PEDRO ALONSO NIÑO, DESCUBRIDOR DE AMÉRICA
América surge entonces como la oportunidad liberadora de siglos y siglos de monarquías opresoras, de desigualdades y pobreza. Cada uno de los atrevidos que osaron salir del Viejo continente llevaba la idea firme de emancipación y, sin importar que fueran pobres o ricos, viejos o jóvenes, rompieron con sus lazos en Europa para venir en busca de sus sueños
PEDRO ALONSO NIÑO, DESCUBRIDOR DE AMÉRICA
Por Ricardo Puentes Melo
(Fragmento tomado y adaptado del libro del mismo nombre)
Es evidente el hecho de que el Descubrimiento de América parte en dos la historia de Europa. Ni Colón, ni los Reyes Católicos ni quienes financiaron la empresa descabellada tenían idea alguna de los profundos cambios que habrían de suceder con la aparición de este nuevo continente.
Desde que Américo Vespucci anunció que se había descubierto no un nuevo camino a la India, sino un continente nuevo, se replanteó todo el pensamiento europeo, se contradijo toda la ciencia acumulada en miles de años, las doctrinas de la Iglesia Católica y la tradición filosófica iniciada por Platón poco más de 2.000 años atrás. La loca obsesión de un desconocido genovés sirvió para confirmar que la tierra era redonda y que ésta giraba alrededor del sol y, sin quererlo, implantó en la ciencia la necesidad de la duda y de otro método de experimentación y razonamiento.
América surge entonces como la oportunidad liberadora de siglos y siglos de monarquías opresoras, de desigualdades y pobreza. Cada uno de los atrevidos que osaron salir del Viejo continente llevaba la idea firme de emancipación y, sin importar que fueran pobres o ricos, viejos o jóvenes, rompieron con sus lazos en Europa para venir en busca de sus sueños. La ansiada Independencia empezaría a gestarse desde el momento en que los hombres de Colón desembarcaron en Guanahaní y que luego seguirían hombres de todas las naciones y condiciones a los cuales sólo los unió una sola causa: Un mundo mejor.
Así, tan valiente fue Colón como los noventa tripulantes que lo acompañaron en la quimera; tan descubridores fueron estos como aquél; y tan merecedores de que los guardemos en nuestra memoria histórica.. con sus aciertos y errores.
No imagino cuántos -aunque supongo que serán muchos- han sentido indignación por el proceso histórico de poblamiento americano desconociendo que fueron antepasados suyos -nuestros- quienes llevaron a cabo esta empresa de descubrimiento y conquista sojuzgando y exterminando a los naturales para poblar esta tierra y hacerla suya y de sus descendientes. No imagino cuántos desconocen también que llevamos tanta sangre de dominadores como de los dominados.
De los compañeros de Colón poco o casi nada se conoce con excepción de algunos esfuerzos entre los cuales se encuentra el de Magdalena Corradine -sobre la familia Niño-, que sirvió de punto de partida a este trabajo, y acerca del cual ella expone sus razones: “Casi siempre se miran los hechos y personajes históricos, aún los de la historia nacional, como ajenos y lejanos a nosotros mismos, pero esto ocurre precisamente por desconocimiento y falta de investigación sobre los vínculos que los unen a nosotros o a nuestro entorno más cercano”.
Corradine estableció que Pedro Alonso Niño llegó al Nuevo Mundo en compañía de Colón, como dueño de una de las naves, “capitán y Piloto Mayor y Armador Mayor de la flota, gente y navío que el dicho Almirante Colón como general trajo para el dicho descubrimiento”; La Niña era propiedad de los hermanos Niño, y era piloteada por Juan Niño en el primer viaje de Colón; era una nave rápida y elegante, de proporciones moderadas, provisto de velas triangulares. Pedro Niño era piloto de la Santa María, a bordo de la cual viajó el Almirante Colón; y, asegura Corradine, que fueron los hermanos Niño y los Pinzón -junto a Cristóbal Colón- los pilares básicos del viaje descubridor.
Pedro Alonso Niño fue uno de los que apoyó a Colón cuando el resto de la tripulación quería echarlo por la borda y dar marcha atrás hacia España, pero, al parecer, posteriormente no mantuvo relaciones cordiales con el Almirante ni con la Corona Española, y esa pudo haber sido la causa de que no haya tenido la trascendencia histórica que, a juicio de varios historiadores, él merecía.
Entre 1495 y 1496 capitaneó varias embarcaciones dirigidas a las Indias y recibió el título de Piloto Mayor de las Indias. A finales de 1496 regresó a Cádiz con un cargamento de esclavos. Los hermanos Niño (Juan y Pedro) eran armadores en Villa de Palos así que a Pedro no le costó mayor trabajo regresar al Nuevo Mundo prescindiendo de Colón. Tenía licencia real para el viaje pero con la condición de que no llegase a lo descubierto con el Almirante sino más allá de ‘cincuenta leguas’. Como Colón quisiera monopolizar bajo su control todo el tráfico de oro y riquezas hacia Europa, Alonso de Ojeda y Pedro Niño quisieron arrebatarle a Colón los viveros de Perlas de Margarita y esto benefició a los hermanos Guerra de Triana quienes organizaron la expedición. Sin embargo, fue Pedro Alonso Niño quien dirigió la primera expedición en busca de perlas.
