TRUMP, EL SEXISTA, XENÓFOBO Y RACISTA
4 años hace Redacción Periodismo Sin FronterasHace dos décadas, Oprah le preguntó a Trump en una entrevista televisiva si se postularía para presidente. Él dijo: «Si se pone tan mal, nunca quisiera descartarlo por completo, porque realmente estoy cansado de ver lo que está sucediendo con este país»
Por Ricardo Puentes Melo
Agosto 10 de 2020
@ricardopuentesm
ricardopuentes@periodismosinfronteras.com
Llegó a mis manos un interesante artículo titulado: “Trump Does The Unthinkable” (“Trump Hace lo impensable”), de la periodista Liz Crokin, hablando sobre la faceta cartitativa y bondadora de Donald Trump; una cara no muy conocida, y aún menos difundida por los medios que lo detestan.
A mí me atrapó Trump escuchándole sus discursos en un inglés tan claro que se hacía muy fácil de entender. Repetía una y otra vez esos discursos hasta estar seguro de que no había escuchado mal. Y nunca le escuché una frase xenófoba, ni racista ni antisemita. Por el contrario, fue evidente para mí que la mass media torcía sus palabras, publicaba como hechos cosas que el entonces candidato jamás había ni siquiera mencionado. Era realmente indignante lo que sucedía. Hasta personas cercanas a mí, que viven en Estados Unidos y hablan perfectamente el inglés, repetían como loros lo que publicaban los medios liberales de este país.
Los americanos conservadores, esos que querían recuperar su país, y que trabajaban de obreros, empleados de todos los niveles, empresarios, escuchaban a Trump y asentían tímidamente con la cabeza, cuidándose de no ser vistos para evitar el bullying. Al mismo tiempo, observé a los demócratas -Virginia es un Estado mayoritariamente Demócrata- vociferar amenazantes contra la pantalla del televisor y voltear la vista al contorno para detectar posibles simpatizantes de Donald Trump.
Como latino, fui preguntado muchas veces sobre Trump. Y siempre manifesté abiertamente mis simpatías por sus discursos francos, directos, valientes y sin agendas secretas. Y me convertí en un admirador más de este gran patriota, a pesar de que lo llamen “arrogante”, “presumido”, “chabacano”, y otros epítetos más que, honestamente, no me importan. Me gusta su estilo.
En Colombia, personajes tan importantes de la derecha como Fernando Londoño no dudaban en manifestar su desagrado frente a Trump y mis amigos, fieles oyentes del programa de radio del ex ministro, me aseguraban, copiando al ex ministro: “Ese tipo jamás será presidente de los Estados Unidos de América”. A lo que yo respondía: “Lo que yo veo acá es que ese tipo gana día a día más y más seguidores. Lo que dice la gran prensa sobre él es una mentira.. Una canallada..”
Yo no estaba de acuerdo con los epítetos contra Trump, pero sí podía reconocer, con sonrisa divertida, que Trump, un multimillonario hombre de negocios, era algo altanero, muy presumido y, nada diplomático cuando de decir la verdad se trataba, y esto último es la gran cualidad que siempre he admirado de Trump.
Crokin redactó el artículo en cuestión hace ya algunos años. Cuenta que cubrió noticias sobre el magnate durante más de 10 años y que jamás escuchó nada negativo sobre Trump hasta que decidió lanzarse a la presidencia de Estados Unidos.
Crokin narra que ella ganaba mucho dinero por desenterrar secretos vergonzosos sobre las personalidades, así que decidió averiguar un poco más sobre este hombre. Si le encontraba algo ganaría cientos de miles de dólares por la historia.
En cambio, dice Crokin, “descubrí que no bebe alcohol ni usa drogas, es un hombre de negocios trabajador y totalmente dedicado a su amada esposa e hijos. Además de eso, es una de las celebridades más generosas del mundo con un corazón lleno de más oro que su penthouse en Nueva York de $ 100 millones.”
