RODRIGO OBREGÓN: “NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA”

“Nadie es profeta en su tierra”: Rodrigo Obregón

Por Ricardo Puentes Melo

Febrero 26 de 2012

Rodrigo Obregón, el actor y activista de Derechos Humanos que decidió sacrificar su carrera artística para luchar por las familias de los soldados y policías muertos o mutilados por el terrorismo de las narcoguerrillas, ha estado siempre en el ojo del huracán mediático. Su lucha desde la Fundación Colombia Herida, la defensa del legado de sus padres -el pintor Alejandro Obregón y la directora del Ballet Nacional, Sonia Osorio-, y su trabajo en Hollywood al lado de rutilantes estrellas del cine, lo han convertido en el manjar de los medios que, o lo odian o lo aman, pero siempre lo han buscado.

Quisimos hacerle esta entrevista en vista de su regreso a Los Ángeles, California, y averiguar si abandona sus luchas en Colombia.

Ricardo Puentes Melo: ¿Por qué te fuiste de Colombia?

Rodrigo Obregón: Yo no me he ido de Colombia, donde quiera que yo esté, estoy en Colombia. Para mí es muy difícil irme del país, es algo que uno lleva por dentro a pesar de todos su errores y todas sus inviabilidades.  Todavía es una tierra en donde uno tiene raíces muy profundas debido a ancestros que le han metido la ficha al ciento por ciento. Así que donde quiera que yo esté, tendré a Colombia. Aunque sí es cierto que ya no estoy trabajando aquí, regresé a lo que ha sido mi hogar y donde he desarrollado toda mi carrera que es Hollywood. El proceso de  mi vida me llevó allá, donde soy muy feliz porque estoy rodeado de gente afín con la que hacemos la clase de cine con la que fui forjado con los directores que anhelé. Es que la actuación, el supremo arte que tanto admiro y venero, allá se da con una conjunción de grandes artistas que han ido dejando un conocimiento que ha pasado de generación en generación.

RPM: ¿Por qué la decisión de irte, por qué no trabajar acá?

RO: Todo es muy circunstancial y todo comienza desde hace mucho tiempo. Lo que está sucediendo en este momento es el producto de unas decisiones que yo tomé temprano en mi vida.

Creciendo como hijo de artistas muy importantes,  como Alejandro Obregón y Sonia Osorio, a la edad de 6 ó 7 años ya podía comprender que eran seres fuera de lo normal, que eran seres extraordinarios, en su trato, en la forma como tomaban sus decisiones, en lo que producían….  Es decir, yo sabía que ellos no sólo eran extraordinarios como artistas con un supremo grado de disciplina sino que, al mismo tiempo, eran personas que eran tenidas en alta estima por el resto de la sociedad. Yo comprendí que si yo crecía en Colombia bajo la sombra de ellos, nunca iba a poder tener la certeza de quién era yo, siempre tendría una duda de si mis logros se deberían a ser hijo de quien era. Por eso decidí a muy temprana edad irme de Colombia para desarrollar mi carrera por fuera del país y eso fue lo que me llevó a comenzar mi carrera en Nueva York, a los 15 años de edad, haciendo teatro en Off Broadway. Por ello tengo el sentido de libertad, de certeza de haber triunfado en el mundo exterior donde Alejandro y Sonia no eran factores definitivos. No tengo ninguna duda sobre mis capacidades porque las he forjado con esfuerzo, trabajando con la mejor gente que he encontrado en el camino. Así, en ese estado de cosas he trabajado más que todo por fuera de Colombia, en Estados Unidos, en Italia, en Holanda, en Francia, en Inglaterra, hasta en Rusia. En Rusia hice películas de vaqueros; en el cine todo es posible-

En Los Ángeles, California, he rodado 43 películas internacionales, pero a pesar de desarrollar mi carrera allá, nunca me separé de Colombia, de esa Colombia que uno idealiza y a la cual regresaba una vez al año a visitar a mis padres.

