VÍCTIMA DE LOS TERRORISTAS DE FARC SE NIEGA A SALUDAR A JUAN MANUEL SANTOS
El mandatario se acercó a la hermana del oficial de la policía, Jorge Eliécer Alzate, asesinado por las FARC, y la mujer sintió repulsión cuando Santos intentó estamparle un beso en la mejilla
Víctima de los terroristas de FARC se niega a saludar a Juan Manuel Santos
(Bogotá. Periodismo Sin Fronteras. Abril 12 de 2016) En la Conmemoración del Día Nacional de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas, celebrado en el día de hoy en el Monumento a los Héroes, en Bogotá, el presidente Juan Manuel Santos entregó la medalla José Hilario López a los familiares de las víctimas asesinados por los terroristas, muertos que Santos llamó “caídos en combate”.
Cuando el mandatario se acercó a la hermana del oficial de la policía, Jorge Eliécer Alzate, asesinado por las FARC en julio 1 de 2015, la mujer lo escuchó con evidente desagrado, sentimiento que se transformó en repulsión cuando Santos intentó estamparle un beso en la mejilla.
Es la misma repulsión que siente el 87% de los colombianos que observan cómo Santos está entregando el país a los narcoterroristas marxistas de FARC-ELN.
El subteniente Jorge Eliécer Alzate Patiño fue asesinado en el municipio de Tello, Huila, donde se desempeñaba como comandante de la Estación de Policía. Era oriundo de Cimitarra, Santander, y fue condecorado varias veces en sus 12 años de servicio a la institución. En El Socorro, Santander, donde prestó sus servicios durante 5 años, era una persona muy apreciada y querida por la comunidad, a la cual él se entregó con devoción. El vil ataque de una columna de las FARC le costó la vida a él y al patrullero Oscar Iván Córdoba.
“Llevo diez años imponiendo medallas a familias de héroes caídos en combate. Yo también siento su rabia y dolor, por ellos quiero acabar la guerra”, aseguró Santos. Pero la verdad es que la “rabia y dolor” de los familiares de los héroes asesinados, no es a causa de “la guerra”, sino debido a la impunidad que Juan Manuel Santos está dando a los asesinos de las bandas narcoterroristas.
Es la rabia y el dolor que los colombianos sienten al ver cómo en Colombia el crimen sí paga.
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