RESPUESTA DEL CORONEL PLAZAS A CARLOS ALONSO LUCIO
Hay una parte de su expresión que no puedo compartir, en la que Ud. sugiere que yo también debo ser perdonado. ¿Perdonado de qué, Doctor Lucio? Si yo no he cometido ningún delito. Yo no estoy pidiendo perdón ni lo voy a aceptar. Yo estoy pidiendo justicia que es diferente
Respuesta del coronel Plazas Vega a Carlos Alonso Lucio
Bogotá, 22 de enero de 2012
Doctor
Carlos Alonso Lucio
Ciudad
Respetado Doctor Lucio
Por los medios de comunicación me he enterado de las palabras pronunciadas por Ud. en la Iglesia Cristiana Casa sobre la Roca el 11 de diciembre de 2011, como parte de un sermón en el cual Ud. hace un recuento de su trayectoria al margen de la ley, pide perdón y manifiesta su deseo de reconciliarse con la sociedad colombiana. Esa actitud suya la celebro.
En ese sermón que lo escucharon más de quinientos feligreses y fue ampliamente divulgado por la misma Iglesia Cristiana donde se efectuó la prédica, Ud. reconoció la autoría intelectual y material del asalto al Palacio de Justicia por parte del llamado “Movimiento 19 de Abril, M-19” al cual Ud. pertenece desde sus comienzos. Manifestó también en esa alocución su indignación por el hecho de que el suscrito Coronel Luis Alfonso Plazas Vega se encuentra preso, cuando los miembros del M-19 que cometieron los delitos allí perpetrados fueron perdonados. Muy valiente de su parte al aceptar una realidad que si bien todos los colombianos conocen, pocos se atreven a expresar, por temor a los miembros de ese movimiento que hoy paradójicamente y como una flagrante demostración del desordenamiento jurídico de la nación, están en los cargos públicos más importantes del país, mientras los defensores del sistema democrático estamos privados de la libertad. Muy valiente Doctor Lucio.
Pero hay una parte de su expresión que no puedo compartir, en la que Ud. sugiere que yo también debo ser perdonado. ¿Perdonado de qué, Doctor Lucio? Si yo no he cometido ningún delito. Yo no estoy pidiendo perdón ni lo voy a aceptar. Yo estoy pidiendo justicia que es diferente. En mi caso solo cabe la absolución, como en los de otros oficiales igualmente inocentes. Ya han venido a visitarme dos parlamentarios uno en 2008 y otro en 2011 a sugerirme la aceptación de una amnistía e indulto y les he manifestado que están totalmente equivocados. No se pueden aplicar esas figuras a una persona inocente. Muy buenas sus intenciones, pero no las puedo compartir.
Durante su sermón, Doctor Carlos Alonso Lucio, estuvo Ud. todo el tiempo acompañado de su esposa la Fiscal General de la Nación Viviane Morales, quien no es para nada ajena a sus puntos de vista. ¿O era que sus frases iban dirigidas más a ella que a mí? En aras de la justicia lo que se debe hacer es abrirle investigación formal a la autora del montaje con el cual se me ha privado la libertad desde hace cuatro años y medio, la abogada Ángela María Buitrago. Hace más de seis meses la Procuraduría General de la Nación pidió la reapertura de dicha investigación sin embargo inexplicablemente no pasan de preliminares.
Si están tan afectados por la injusticia que se ha cometido contra mí, ¿porque no se abre la investigación por parte de la Fiscalía General de la Nación contra la autora de tamaña injusticia? La sola apertura de esa investigación acaba con el proceso que la señora Buitrago se inventó en mi contra.
Que un ciudadano normal me dé una palmada en la espalda o haga una oración pidiendo que se me haga justicia, porque no puede hacer nada diferente por mi injusto caso, me parece gratificante. Pero frente a sus expresiones hechas con la aquiescencia de su esposa, Doctor Lucio, yo preferiría las obras a las palabras.
No se trata de conseguir aplausos mediante una frase, en una sociedad que me ha rodeado con su afecto a pesar de la campaña mediática y jurídica en mi contra. La verdad es tan tozuda que cuando el sistema judicial pretendió desprestigiar a este soldado colombiano, terminó el sistema judicial desprestigiado. Se trata de hacer una verdadera justicia, especialmente cuando ella está al alcance de la mano.
Atentamente,
Coronel Luis Alfonso Plazas Vega
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