RPM: ¿Con 43 películas, cómo fue posible tener tiempo para la Fundación Colombia Herida?

RO: La Fundación Colombia Herida es un compromiso que tengo con el país. La fundé hace 23 años para apoyar soldados y policías heridos, así como a las familias de los caídos y heridos de las fuerzas militares y de policía. Colombia Herida siempre ha sido una entidad con la cual tengo un compromiso, por ello yo regresaba anualmente para impulsar, proteger y proyectar. En ese estado de cosas, hace doce años regresé a Colombia y en el curso de eso me vi envuelto por decisión propia en una guerra contra un cartel de falsificadores de obras de arte, específicamente de mi padre. Ingenuamente pensé que la justicia colombiana era funcional y clara en el sentido de que la autenticidad de una obra es decretada por los herederos de los artistas, sean sus hijos, su cónyuge o la persona que ese artista determina como su compañero o compañera de vida. Yo capturé a esta persona que manejaba las falsificaciones como se hace en Estados Unidos, lo que se llama un arresto ciudadano, con todas las de la ley, denunciando ante el DAS, informando a los medios. Eso fue muy conocido porque fue una captura cinematográficamente espectacular,  y yo asumí que en seis meses me encontraría de vuelta en Los Ángeles.

La realidad fue que el abogado al que yo le di el poder para representarme no hizo nada. Los representantes legales del cartel de falsificadores, que como es normal en los delincuentes, se mueven mucho mas rápido con la justicia que los ciudadanos del común, hicieron toda clase de alianzas y estrategias, consiguieron personas que certificaron que los cuadros eran auténticos y al cabo de año y ocho meses se me informó por los medios que el fallo era que los cuadros eran auténticos y que el estafador me había instaurado cinco demandas multimillonarias por mil millones de pesos cada una por injuria, calumnia, falso testimonio y otras . El falsificador dijo que cuando yo lo capturé y lo señale diciéndole que era un estafador, le había puyado el ojo causándole cataratas, y tenía los documentos médicos para probarlo.

Como supondrás yo comprendí que ya yo no me iba a regresar a Los Ángeles rápido. Entonces comenzó una lucha bien difícil en la que

yo tenia todo en mi contra, la justicia trabajando de la mano de un criminal para hundirme, llevarme a la cárcel y entregarle todo mi patrimonio porque todas las “pruebas” estaban a favor de él. La justicia decía que los cuadros eran auténticos, siendo unos simples mamarrachos. Mi hermana Silvana Obregón consiguió copias de los documentos de este falsificador que tenía montañas de documentos y testimonios donde se certificaba que tal cuadro venia de aquí, el otro venia de allá…  y todos esos documentos estaban firmados por personas que estaban muertas, no había ni una persona viva en esos documentos, no había nadie a quien preguntarle sobre la veracidad de sus testimonios. Mi hermana tomó esos documentos y se fue a caminar por la Cartagena del centro, porque en la época en que supuestamente habían pasado estas cosas en Cartagena habían dos notarias en el centro; así que llegó a una notaría y dijo: “¿este documento es de aquí?”, y le dijeron que sí pero que ese notario ya no estaba por allí. Por fortuna, la hija del notario sí estaba. Silvana habló con ella, y la hija del notario encontró que la firma de su padre había sido falsificada. Al día siguiente llego el padre, un notario viejito, flaquito, con gafas,  miró el documento y dijo: “Me falsificaron la firma y el sello”.  Y con eso la madeja empezó a desenredarse.

