara, argumentando que, al aceptar el documento, estarían participando en una maniobra inconstitucional para refrendar un mal acuerdo. En una carta dirigida a mí, como una de las promotoras de la petición, el 5 de Julio, Didier Burkhalter, Ministro de Relaciones Exteriores, reafirmó la participación de su gobierno en la maniobra, citando el respaldo de su gobierno a la “paz” (Ver carta de suiza a lia )
Paz y neutralidad podrán ser la explicación oficial del gobierno suizo. Pero un acuerdo que permitiría que narcotraficantes y terroristas no fueran a la cárcel, que retuvieran su riqueza ilícita, controlaran territorio, y obtuvieran curules directas en el Congreso, ni puede llevar a la paz ni se puede considerar neutral. Mucho más probable es que la motivación de Suiza sea la protección del sector económico más importante del país – el comercio de materias primas – y la dependencia del sector en la buena voluntad del gobierno Santos.
Las empresas dedicadas al comercio de materias primas representan casi el cuatro por ciento del Producto Interno Bruto de Suiza, según estadísticas del Banco Nacional de Suiza. Más de una tercera parte del comercio global de petróleo y metales y la mitad del comercio global de café se realiza por medio de empresas con sede en Suiza. Trafigura, Vitol, Gunvor y Glencore – todas empresas con mesa de operaciones en Suiza – han invertido billones de dólares en la industria del petróleo y del carbón en Colombia; y la empresa francesa Louis Dreyfus es el mayor exportador privado de café colombiano, por medio de su mesa de operaciones en Suiza. El éxito de estos negocios depende en gran parte del gobierno Santos, al ser éste quien otorga las licitaciones de operaciones, ventas y compras de petróleo, carbón y café.
Como ejemplo, Trafigura: A través de la subsidiaria Impala, la empresa ha invertido mil millones de dólares en proyectos de infraestructura en Colombia. Impala obtuvo la licitación para construir y operar un puerto fluvial en Barrancabermeja. Con operaciones de transporte terrestre y fluvial, Trafigura está en una posición de dominar el transporte de materias primas en Colombia. Otra subsidiaria de Trafigura, Puma Energy, entró al mercado de almacenamiento y venta de gasolina en 2015 con la compra de 75 gasolineras en la costa Atlántica, con fines de expandir operaciones a todo el territorio nacional, según su página web.
Trafigura también compra petróleo de la empresa nacional Ecopetrol y vende otros productos de hidrocarburos a Colombia. Debido a la notoria falta de transparencia de estas empresas, son pocas las estadísticas publicadas sobre estos negocios. Pero en su primer Informe de Responsabilidad, publicado en el 2015, la compañía publicó por primera vez las cifras de pagos a gobiernos nacionales en el 2013, revelando así pagos de más de $200 millones de dólares a Colombia por la compra de petróleo. Según Reuters, en 2014, Ecopetrol concedió a Trafigura un contrato por la compra de dos cargamentos de 310,000 barriles de nafta, un destilado de petróleo.
Vitol entró al Mercado colombiano en 2010, al ganar un contrato de cuatro años para mover una tercera parte de la capacidad de exportación colombiana de carbón en el puerto Carbosan en Santa Marta. Glencore estableció su presencia en Colombia al comprar la empresa carbonífera Prodeco en 1995 – una inversión de dos mil millones de dólares.
Los intereses de Gunvor en Colombia son menos transparentes. Mientras las demás comercializadoras de petróleo en el mundo publican voluntariamente los pagos a gobiernos, empresas estatales y gobernantes, las compañías con operaciones en Suiza se niegan a hacerlo – con la excepción reciente de Trafigura. Y el gobierno suizo no ha demostrado interés en requerirlo.
Lo que sí se sabe, es que tanto Gunvor como Trafigura tienen también importantes negocios con otro promotor del “acuerdo de paz” de Colombia:
Bernard Aronson. Como director fundador de Acon Investments y enviado especial de los Estados Unidos a las negociaciones FARC-Santos en Cuba, los conflictos de interés de Aronson han sido bien documentados (ver articulo). Uno de ellos es la participación mayoritaria de Acon en Vetra Energía, que tiene varias concesiones exploratorias en Colombia. En 2014, Gunvor y Trafigura compraron el 41 por ciento del petróleo de Vetra, por una suma de unos 61 millones de dólares, según el informe de sostenibilidad de Vetra.
Pero recientemente, las compañías suizas han entendido que lo que el gobierno de Santos les concede, muy fácilmente puede retirar. Según una demanda de Glencore, el gobierno de Colombia intenta revocar parte de una licitación del 2010, en violación de un tratado bilateral de inversión Colombo-Suizo. Según la empresa, esto podría resultar en pérdidas de billones de dólares para Glencore. La empresa farmacéutica Novartis también fue víctima de tácticas similares por parte del gobierno: en mayo, el ministro de salud colombiano amenazó con confiscar los derechos de propiedad de la empresa si esta no bajaba el precio de uno de sus medicamentos de cáncer. La disputa sigue en pie.
Para Suiza tiene sentido económico apaciguar un gobierno cada día más autocrático. Pero lo hace al costo de la democracia y el estado de derecho en Colombia. Durante la Segunda Guerra Mundial, Suiza se valió del argumento de la neutralidad, mientras sus bancos aceptaban en depósito el botín y la riqueza de los Nazis y sus víctimas. Bajo ese mismo pretexto, hoy protegen sus intereses económicos, avalando un acuerdo que legitima el terrorismo – y condenando a 47 millones de colombianos a una narco-dictadura al estilo de Venezuela. La falsa consigna de “paz” no cambia esa verdad. Y la tradicional “neutralidad suiza” suena vacía.
* Lía Fowler es periodista americana y ex-agente especial del FBI.
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