Crokin narra que “En el 2004, se emitió la primera temporada de [el show de TV] «The Apprentice» y en ese momento trabajé como columnista de entretenimiento para la «Edición RedEye del Chicago Tribune» y como freelance para «Us Weekly». Yo tenía el presentimiento de que el concursante de Chicago, Bill Rancic, iba a ganar el reality show. Así que lo contacté y cubrí el exitoso programa durante toda la temporada. Me las arreglé para conseguir una invitación a Nueva York para la gran final del programa y la fiesta posterior. Ahí es donde conocí a Trump y le hice algunas preguntas. Ese año, Rancic ganó «The Apprentice».
“Asistí al final de «The Apprentice» los siguientes dos años consecutivos. Entre eso y las visitas frecuentes que Trump y su familia hicieron a Chicago durante la construcción de su Trump International Hotel & Tower, tuve la oportunidad de conocer a la mayoría de su familia también y no he tenido nada más que experiencias positivas con ellos.”
Trump le preguntó al Buen Samaritano cómo podría pagarle por su ayuda. Todo lo que el hombre pidió fue un ramo de flores para su esposa. Unas semanas más tarde, Trump envió las flores con una nota que decía: «Hemos pagado su hipoteca»
Liz Crokin narra que, en 1986, Trump impidió la ejecución hipotecaria de la granja de la familia de Annabell Hill después de que su esposo se suicidó. Trump telefoneó personalmente a la subasta para detener la venta de la casa y le ofreció dinero a la viuda. Trump decidió tomar medidas después de ver las peticiones de ayuda de Hill en los informes de noticias.
Luego, en 1988, una aerolínea comercial se negó a llevar a Andrew Ten, un niño judío ortodoxo, que padecía una enfermedad rara, y que necesitaba cruzar el país para recibir atención médica. Las aerolíneas tenían miedo porque el niño debía viajar con un elaborado sistema de soporte vital. Sus padres, afligidos por el dolor, contactaron a Trump para pedir ayuda y él no dudó en enviar su propio avión para llevar al niño de Los Ángeles a Nueva York para que pudiera recibir su tratamiento.
Y otra historia que narra Crokin: “En 1991, 200 Marines [infantes de marina] que sirvieron en la Operación Tormenta del Desierto pasaron un tiempo en Camp Lejeune en Carolina del Norte antes de que regresaran con sus familias. Sin embargo, a los Marines se les dijo que se había cometido un error y que un avión no podría llevarlos a casa en la fecha de salida programada. Cuando Trump se enteró de esto, envió su avión para que haga dos viajes desde Carolina del Norte a Miami para devolver de manera segura a los Marines de la Guerra del Golfo con sus seres queridos.
“En 1995, un automovilista se detuvo para ayudar a Trump después de que la limusina en la que Trump viajaba tuvo un neumático pinchado. Trump le preguntó al Buen Samaritano cómo podría pagarle por su ayuda. Todo lo que el hombre pidió fue un ramo de flores para su esposa. Unas semanas más tarde, Trump envió las flores con una nota que decía: «Hemos pagado su hipoteca».
En el 2014, Trump le dio $ 25,000 al Sargento Andrew Tahmooressi después de pasar siete meses en una cárcel mexicana por cruzar accidentalmente la frontera entre Estados Unidos y México
Años más tarde, en 1996, Trump presentó una demanda contra la ciudad de Palm Beach, Florida, acusando a la ciudad de discriminar contra su club turístico Mar-a-Lago porque impedían entrar a judíos y negros. Abraham Foxman, quien era el Director de la Liga Anti-Difamación en ese momento, dijo que Trump «puso la luz en Palm Beach, no en la belleza y el brillo, sino en su lado más sórdido de discriminación». Foxman también señaló que la acusación de Trump tuvo un efecto dominó porque otros clubes siguieron su ejemplo y comenzaron a admitir a judíos y negros.
Por esta época, yo había visto a Trump en una que otra noticia de farándula. No me causaba ni buena ni mala impresión. Apenas un multimillonario al que solo le importaban sus negocios y los destellos de las luces del espectáculo. Yo no tenía idea de quién era él.