Entonces la Fiscalía General de la Nación se vio obligada a decretar una investigación interna secreta porque las cosas habían precluído y ya no había nada qué hacer; ya la justicia había dicho que los cuadros falsos eran auténticos,  y tenían que quedarse auténticos. Entonces le interceptaron los teléfonos a este personaje y al cabo de un tiempo, como de un año, lo allanaron y le encontraron seiscientas obras falsas debajo de la cama, en la cocina, en el closet, en el ático, en el baño. Tenía obras falsificadas de Botero, de Caballero de Morales, de Manzur, de Tamayo, de Picasso, de todo el mundo. Fue la mayor incautación de arte falso que ha habido en Colombia hasta ahora. Eso, sin embargo, abrió un espacio en donde yo todavía seguía luchando contra un sistema que no funcionaba; entonces, cada vez que un fiscal comprendía, lo cambiaban o se iba de vacaciones y metían a otro que no tenia ni idea de lo que estaba pasando y tocaba comenzar de nuevo, ese proceso duro 10 años y termino hace un año con la justicia finalmente sentenciando que los cuadros sí eran falsos y condenando a este personaje a cárcel y a pagar reparaciones.

RPM: ¿Doce años perdidos en Colombia?

RO: No. No fueron perdidos. Fueron doce años en esto. Pero no fue la única razón por la que yo me quedé en Colombia. Gracias a esos doce años tuve la fortuna de acompañar a mi madre en los últimos años de su vida, fortalecí la fundación que protege y proyecta las obras de mi padre, la fundación Casa Museo Obregón, me aseguré que el Ballet Nacional, un legado de Sonia Osorio continuara siendo el grupo embajador cultural principal por excelencia de Colombia.

El Ballet Nacional, un legado de Sonia Osorio triunfó en los mejores escenarios del mundo y en este momento lo tengo preparado para que vuelva a reconquistar esos escenarios. Es decir, esos doce años fueron años muy activos y productivos para mí, aunque mi vida de actor quedo relegada al olvido. Obviamente, no es que dejara de actuar. Empecé a escribir teatro, escribí cinco obras épicas e históricas para el Ejército Nacional que comprendió que tenían en su rango a un artista de importancia, Allí en el Ejército se desarrolló un sistema en el cual yo recibía quinientos soldados anualmente para seleccionar cien a quienes preparaba como actores y acróbatas de cine. Con estos actores puse en escena las obras que escribí, algunas de las cuales viajaron por todo el país -pero todo por las fuerzas militares-, dirigí cortos que estuvieron en el Festival de Cine de Cartagena, en el Festival de Cine de Bogotá; hice documentales.

Pero trabajar como actor, con actores que uno admira y con los que uno emprende vuelo, nada.  Porque la actuación hace que lleguemos a un punto de supremo arte en donde el público está tan extasiado como los intérpretes.  Eso aquí yo nunca logré conseguirlo, sin embargo mantuve vivo mi arte escribiendo, dirigiendo, preparando actores, haciendo documentales y cortometrajes… Pero esa otra cosa que me hacía vibrar, que me hizo brillar en Hollywood, en Nueva York, en Roma, en Ámsterdam, eso no lo tenía aquí.

RPM: Entiendo que también fuiste corresponsal de guerra…

RO: Siempre he tenido un compromiso importante con el país y, como humanista e historiador que soy, desde niño me ha gustado estudiar la humanidad, eso forma parte de ser un buen actor, escritor y director. Cuando estaba en Hollywood decidí cubrir las guerras de Centroamérica como corresponsal para empaparme de la realidad de la vida. Es evidente que en un país que se desgarra por dentro todas las emociones que viven dentro de un ser humano están a flor de piel, de tal manera cubrí la guerra de El Salvador y la guerra de Nicaragua en los años 80’s, lo que me llevó a comprender muchas cosas. Esa fue la semilla por la cual yo creé la Fundación Colombia Herida en Colombia, la cual apoya a los hombres y mujeres que luchan por las instituciones. Todo eso me ayudó no sólo a apoyar al ejército, sino a unirme a éste como oficial de la reserva.

Dentro del espectro de labores que yo estaba haciendo, como eventos culturales y de acción integrales dentro del ejército, enfoqué la necesidad de contarle al mundo las particularidades de esta guerra que nosotros vivimos en Colombia.

