63 AÑOS DE TOTALITARISMO
Castro fue el estandarte de su propio proyecto. Se creyó Quijote y a fin de cuentas fue una triste parodia de Sancho Panza. Un miserable jinete que con más suerte que virtudes defendió su utopía en numerosos escenarios
Castro fue el estandarte de su propio proyecto. Se creyó Quijote y a fin de cuentas fue una triste parodia de Sancho Panza. Un miserable jinete que con más suerte que virtudes defendió su utopía en numerosos escenarios
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