En el 2000, cuenta Liz Crokin, Maury Povich presentó en su programa a una niña pequeña llamada Megan quien luchaba contra una enfermedad que le hacía sus huesos frágiles y Trump justo estaba mirando. Trump dijo que la historia y la actitud positiva de la niña tocaron su corazón. Entonces contactó a Maury y le regaló a la niña y a su familia un cheque muy generoso.
Otra anécdota narrada por Liz en su magnífico artículo:
En el 2008, después de que los miembros de la familia de Jennifer Hudson fueron asesinados trágicamente en Chicago, Trump colocó a la actriz ganadora del Oscar y a su familia en su hotel de Windy City de forma gratuita. Además de eso, el personal de seguridad de Trump tomó medidas adicionales para garantizar que Hudson y los miembros de su familia estuvieran a salvo durante un momento tan difícil.
Y hay muchas más historias: La ocurrida en 2013, cuando Darnell Barton vio a una mujer cerca del borde de un puente mirando el tráfico debajo. Barton era el conductor de autobús de Nueva York. Él detuvo el autobús, salió y rodeó a la mujer con el brazo y le salvó la vida al convencerla de que no saltara.
Cuando Trump se enteró de esta historia, envió un cheque al conductor héroe del autobús simplemente porque creía que su buena acción merecía ser recompensada.
En el 2014, Trump le dio $25,000 al Sargento Andrew Tahmooressi después de pasar siete meses en una cárcel mexicana por cruzar accidentalmente la frontera entre Estados Unidos y México.
Dice Crokin que “El presidente Barack Obama ni siquiera se molestó en hacer una llamada telefónica para ayudar con la liberación del Marine de los Estados Unidos; sin embargo, Trump abrió su billetera para ayudar a este militar a recuperarse.”
Y un par de anécdotas finales de Trump, narradas por Crokin:
“En el 2016, Melissa Consin Young asistió a un mitin de Trump y agradeció entre lágrimas a Trump por cambiar su vida. Dijo que en el 2005 estuvo orgullosamente en un escenario con Trump como Miss Wisconsin USA. Sin embargo, años más tarde se encontró luchando contra una enfermedad incurable y durante sus días más oscuros explicó que recibió una carta escrita a mano de Trump que le decía que era la «mujer más valiente que conocía». Ella dijo que las oportunidades que obtuvo por Trump y sus organizaciones finalmente le brindaron a su hijo mexico-americano una educación completa en la universidad.
Lynne Patton, una ejecutiva de raza negra de la Organización Trump, emitió una declaración en el 2016 defendiendo a su jefe contra las acusaciones de que es racista e intolerante. Con lágrimas en los ojos, ella reveló cómo ha luchado contra el abuso de sustancias y la adicción durante años. En lugar de echarla a la calle, dijo que la Organización Trump y toda su familia la apoyaron fielmente durante «tiempos inmensamente difíciles».”
El tiempo me ha demostrado, y a millones que votaron por él, que Donald Trump ha sido una bendición para América, que -dígase lo que se diga sobre él- sus acciones son prueba evidente de que cumple lo que promete, y que promete lo que puede cumplir.
La economía del país está muy bien, mejor que nunca; el sentido de pertenencia y orgullo del pueblo americano ha regresado. Como nunca antes, América se yergue como una nación que quiere regresar a sus orígenes, cuando los padres fundadores basaron el concepto de nación en los valores morales absolutos encontrados en las Escrituras.
Eso fue lo que inspiró la fundación de Estados Unidos, por eso este país ha sido tan odiado por humanistas de todos los pelambres.
Por eso odian a Donald Trump: porque decidió recuperar el respeto de los americanos por la ley y por los principios morales que han hecho de esta gran nación un país grande, donde hasta quienes lo odian buscan venir a vivir.
Dios quiera que este hombre, Trump, gane de nuevo. Lo contrario sería una verdadera catástrofe para América, el hemisferio y el mundo libre.
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