RPM: A eso iba.. Me enteré de una película tuya sobre el reclutamiento infantil por parte de las FARC..

RO: Cierto. Yo comprendí que las FARC, el principal enemigo del Estado colombiano, muy hábilmente había desarrollado una campaña internacional de medios para sustentar sus posiciones presentándolas como posiciones razonables, de tal manera que hicieron cine, disfrazado de documentales difamando al estado y a la sociedad colombiana, cine que presentaron en Europa y en el mundo con el que consiguieron infinidad de adeptos como la película “Guerrilla Girl” que ganó el principal premio de documentales del Festival de documentales de Ámsterdam, el más importante del mundo.

Quienes hacemos cine sabemos que es omnipotente, que la imagen rige. La imagen es lo que conmueve al universo para entender lo que está pasando en cualquier lugar del planeta y mientras que las FARC avanzaban en esta gran y exitosa campaña para presentarse como luchadores por la libertad,  presentando al Estado colombiano como un Estado tiránico, opresivo frente al cual la gente joven pensante se rebelaba y se unía a ellos para derrotar al Estado colombiano y sus Fuerzas Militares, el país ha estado completamente ignorante de esto, y ningún medio le ha hecho frente a esa gran campaña mediática.

Se le hacía frente a la guerra actual en el terreno y se lograron grandes triunfos, pero a esa guerra internacional de medios, tan importante y decisiva dentro de un conflicto, nadie le hacía frente.  Como entendí eso, decidí que era importante no sólo contrarrestar esa guerra en el campo de batalla sino que, además, debíamos tener presencia ante el mundo con una película importante, inteligente, llena de acción y de romance, con todos los elementos que hace que una película conquiste el mundo. Y me di a la tarea de hacer comprender que eso era lo que había que contarle al mundo;  y para mí, sin lugar a dudas, el problema más serio era el reclutamiento de menores por parte de las FARC.

La forma implacable con que las FARC han sumado niños a sus filas, reclutados a la fuerza en áreas donde tienen poder, la manera como los manipula,  cómo los trata y cómo funciona las FARC por dentro, se convirtió en mi objetivo.

RPM:¿ Qué pasó con ese proyecto…?

RO: Ha sufrido muchos tropiezos. Eso lo sabe cualquier cineasta que emprende estos caminos. Entre otras peripecias, el guión cayó en manos de una comunicadora corrupta, quien decidió leerlo en televisión para que no le quitaran la chiva. Mi proyecto secreto lo leyó en televisión y contó el final inesperado que tenía en el cual llevaba ya tres años trabajando

RPM: ¿Quién es esa comunicadora..?

RO: Trabajaba para Colombiana de Televisión, dirigía en ese entonces el programa SWEET.  Ella fue capturada por lavado de dinero de narcotraficantes, y tenía nexos con la mafia Yakuza japonesa.

Cuando me enteré que ella tenía mi guión en sus manos, le rogué que no lo fuera a publicar. Esto fue por allá en el 2002, una época en que las FARC estiraban sus brazos y agarraban al que quisiera. Le dije a la directora de SWEET que el asunto era delicado y que no lo divulgara porque entre otras lo había conseguido de manera ilícita pero igual ella lo publicó en televisión, agarró el guión y cómo el final era inesperado, lo leyó para gloria de ella, yo obviamente pude haberla demandado pero no quería hacer escándalo entonces cancele ese y empecé a escribir un nuevo guión sobre el mismo tema.  Este es el guión que llevo trabajando ya diez años para producir

RPM: ¿Nos puedes contar algo de ese guión?

