¿QUÉ HACER?
La Marcha confirmó que la consigna es poner a las Farc en las páginas políticas de los diarios y a Uribe y su equipo en las páginas judiciales. El enemigo quiere poner a ‘Timo’ en el congreso y a Uribe en la cárcel. Ahora sí, sabiendo lo que pasa, preguntémonos: ¿qué hacer?
¿Qué pasa?
Por José Obdulio Gaviria
Abril 25 de 2012
¿Cuántos colombianos querrán una “segunda y definitiva independencia” impuesta por el Movimiento Bolivariano que lidera Chávez -ese emblema de “amistad”, ese “generador de estabilidad política en la región”-, quien en Colombia tiene como par y camarada a ‘Timochenko’, líder de la banda terrorista Farc?
Hay, sí, millones de ciudadanos temerosos de que se nos quiera imponer a la brava esa “segunda independencia”. Y muchos están indignados por la indolencia del Gobierno, que no hace nada por neutralizar a sus promotores. La alarma que hizo sonar el comandante del Ejército sobre el carácter fariano del movimiento “Marcha patriótica” fue ensordinada por el Ministro del Interior (quien pasará próximamente a ser ministro de titulación de casas en el aire), y por su numen, la revista Semana, que es como un órgano de difusión oficialista.
Me han llegado infinidad de twitters y de correos de gentes desesperadas ante el reencauche de las Farc; ante el nuevo protagonismo de su discurso; ante la avalancha de aplausos por el regreso triunfal de la banda y de sus temas al debate político abierto y “legal”. Y, claro, la gente no está preocupada solo por los discursos -¡si en eso se quedaran no habría problema!, dicen-, sino porque tales discursos siempre han sido antesala de oleadas de secuestros, destrucción de pueblos, siembra de minas, bloqueo de carreteras, masacres y desplazamientos masivos. Por eso, en cada email, en cada foro, en los encuentros casuales en los sitios públicos, nos reclaman respuesta a esta pregunta: ¿qué hacemos?
Creo que, antes de decidir qué hacer, deberíamos saber qué pasa. Demos datos: “En el año 2000, en el Caguán, las Farc lanzaron el Movimiento Bolivariano, una fuerza propia, ilegal y clandestina; ahora alientan un movimiento legal y diverso”. Eso es lo que pasa.
¿Por qué pongo esa frase entre comillas? Porque no soy yo el que se enteró; fue León Valencia. Él, ¡sincero que es!, nos lo dejó saber en su última columna. Y pasa, también, que el Gobierno, convencido por asesores como Valencia, piensa que las Farc sí “estén pensando de verdad en venir pronto a la vida civil”.
León Valencia -y, por ende, el Gobierno o, por lo menos, su asesorado mininterior- dice que las Farc van a seguir el ejemplo de Eta: “En España -escribió Valencia-, la presión de la izquierda abertzale y de su dirigente Arnaldo Otegi ha sido fundamental para obligar a Eta a declarar un cese definitivo de la violencia y empezar el camino hacia la reincorporación a la vida civil”. ¿Cese definitivo de la violencia? ¿Incorporación a la vida civil? ¡Cuidado! Lo que se está fortaleciendo es la alianza de dos bandas terroristas activas, Eta y Farc; y ambas van por todo el poder. No fue casualidad la presencia de Asier Altuna como delegado oficial de Eta en la Marcha Patriótica.
En el portal Vox-Populi, Jaime Restrepo Restrepo nos dio a conocer el prontuario del delegado, un delincuente mayor, un tipo capaz de tener un carro bomba en el parqueadero de su apartamento. Altuna resultó menos hipócrita que nuestro columnista de Semana. Confesó en Anncol, la página web de las Farc, que “uno de los pilares principales de la estrategia de la Izquierda Abertzale es la acumulación de fuerzas (…), razón de ser de la Marcha Patriótica”. ¡A buen entendedor, pocas palabras bastan, señores!
La Marcha confirmó que la consigna es poner a las Farc en las páginas políticas de los diarios y a Uribe y su equipo en las páginas judiciales. El enemigo quiere poner a ‘Timo’ en el congreso y a Uribe en la cárcel. Ahora sí, sabiendo lo que pasa, preguntémonos: ¿qué hacer?
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