Entonces, Pedro Alonso Niño no hizo caso de las órdenes de Colón, y atracó en los lugares ya visitados con el fin de aprovisionarse de perlas. En la primavera de 1499, cuando empezaron los viajes de particulares a Indias, Pedro Alonso Niño y Cristóbal Guerra emprendieron viaje a la costa de las perlas con una carabela y 33 hombres. Partieron de Palos y, siguiendo el itinerario del tercer viaje colombino, llegaron a Paria y a la isla Margarita, donde cargaron perlas “como si fuera paja“, según Pedro Mártir de Anglería. También llegaron a Cumaná. En la primavera de 1500 regresaron a España y arribaron a Bayona de Galicia. Allí quedó preso Pedro Alonso Niño, acusado de no haber dado a los reyes la parte que les correspondía.
Sucedió que, cuando estaba de vuelta a Europa, se detuvo en Galicia donde se encontraba el ‘Visorrey Hernando de Vega’, señor de Grajal; surgieron problemas y los compañeros de Niño lo acusaron de no repartir equitativamente el cargamento ni haber guardado la quinta parte para el Rey. Las noticias llegaron a oídos de Hernando de la Vega quien lo hizo prender, le decomisó las perlas y el navío y lo envió preso a la Corte donde después de mucho trabajo consiguió su libertad. Éste fue el cuarto y último viaje de Pedro Niño al Nuevo Mundo a quien algunos historiadores colocan a la altura de Alonso de Ojeda y Rodrigo de Bastidas.
En 1502, don Pedro Alonso Niño aparece otra vez en escena como piloto en la armada que llevó al nuevo gobernador a Indias. Murió en ese mismo año de 1502 a consecuencia de un huracán que hundió la flota en que regresaba también Francisco de Bobadilla.
Aunque Pedro Alonso Niño evitó que Colón fuera lanzado por la borda poco antes de avistar tierra, se convirtió en su contradictor ya que no compartía ni sus métodos ni sus fines, como tampoco los compartieron Juan de la Cosa, Américo Vespucio y Alonso de Ojeda.
Si bien sabemos que el navegante y descubridor español Pedro Alonso Niño había nacido en Moguer, Huelva, de su juventud sólo sabemos que antes de embarcarse con Cristóbal Colón había navegado por la costa de África.
De los antepasados del navegante Pedro Alonso Niño y sus hermanos, muchos historiadores aseguran que descienden del Almirante Pero Alonso Niño, el mismo “el conde Pero Niño”, en cuya crónica, escrita por su adalid en el segundo cuarto de siglo XV, y que es un tratado de caballería así como un relato de campañas. Vargas Ponce, su biógrafo, celebra en el “Vitorial” a un caballero que nunca ha sido vencido ni en las justas ni en la guerra, ni en el amor, cuyas batallas más importantes se desarrollaron en el mar.
El Almirante Pero Niño, fue el primer Conde de Buelna, cuyo solar es el más conocido del apellido Quijano, de don Quijote. En Buelna se levanta aún la torre medieval del Almirante Pero Niño. Muchos historiadores le atribuyen a este Almirante, el ser el verdadero predescubridor de América del que habla Miguel de Cervantes en El Quijote. Nada extraño sería.
Por línea materna, el Almirante Pero Niño descendía de la casa de Gracilaso, que es a su vez el linaje del poeta Garcilaso de la Vega y Pérez de Guzmán, bisnieto de Don Fernán Pérez de Guzmán y Ayala, cronista del reinado del rey Juan II y por tanto de los tiempos del Almirante Pero Niño.
Para Vargas Ponce el Almirante Pero Niño en tierra podía ser uno más, pero en el mar era el amo, y su biógrafo dice en el Capítulo 92 de “El Vitorial”: “Ya las ropas de martas (de gala) non se vestían tanto que la cota de malla non se traxiese más continuadamente”, es decir, el conde Pero Niño iba armado de los pies a la cabeza. Casualmente, en el Quijote se dice esto inmediatamente antes de evocar al caballero arrastrado hasta tierras remotas y desconocidas: “Los más de los caballeros que agora se usan, antes les crujen los damascos, los brocados y otras ricas telas que se visten, que la malla con que se arman”. (Cap. II, I).
El hecho es que el Almirante Pero Niño, cuando contaba solamente 25 años de edad, ya estaba al frente de la armada de Castilla; y en Francia le tenían por un héroe gracias su actuación en la guerra de los Cien años.
Don Pero Fernández Niño, abuelo de Pero Niño, había hecho –al igual que éste-: “escrevir algunas de las cosas de las que pasaron en su tiempo”. Es de los archivos y escritos del abuelo, que el biógrafo de Pero Niño saca material para el “Vitorial”, como por ejemplo, el “Cuento de los Reyes” o “Historia de Bruto y Dorotea”, y también parte de lo que cuenta del advenimiento al trono de la casa de Trastámara en 1369, que fue lo más señalado del momento histórico que le tocó vivir al abuelo de quien sería Almirante de Castilla y primer conde de Buelna en 1431, título concedido por el rey Juan II de Castilla. Como se ve, los Niño del Descubrimiento de América tenían en su sangre la vena literaria de sus antepasados.