RO: No quiero contar pormenores. Es un guión espléndido basado en la absoluta realidad.  Para hacer ese trabajo empecé a trabajar con niños soldados de todas las edades, de las FARC. Empecé a trabajar con niños que participaron en diversas batallas, diversas operaciones de las FARC, que fueron capturados o se entregaron. Hice un estudio muy profundo en el que fui comprendiendo poco a poco claramente cuáles eran los factores que incidían en esto, y empecé a elaborar este nuevo guión que, modestia aparte, es un gran logro, un maravilloso guión que ha sido muy apreciado en Hollywood.

RPM: ¿Hay gente de las FARC trabajando en ese proyecto…?

RO: Gente que era de las FARC, niños que fueron reclutados por ellos.  Empecé a trabajar con asesores que fueron ex guerrilleros de las

FARC, pero también trabajé con ex soldados, ex infantes de marina. Te recuerdo que yo también he participado en la guerra como oficial corresponsal y he acompañado al Ejército colombiano en operaciones como la liberación de la Zona de Despeje, la Operación “7 de Agosto” en el Guaviare, la Operación “Beraca” en Montes de María entre otras. Casi todos los del equipo hemos caminado los campos de batalla. Con todos ellos se empezó a crear este guión.

RPM: ¿Y qué ha pasado con ese guión.. Está ya en etapa de producción…?

RO: Bueno, el paso siguiente fue buscar los recursos para hacer la película,  porque considerando lo épico de su dimensión es un presupuesto un poco más caro del estándar de Colombia pero baratísimo para el exterior.  Las Fuerzas Militares nos apoyaron desde los altos mandos siempre con una actitud positiva de que nos iban a respaldar dotándonos de elementos para su realización, pero eso no era todo lo necesario…  se necesitaba dinero.

Así que se habló con varios millonarios colombianos que expresaron que les atraía el tema, que era importante decir algunas cosas que sucedía en Colombia y de alguna forma equiparar esa situación tan desigual ante el mundo entero,  pero nunca se pasó de las palabras. Ya pasaron diez años y no quedaron sino sólo palabras; me pedían un documento y yo les llevaba el documento, me pedían otro y yo llevaba el otro, me cambiaban los contratos, me prometían darlos y nunca los daban y, entonces, de pronto estos ciento cincuenta mil dólares que cada cual pondría se convirtió como en la suma más importante del mundo que no querían arriesgarse a perder.

En la última parte del desarrollo de esta película determiné entrenar a los actores de la misma.  Hice una selección de niños actores menores de edad, como los que participaron en la realidad en las operaciones de las FARC, y empezamos a entrenarlos de diversas maneras; por un lado como actores con la tradición teatral que yo llevo, una tradición teatral que se remonta desde Stanislavski, a través de mi maestro, que fue Lee Strasberg del Group Theatre de los Estados Unidos,  un movimiento teatral que le cambió la cara al mundo, que generó a Marlon Brando, a Al Paccino, a Robert De Niro, a Ellen Busrtyn, a Marilyn Monroe, James Dean…. Todos esos conocimientos depurados a través de las generaciones en Estados Unidos fueron los conocimientos que yo vertí sobre este grupo de muchachos para forjarlos, para que fueran los protagonistas de la historia, al mismo tiempo los compañeros ex guerrilleros de las FARC trabajaban con ellos para convertirlos en guerrilleros de las FARC con todas las habilidades militares que el sistema bélico de ese grupo narcoterrorista indica en su formación.

Entonces estos chicos avanzaban por un lado como actores de una forma espléndida y como conocedores de la preparación bélica de las guerrillas.

RPM: ¿Y, como no te dieron los fondos, decidiste regresar a Estados Unidos..?

RO: Fueron 10 años luchando para conseguir estos fondos. Como el asunto se estaba dilatando, decidí regresar a Los Ángeles para buscar otras fuentes de financiación. Allí entré de nuevo en contacto con mi vida de actor, sentí la gracia inmensa de volver a ser actor, y empecé a audicionar de nuevo y… ¡sorpresa! conseguí tres películas internacionales, una detrás de la otra.  Son películas importantes, una de las cuales ya filmé, otra que estoy filmando y una que voy a filmar.

