Segura recesión económica global
Aparte del impacto psicológico en millones de encerrados en todas las latitudes, el día después tendremos que enfrentar una casi segura recesión global y que, como todas las graves crisis, siempre afecta más a los más desfavorecidos y a los países más pobres. Algunos incluso apuntan que esta crisis será más grave que la del 2008. El diario español La Vanguardia, al citar una fuente del Fondo Monetario Internacional (FMI), aseguraba recientemente:” Ese año, en el 2008, el PIB mundial se contrajo un 1,7%, en lo que entonces fue la peor recesión en 80 años. El coronavirus ha logrado detener la actividad del planeta de tal forma que lo que hace unos meses apuntaba a un crecimiento superior al 3% ahora se ha convertido en un retroceso que se aproximará al 2% negativo».
El periódico económico colombiano Portafolio, en una línea aún más pesimista, resumía el estado del mundo tras la llegada del coronavirus y alertaba acerca de lo que estaba por venir: «En pocas semanas, el coronavirus y el confinamiento de millones de personas que causó casi han aniquilado la economía mundial, hasta el punto de que algunos economistas prevén la recesión más violenta de la historia moderna, quizás peor que la Gran Depresión de los años treinta del siglo XX. Esta irá además acompañada de una disparada del desempleo. Su alcance dependerá de las medidas que tomen gobiernos, bancos centrales e instituciones internacionales, y de la duración de la crisis sanitaria».
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ya han alertado que la crisis tendrá un fuerte impacto en el continente y que estamos ad portas de una grave recesión económica, que tendrá un fuerte impacto social, elevando la pobreza de 65 millones a 90, y generando un alto desempleo en todas las economías de la región. La secretaria Ejecutiva de la entidad, Alicia Bárcenas, indicó que el aumento en el desempleo llevaría a que, de los 620 millones de habitantes de la región, el número de pobres subiría de 185 a 220 millones de personas, mientras la población en pobreza extrema podría pasar de 67,4 a 90 millones, según recogía una información publicada en el diario El Tiempo de Bogotá. Es decir, que el día después del coronavirus, tras haber contemplado atónitos como llegaba hasta nuestras casas el silencioso tsunami del COVID-19, tendremos que lidiar con las consecuencias del mismo y ponernos manos a la obra, sin dilación, a la titánica tarea de la reconstrucción económica. Otra vez, como en el 2008, vuelta a empezar.
¡Atentos!
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