En 1414, cuando la cartografía de la época muestra un velero español navegando por aguas antillanas, el almirante Pero Niño contaba cerca de 36 años de edad, ya que se supone que nació en los primeros meses del año 1378; así que –aseguran algunos- si el piloto desconocido del Quijote y ese anónimo navegante del velero eran la misma persona, y según el Quijote era del linaje de Niño, el piloto desconocido podría ser familia del Conde de Buelna, que por cierto entonces se escribía “Huelna”, que se parece a “Huelva” (así, como “Huelva”, escribe Fernando Colón al pueblo montañés de Bielva en su Cosmografía).
Sabemos del piloto desconocido porque éste regresó y pudo contar su aventura. Y quien escribió El Quijote al parecer conoció su nombre. Aquel desconocido se llamaba Alonso o Alfonso, un nombre frecuente entre los Niño seguramente desde aquel bastardo del rey Alfonso X el Sabio conocido como Alfonso el Niño, que sería hermanastro del Infante Don Fernando de la Cerda y del rey Sancho IV el Bravo. Este rey Sancho IV fue el que le dio el título de El Bueno a Don Alonso de Guzmán, linaje también de almirantes, y este rey era sexto abuelo de los Reyes Católicos, Don Quijote dice que entre su quinto o sexto abuelo se podría hallar un rey (Cap. XXI).
Pero Alonso Niño (o Pedro Alonso Niño), piloto y mastre mayor de la armada del viaje de 1492 volvió con Colón en
marzo de 1493 en la carabela de su propiedad, La Niña, del viaje del Descubrimiento. Al respecto, un comentarista dice: “Curiosamente, Don Quijote y su escudero se llaman Alonso y Sancho, como el rey Sabio y su hijo Sancho, y ya saben que en la corte de Sancho IV el Bravo sitúa Lope de Vega La Estrella de Sevilla, en cuya obra ven los eruditos cierto parecido con el drama de Escobedo y esa serie de personajes que circularon por la corte de Felipe II, de los que Caro Baroja pasaba mucho porque le parecían personajes de opereta, según dice en la obra de Mercedes Fórmica (la hija de don Juan de Austria)”.
También, la biografía del Almirante Pero Niño se cita en la Historia de Medina del Campo en la cual se menciona la fortaleza de La Mota (la biografía de Pero Niño es un códice del siglo XV y es una de las referencias más antiguas que se tienen de ella), y de ahí viene el apellido de la Mota y el nombre de Pedro de Bustamante, que aparece en la lista referida con los dineros para la redención de cautivos, está asociado precisamente con el de la Mota y con el de Flores, pues está escrito así:
“Mas a pº de bustamante y andrés de la mota y alonso de flores”, y tras doce nombres más, aparece: “Más a fray juº gil procurador de la trinidad”, que fue el redentor de Miguel de Cervantes”.
Así que es muy factible que Pedro Alonso Niño, el co-descubridor de América junto a los Pinzón y a Cristóbal Colón, haya sido nieto del Almirante Pero Niño.
Pedro Alonso Niño fue, también, profesor de cartografía y geografía del príncipe Juan (hijo de los Reyes Católicos). Su nieto, Pedro Alonso Niño, hijo de Francisco Niño, se estableció en Tunja y es él y su sobrino Francisco Niño Bueno, los troncos de este apellido en Colombia y a los cuales se unirán otros como Rojas, Camacho, de Castillo, Domínguez, Barreto, Márquez, Herrera, Cuervo, Camacho, Perilla.. y varios más cuyos portadores optaron por cualquiera de las dos opciones: o jurar fidelidad al Rey, o apoyar la causa de la Independencia. No es raro ver que entre sus descendientes -incluso en una misma familia nuclear- unos fueran aclamados como próceres y otros echados a patadas hacia España; en ambos casos -tanto los entusiastas independentistas como los furibundos realistas- unos y otros, llevando el mismo apellido, sufrieron cárceles, confiscaciones, patíbulos y todo lo resultante de ser fieles a sus ideas.
América se convirtió para los europeos en un abanico de posibilidades que empezaron a formar con su sangre y sus ideas lo que hoy no hemos terminado de plasmar: El sueño de nuestros antepasados de vivir en una nación libre y en paz.
Un sueño que aún no logra realizarse debido a que Colombia posee una de las historias y procesos más fascinantes pero también más atribulados de América: La lucha por una unidad nacional a pesar del arraigado sentimiento regional, de la pluralidad racial y de la complejidad cultural, de los credos religiosos, así como de tantos otros factores que los historiadores todavía discuten.
Así pues, sea este 12 de octubre una oportunidad para rendir un homenaje a don Pedro Alonso Niño, capitán y Piloto Mayor y Armador Mayor de la flota, gente y navío que el dicho Almirante Colón como general trajo para el dicho descubrimiento.
Don Pedro Alonso Niño, uno de mis antepasados.
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