RPM: ¿Entonces, se murió el proyecto de la película…?

RO: De ninguna manera. No me rindo fácil. Ahora estoy explorando la posibilidad de algún productor interesado y personas que quieran financiar este film en California. En Estados Unidos hay un interés en estos temas y la posibilidad de encontrar el dinero para hacerla. Espero que en Colombia algún día también se decidan a invertir en este proyecto.

RPM;¿El Fondo de Desarrollo Cinematográfico no te dio dinero?

RO: No, más bien hubo rechazo. Lo presente dos veces y la primera fue eliminado inmediatamente por un jurado que fue codirector de la JUCO con “Alfonso Cano”. Este sujeto pontificó: “Ese es un guión que no tiene nada que ver con nuestra realidad…”  y lo tiró a la basura, ejemplo que fue seguido de ahí en adelante por el Fondo.

RPM: Sé que casi todos los proyectos aprobados por el Fondo de Desarrollo Cinematográfico son de tendencia de izquierda, proclive a las guerrillas. Pero, ¿el proyecto se presentó al Fondo?

RO: Si y para mí fue obvio que la negación de apoyo a mi guión fue una decisión política. Le cerraron las puertas -con un poco de miedo, diría yo- y creo que la gran mayoría de cineastas colombianos son más bien como de unas líneas en clara simpatía antigobiernista y no siendo yo digamos un progobiernista, si soy un hombre que no condona el terrorismo de las FARC.

RPM: Sobre esas tendencias profarianas en el cine colombiano, pronto hablaremos en Periodismo Sin Fronteras. Pero, quiero escucharlo de tu inspiración,  ¿estos jurados y esta gente que maneja el cine en Colombia son proclives a las FARC?

RO: Hay mucha gente de izquierda, y definitivamente no son gente amiga de las Fuerzas Militares,  que tienen sus errores, por supuesto. Es que yo no oculto eso, pero yo honro a las Fuerzas Militares porque he acompañado a mis soldados e infantes de marina en operaciones de guerra y los conozco íntimamente y sé lo que sufren. Esta democracia no perfecta es la que hemos heredado de nuestros ancestros, y vale la pena luchar por ella y no entregársela a estos grupos de izquierda patrocinados por el comunismo internacional.

RPM: ¿Entre la gente que lo leyó hay alguien famoso en el mundo del cine que haya dado un buen concepto del

guión?

RO: Si, claro. A Andrew Davis director de “El Fugitivo”, le gusto el guión, al productor de “The Producers” y “Vanilla Sky”, Jonathan Sanger, también le fascinó el guión, ellos entre otros productores de Hollywood pensaron que era un buen proyecto y eso fue lo incongruente,  que aquí en Colombia en un Estado cinematográfico ideológicamente controlado por afinidades de izquierda que tal vez se llamen liberales y que toman decisiones políticas, cierran la puerta a otras voces.  Yo considero que el cine es la voz de la democracia donde todas las voces se deben escuchar pero ellos se hacen la idea de que sólo las suyas se deben escuchar y como son los que están mandando ahí…

RPM: Hay una historia de un corto, con el que tuviste problemas…

RO: Si, un corto de la Fundación Colombia Herida.  Allí comprendimos hace 14 años que era necesario crear un día para honrar la memoria de quienes han dado la vida o han sido heridos en defensa de la nación y sus principios.

