SE ACABÓ LA ATENAS SURAMERICANA
Se necesita la intervención de todos, como medida para salvar a Bogotá de ese virus de izquierda que la llevó a este punto, necesitamos medicina social, política, económica y estructural, para salvar lo que en el pasado construimos
Se acabó la Atenas suramericana
Por Jaime Prieto – Desde Amsterdan
Mayo 09 de 2012
Las venas de una ciudad son sus rutas, por las que la escomía, la cultura, la política y los ciudadanos del día a día se movilizan y llegan a trabajar, a socializar e incluso a votar cuando es día de elecciones.
Alguna vez leí las venas abiertas de América latina y no pude estar en un desacuerdo más grande, hoy decena y media de años más tardes, les hablo de la muerte de Bogotá por un colapso general, acompañado de una carencia multifuncional, desangrada por sus venas abiertas.
Entonces ¿Qué le pasó a la Atenas sudamericana? Que la transformó en un cuerpo sin vida que hoy juristas, financistas y economistas, vemos en código azul (me permito soñar que la Capital no ha muerto y que su pertenencia a una Colombia pujante la mantiene viva.
La respuesta, es simple, se cayó por dos lados de la cama en mitad de una operación de corazón abierto, y el impacto fue tan grave, que quedo estructuralmente agonizante a la vista de quienes la operaban sin licencia, sin conocimiento y sin saber de qué.
Tres seguidillas de izquierda, ese es mi dictamen.
Esa fue la causa inicial de la patología Bogotana, que venía nutriéndose de turismo, haciendo ejercicio y siendo amigable con las intervenciones de Castro, Mockus Y Peñalosa (todos con errores, pero todos con aciertos que les sigo aplaudiendo).
Como todo virus, y en especial los devenidos de la contaminación de ultras (sea nacionalista o socialista) no se notó de entrada y el derroche y la corrupción no se vieron entre los efectos de los anteriores buenos hábitos, pero poco a poco, los rastros de las guerrillas, las ideas crudas de la izquierda colombiana y necesidad de protagonismo populista de los que siguen ese flagelo, devinieron en falla generalizada y la crisis de Bogotá, únicamente puede impedirse amputando de raíz los rastros de la retro virulea que se cambia de color y cara, con la misma maestría del disfrazas con la que súper man se quita las gafas y queda irreconocible.
Hoy los taxistas están en situación similar, sin atacados y ven que la laxitud de los gobiernos pasados y su falta de educación cívica, los llevaron a ser parias sociales y estar desprotegidos. Bueno, para ustedes mis conciudadanos, tengo la solución.
Necesitan dejar de votar por los mismos de la ultra que se cambian de ropas y partidos, necesitan dejar de creerles y
ayudar a reconstruir la ciudad.
Para la situación, necesitamos un cambio de rumbo urgente, retomar el control de manos de los que la se la volvieron a secuestrar (esta vez por culpa de los votantes y sin un Coronel que se atreva a recupérala, pues ya vemos que le pasó al de la vez anterior).
Para los taxistas y su necesidad de preservación recomiendo tomar tres medidas urgentes, y que coordinadas por un gobernante serio (ojala de la lista), los llevará a dejar de estar aislados y temidos por la sociedad, y así como miembros positivos de ella, defenderla y ella los defenderá.
- Censo real hecho a las compañías de taxis (quienes deben ser los nuevos responsables) y ratificado en la calle, para detener todo taxista irregular (pues son esos los que cometen crímenes y se prestan para ellos, los que no pueden ser identificados) Ellos, son sus enemigos numero uno, como gremio y ahora como víctimas, el amor por el taxista se perdió, por culpa de los irregulares. Hasta tanto los taxistas no entiendan la necesidad de denunciar irregulares, no podrán ser un gremio sano, y cuando ello pase, esos irregulares que sonríen y se disfrazan de amigos, no podrán continuar sus fechorías.
- Instalar, con cargo a la compañía un botón de pánico secreto y de fácil acceso oculto y que variara de lugar en cada taxi para facilitar la solicitud de ayuda, en una señal doble de Posicionamiento global y de radio difusión en código morse. Para facilitar la ubicación permanente del vehículo.
- Un red comunitaria real, es decir cambiar la cultura de redes para dar miedo a individuos, sino una red para vigilar la ciudad, coordinada con la defensa civil, y con la policía, para detener a los malos, a todos los malos y recuperar la función de glóbulo blanco o linfocito que le corresponde a la profesión y que ha funcionado de maravilla en el resto del mundo.
Con ello la comunidad vera con cariño al taxista, y así, nunca estará solo, y como siempre, los malos basan su poder de daño en estar ocultos en las sombras, en no ser reconocidos y en poder aislar a su víctima.
Los taxistas son blanco de ataques, por el temor mismo que representa la posibilidad de ser agredidos por ellos, y los criminales, se basan en esta realidad, para poder aislarlos y atacarlos, porque los malos son sólo fuertes, cuando son varios, y por eso cada vez que se arma un grupo en torno a una persona, se llama gavilla y es un acto violento que debe ser exterminado.
Necesitamos reconstruir la policía y exigir de ella humanidad, control social y auxilio inmediatos, en desarrollo de su función pública, ellos deben acudir a defender a los ciudadanos, y los ciudadanos en su defensa, pues es el mutualismo de ser más que los malos, para que no quede un solo rincón de Bogotá sin la luz vigilante de los civiles de bien.
Hay que retomar conciencia que el irregular, que el tramposo, que el estafador, no tiene escrúpulos y así como hoy utiliza su disfraz para imitar a los buenos, lo hará para hacerse pasar por ellos al cometer sus fechorías, hay que sacarles tarjeta roja y removerlos de Bogotá.
Todos estos disfraces, carencias y malos hábitos, tienen su fuente en las guerrillas, en sus ideales torcidos y corruptos, en las mafias y en ese pasado de Colombia que no debemos olvidar, pero que necesitamos superar.
Necesitamos retomar rumbo político y recuperar las venas de Bogotá, y con ellas recuperar a quienes las recorren, recuperar a los ciudadanos del diario, a los políticos, a la economía, a los turistas y a los mecanismos de defensa que día a día deben pasearla buscando a los malos, no limitándose a vernos desde la ventana.
Esas son las necesidades ara revivir o resucitar este código azul de una ciudad agonizante, se necesita la intervención de todos, como medida para salvar a Bogotá de ese virus de izquierda que la llevó a este punto, necesitamos medicina social, política, económica y estructural, para salvar lo que en el pasado construimos.
Hoy la Atenas sudamericana está en ruinas, la pregunta, es ¿están los bogotanos extintos al igual que los atenienses?
Abran los ojos y que nuestras voces se oigan ara detener esta emergencia vital, ayúdenme a sacar adelante Bogotá y volver a quererla y estar orgullosos de ella, todo como un verdadero sistema integrado de transporte, sistema integrado de ciudad y mejor aun sistema integrado de vigilancia y actuación cívicas.
Necesitamos acción urgente y sobretodo necesitamos retomar los aciertos y retirar los desaciertos, no más populismo para gobernar la ciudad y regresemos al civismo y a una Bogotá amigable en bicicleta.
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