SOBRE FARAONES Y CLEOPATRAS
Los egipcios y el mundo islámico en general se cansaron de una civilización occidental que ha querido pasar por encima todo el tiempo sobre unos pueblos que tienen su propia cultura
SOBRE FARAONES Y CLEOPATRAS
Por Rafael Gómez Martínez
En el momento en que se publique esta columna de opinión es probable que en Egipto se produzca un desenlace. No se tiene claridad sobre qué tipo de desenlace. Puede ser totalmente inesperado porque cuando suceden este tipo de revueltas, cualquier desenlace puede darse.
Y como diría nuestro gran amigo Murphy: cualquier situación, por mala que sea, es susceptible de empeorar.
¿Qué tanto conocemos del mundo islámico, musulmán? ¿Y del origen del conflicto? Muy poco, la verdad. Egipto es un pueblo con más de 5.000 años de historia, cuna de la humanidad junto con Mesopotamia. Todos los imperios han tenido y tienen que ver con Egipto.
La hirviente ira con que se expresan los jóvenes seguidores de Alá en la actualidad corresponde a una insatisfacción reprimida durante muchos siglos. El mundo islámico busca una reivindicación con su historia.
Una historia que desde el punto de vista de un árabe, no ha sido para nada benévola con ellos.
Bernard Lewis, en su investigación sobre el mundo islámico titulada ¿Qué ha fallado?, comenta que “1453 es el punto de inflexión en el cual Occidente sobrepasa a Oriente”. En 1453 se produce la toma de Constantinopla por parte de los turcos otomanos quienes decidieron, equivocadamente, cerrar las puertas de la ciudad y las fronteras del comercio mientras que Europa se adentraba hacia el Renacimiento, cuna del desarrollo económico occidental.
Los turcos no solamente subyugaron a los cristianos ortodoxos, sino a los árabes. En esta ocasión los turcos llegaron hasta Viena. Y, por el lado del Oriente, casi llegan a la India. Lo que se considera como la segunda Yihad. El origen del conflicto de Kosovo, por ejemplo, durante los ochenta, viene de ahí.
Tan solo 39 años más tarde se produciría el descubrimiento de América por don Cristóbal Colón. Desde entonces, Occidente sobrepasa a Oriente. Esta circunstancia marca la pauta para entender lo que sucede en pleno siglo XXI.
Según mi amigo de origen libanés Eduardo Kronfly: “Lo que está sucediendo en Egipto es lo que tiene que suceder. Los egipcios y el mundo islámico en general se cansaron de una civilización occidental que ha querido pasar por encima todo el tiempo sobre unos pueblos que tienen su propia cultura”.
Sin embargo, para algunos analistas, lo que está ocurriendo en Egipto es una insurgencia juvenil que demanda libertades y se rebela contra el fundamentalismo islámico. Los jóvenes musulmanes del siglo XXI quieren más libertad.
Hace un mes, un cristiano copto en Egipto fue quemado por fundamentalistas islámicos. Una fundamentalista musulmana se inmoló en el aeropuerto de Moscú. Resultado: 100 muertos. En el 2001 fue el atentado a las Torres Gemelas, Atocha y Londres.
Puntilla. Por si no lo sabían, el “nuevo mejor amigo” de Santos Chamberlain, está jugando con los iraníes ortodoxos y fundamentalistas como El Aisami, “otro nuevo mejor amiguito”. Esto no termina en Egipto. Continuará…
Febrero 08 de 2011
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