Las grandes naciones del mundo tienen ese día en  que honran ese sacrificio, en Italia el “Il Giorno dei Cadutti” en España el “Día de los Caídos”, en Canadá “Remembrance Day”, en Estados Unidos “Memorial Day”, en Inglaterra “Poppy Day”  es un día que en todas las naciones se honra a quienes se sacrifican por ellas así que nosotros nos dimos a la tarea de crear ese día para volverlo ley.  No fuimos a pedirle el favor a ningún congresista para que nos hiciera una ley, nosotros creamos el día y empezamos a observarlo a punta de milagros en la Plaza de Bolívar, lo empezamos a observar en 2001 y lo convertimos en ley el 2003; es la ley 913 del 2003 que determina que cada 19 de julio, un día antes de la independencia, debe ser el día en que la nación honra ese sacrificio de nuestros héroes. Este ya es el treceavo año que lo observamos; sé que algún día los colombianos despertarán y comprenderán que es importante agradecer a las familias de aquellos que dieron la vida por el Estado de derecho. Ojala algún día los medios de comunicación no le sigan el juego a la extrema izquierda, y apoyen este merecido homenaje.

En Colombia, las familias de los caídos y heridos que se agrupan a la fundación –centenares, miles- sentían que la muerte de sus hijos era igual a un accidente de tránsito, o como si fuera lo mismo que el fulano que era acuchillado saliendo de una cantina. Las mismas familias no tenían ninguna relación con el país,  nadie les daba las gracias.

Para difundir esto en el país entonces decidí crear un corto para que exhibieran en los teatros por todo el país. Como el gobierno no difundió el día, porque el gobierno no difunde estas leyes, difunde leyes de impuestos, extrañamente, yo hice ese trabajo. Trabajamos con hombres extraordinarios, un veterano de la guerra con Perú  que aun vivía: Alonso Cuellar, un veterano de la guerra en  Corea que se llama Carlos Latorre,  un veterano de la guerra de hoy en día, Diego Castrillon y con una viuda de antinarcóticos de la Policía Nacional.  Creé una pequeña historia donde se encuentran en la Plaza de los Héroes Caídos en acción, al lado del CAN, por la avenida de El Dorado y, a través de ese encuentro se evidencia la observación de el día.  Fue una inversión grande de esfuerzo, de plata, de tiempo.

El asunto es que me lo empezaron a rechazar. Cine Colombia que porque era “muy violento”…. Y no tenía nada de violento….!

Finalmente el Ministerio de Cultura me lo rechazó dos veces, querían anularlo, querían que no se viera, me lo bloquearon como pudieron. Dijeron que había que quitarle la mención de la fundación, a pesar de que es una fundación sin ánimo de lucro.  Hombre, nosotros subsistimos a punta de milagros…!

Me lo bloquearon como pudieron y a fuerza de empeño, logramos que saliera. Cinemark lo adquirió y el año pasado en el 2012 salió en los teatros de esa cadena de cine.

Eso es sistemático de todo lo que ha sido mi existencia aquí, una lucha contra el sistema, una lucha contra la indiferencia, una lucha para todo. Es como si yo no calara aquí, como si yo fuera una figura quijotesca que no hace sentido.

RPM: Pero en Hollywood sí calas… Llegas y en nada consigues trabajar en tres películas. Es obvio quién tiene la razón…

RO: Repito, no me he rendido. Estoy en Hollywood trabajando y buscando la manera de financiar este film. Sé que será una película muy importante.

RPM: Esas son buenas noticias.. La película no ha muerto

RO: De ninguna manera. La película queda en stand by.  Es un guión extraordinario con su presupuesto hecho y apoyos importantes definidos. Tenemos a estos chicos y chicas que han sido entrenados por mí y que van a empezar a trabajar en la televisión colombiana. Y por supuesto no pierdo la esperanza que surja alguien interesado en financiar aquí en Colombia. Alguien con noción patriótica y artística como los Medici, esos mecenas que apoyaron tanto artista del renacimiento. Solo necesitamos la mitad del presupuesto, un millón de dólares, para arrancar esta película épica. Las fuerzas militares han comprendido que es importante y nos han extendido su mano y nosotros tendríamos el apoyo de ellos para muchas cosas necesarias como armas y otros elementos.

RPM: ¿Ese guión no se ha presentado en algún otro concurso fuera del país?

RO: No, pero es factible que lo haga. Ahora estoy buscando esa financiación en otros lados.