TODO POR UN AMIGO
Para el 2012, Santos Massaryk nos anuncia que no hablaremos de reelección, pero sí de un intenso diálogo epistolar con el teólogo “Timochenko” y con las Farc. Con el beneplácito de su amigo y de todos los idiotas útiles, como diría Lenin, que se prestan para ello
Todo por un amigo
Por Rafael Gómez Martínez
Enero 28 de 2012
Durante las vacaciones pensé que, al mejor estilo de los libretistas, debería darle cristiana sepultura al personaje de Santos Chamberlain. Llegué a pensar en Jan Massaryk, un personaje muy importante al comienzo de la posguerra, heredero de una gran dinastía política en Checoslovaquia, con todo a su haber.
Cuando le tocó el turno, a Massaryk le dio por dialogar con Stalin, a quien consideró su amigo. Stalin le dijo a Massaryk que tanto a Checoslovaquia como a Rusia los une la historia y que los checos no podían ser incoherentes con su historia. Que tenían que unirse a una nueva alianza que crearía la URSS, la Cominform, para que Checoslovaquia se convirtiera en el principal aliado de la URSS en Europa del Este. De lo contrario…
Y así fue. Cuando se bajó del avión, al igual que Chamberlain, Massaryk le dijo al pueblo checo que de ahora en adelante y por siempre esta república estaría unida a la URSS. La historia de Checoslovaquia después de la posguerra es conocida de todos. Vivió una invasión y una persecución tan crueles bajo el régimen comunista peor que la de los judíos con los nazis.
Todo porque Massaryk convirtió a Stalin en su mejor amigo. Massaryk murió con un remordimiento de conciencia infinito y se dice que su suicidio se debió, precisamente, al profundo dolor que sentía por haber tomado la decisión equivocada.
Durante un almuerzo de comienzo de año, un contertulio de mesa me comenta que “algún día yo me tendré que reivindicar con Chamberlain…”. Le expliqué, a mi contertulio, que “el buque Concordia se hundió en las costas del Mediterráneo porque, al parecer, el capitán fue a saludar a su mejor amigo”.
Para el 2012, Santos Massaryk nos anuncia que no hablaremos de reelección, pero sí de un intenso diálogo epistolar con el teólogo “Timochenko” y con las Farc. Con el beneplácito de su amigo y de todos los idiotas útiles, como diría Lenin, que se prestan para ello.
Como dice un amigo en Antioquia: “Dr. Rafa, vaca ladrona no olvida su portillo”. Dirían los taurinos que el toro volvió por su curso natural. Reculó y se fue para las tablas. El toro se rajó. Santos volvió por sus veletas posiciones.
Mientras tanto, el establecimiento se doblega. Algunas columnistas se enamoran del teólogo. Madame Holguín guarda un silencio cómplice, al igual que Santos, frente al tema de Rangel.
En 20 días las Farc han cometido 120 atentados. ¿Y Santos pretende dialogar con quién? ¿Será que definitivamente sí somos unos pendejos? Contrario a lo que pensaba Santos, Chamberlain está más vivo que nunca. Todo por un amigo.
Puntilla. Decía el tartufo: el mejor editorial es un aviso. ¿Será por esta razón que algunos medios de comunicación en Bogotá se encuentran rodilla en pie, como diría Chávez, frente a Santos?
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