LOS PELIGROSOS FARISEOS

Debemos preguntarnos quién o quiénes están detrás del escándalo mediático contra los centros de reclusión militar. Es claro que el mamertismo resentido

NADA MÁS PELIGROSO QUE LOS FARISEOS

Fernando Vargas Q.

Por Fernando Vargas Q.

 

 

Nada más ridículo, vulgar y ruin, que  los escándalos farisaicos.  Esos escándalos que levantan ciertos personajes y medios, tratando de ocultar sus propios pecados, tranquilizando sus conciencias ante sus propios crímenes, mucho más crueles y terribles, pero que así, simulando cual plañideras, impostan una alta moral y comportamiento ético y ejemplar, frente  a una sociedad atosigada por los medios, que ya no decanta nada, ni descubre lo real y lo falso, lo malo y lo bueno.  Simplemente los medios construyen ídolos con pies de barro y estereotipos de una “nueva ética social”, que enseña a escandalizar ante la muerte o el sufrimiento de un animal, sin distingo, perro, gato, caballo, toro, foca…etc, al tiempo que pasa de largo, sin atribuirle calificación ético o moral a actos verdaderamente  degradantes del ser humano que atentan contra el mismo ser humano y que ponen en peligro su propia pervivencia.  Esa ética que le concede  valor primordial a los supuestos “derechos de los animales”, al tiempo que le niega  los derechos, en especial el derecho a la vida, a los niños no nacidos,  aquellos niños a los que no les permiten nacer otros sátrapas que ya nacieron, gracias a que les respetaron su derecho.  Frente a este genocidio de niños, nada de escándalos, ni gritos de protesta, acercándonos a conclusiones escalofriantes que quedan en evidencia, cuando los medios protestan por la utilización de un jumento que muere destrozado por la explosión de la carga de dinamita puesta sobre el animal por las FARC, que simultáneamente acaba con la vida de un puñado de policías o soldados.  La protesta no se hace esperar, las asociaciones defensoras de animales se hacen sentir y exigen a las FARC nunca mas volver a utilizar un inocente animal para un acto tan brutal. ¿ Y de los policías o soldados muertos qué dicen?  Nada.

Esta hipocresía animalista, es bien artera.  Cuando los mandos militares se lamentaron públicamente por la muerte violenta de uno de sus caninos hembra, una perrita, en la operación que dio de baja al mono “Jojoy”, quién dijo miedo, se les fueron los gritos por los aires, babearon rabiosamente, cual esquizofrénicos políticos, protestando  porque los mandos se lamentaban por la muerte de su perrita y no por la del mono Jojoy.  En este caso se les invirtieron los valores proanimalistas.  

Ahora el escándalo mediático es porque unos policías mataron a un perro en un poblado del país.  Y el mismo Comandante de la Policía salió a los medios a pedir perdón por la muerte del perro.  Esto es vergonzoso, parece una tragicomedia de muy mal gusto.  ¿Acaso saben qué se hace en los campos colombianos cuando un canino tiene rabia y muerde, o puede morder, contagiando niños o adultos, llevándolos eventualmente a la muerte?   Un país ante cifras escalofriantes de inseguridad y criminalidad organizada, que ve morir impasible a 30 mil personas al año, es arrastrado al escándalo farisaico trastornándose socialmente por la muerte del can y no por el asesinato de miles de colombianos.

Vargas Lleras, el presidente Santos y el ministro Rivera, deben decidir sobre el tema

Igual ocurrió con el tema de las cárceles militares.  Tan probos y ejemplares  los civiles en el manejo de las cárceles, resultaron a última hora.  Qué escándalo montaron porque supuestamente, eso está por esclarecerse, un mayor encarcelado en Tolemaica realizó  francachela estando detenido, para terminar violentando los derechos judiciales de los militares detenidos, negándoles su derecho a estar recluidos en cárcel especial militar, como lo ordena la ley y abusivamente ordenando el traslado de militares a cárceles ordinarias, en donde se pondrán a merced de aquellos avezados criminales a los que persiguieron y enfrentaron, a veces extralimitándose por cumplir, por defender  a los colombianos.  La verdad  fiestas fiestas, verdaderas bacanales y orgias, sí que se hacen y se seguirán haciendo en los reclusorios civiles, esos que manejan el Inpec y la clase política desde el ministerio de la política.  Es que la platica  siempre termina por corromper más fácilmente a quienes sirven de guardianes por la paga, sin atadura con el honor militar.  Si miramos estadísticas sobre fiestas, fugas, drogas, prostitución, homosexualismo y armanetismo, en las cárceles colombianas, hace rato debimos haber cerrado todas las cárceles civiles.  Así que este motivo tan pueril fue lo único que tuvieron a la mano para montar el escándalo farisaico contra las CRM.

Debemos preguntarnos quien o quienes están detrás del escándalo mediático contra los centros de reclusión militar – CRM. Es claro que el mamertismo resentido, luego de su guerra contra el fuero militar, es uno de los interesados.  Pero en este caso el “hombre de atrás” debe estar en alguna otra parte, porque tras de esto se mueven intereses muy grandes, que van de lo perverso a lo económico.

Sea quien sea el interesado individual o grupal, en que los militares, en medio de una guerra, por reales o supuestos delitos cometidos en la guerra; investigados y juzgados por civiles que muchas veces tienen militancias cercanas, ideológicamente, a los enemigos políticos y armados de los militares, sean llevados a cárceles comunes en donde compartirán existencia con aquellos a quienes se enfrentan en la guerra, además de ser canalla, es una violación a los derechos consagrados en la ley para los militares, y no hablo de fueros, hablo de derechos de reclusión, que como mínimo debe garantizar con lealtad y gallardía  el gobernante, su Comandante Supremo,  si pretende, no solo ganar la guerra, sino tener ejercito.

Febrero 01 de 2011

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