LA NUEVA TERNA PARA ELEGIR FISCAL: UNA NARCOTERNA SAMPERISTA
Esta es la narcoterna propuesta por el camarada Juan Manuel Santos para dirigir la Fiscalía General de la Nación. Un trío de sinvergüenzas, cercanos todos a la mafia, a la guerrilla, proclives a la corrupción y enemigos declarados de nuestro ejército
La nueva terna para elegir Fiscal, ¿una narcoterna samperista?
En los anales de la historia colombiana, se recordará con vergüenza que Lucio y su esposa Vivian Morales –hoy candidata para ser Fiscal- recibieron, junto a otros 107 congresistas, cerca de 5.000 millones de pesos para que absolvieran al mafioso Samper
Por Ricardo Puentes Melo
Nov 4 de 2010
Tal vez muchos no lo recuerden ya, pero hace unas décadas el tirano Fidel Castro ordenó el fusilamiento de algunos de sus camaradas por haber “descubierto” que eran narcotraficantes.
Luego el mundo se enteró de que lo que hizo Castro fue una jugada desesperada para ocultar que sus principales socios en el tráfico de drogas eran los de la narcoguerrilla del M-19, uno de los hijos bastardos del comunismo implantado en Colombia por Fidel Castro, amigo personal desde hace muchos años de nuestro presidente camarada Juan Manuel Santos.
Cuando ocurrió la toma de embajada dominicana por parte del M-19, Cuba acogió a los narcoterroristas. Entre quienes vivieron bajo la protección de Castro estuvieron Ramiro y su sobrino Carlos Alonso Lucio.
La relación entre los fusilados cubanos y los Lucio, es que los primeros murieron en manos de sus compinches para salvar a los segundos. Los Lucio eran los verdaderos capos del narcotráfico cubano. Así de simple es. El fusilamiento sucedió el 13 de julio de 1989 y era peligroso para el proceso de amnistía del M-19 que se conociera que los verdaderos narcotraficantes eran la guerrilla del M-19, y no los cuatro cubanos que siempre actuaron por órdenes directas de Fidel Castro. A Antonio de la Guardia no lo salvó ni siquiera el ser amigo personal de García Márquez; éste prefirió salvar la imagen del M-19 (grupo terrorista que él patrocinó) que la vida de su amigo.
Y fueron fusilados porque cuando se destapó el asunto, los oficiales cubanos gritaron a los cuatro vientos que los narcotraficantes no eran ellos sino los del M-19, cuyas operaciones en ese sentido eran manejadas por Ramiro y Carlos Alonso Lucio. Antonio de la Guardia –uno de los fusilados- dijo antes de ser asesinado que los Lucio le habían dicho que llevar droga a Estados Unidos era una de las tantas formas de lucha. Debió ser la misma razón por la cual el Cartel de Cali fue el mayor financiador del Partido comunista; por “las tantas formas de lucha” debió ser que los Rodríguez Orejuela le giraron a los comunistas cifras fabulosas que ayudaron a hacer la revolución en Colombia.
Pues bien, estos narcoguerrilleros del M-19 no solamente nunca pagaron sus crímenes sino que consiguieron embajadas, gobernaciones, la alcaldía de Bogotá, noticieros de televisión, millones de dólares en premio por haber dejado las armas (que todavía pagamos los contribuyentes), y hasta candidato presidencial que hoy finge como cumbre moral de la Patria: el hampón amnistiado, Gustavo Petro Urrego.
Pero hoy el asunto no es sobre Petro.
Carlos Alonso Lucio llegó a ser congresista de Colombia debido a la idiotez colombiana. Desde allí fue aliado del Cartel de Cali, con cuyos capos conspiró. Cuando se descubrió el contubernio de Lucio con la mafia del Valle, fue procesado, huyó a Cuba y luego apareció en el sur de Bolívar bajo el amparo de la guerrilla del ELN, donde militaba su amigo León Valencia, hoy analista político que escribe en el diario de la familia Santos, amiga de Castro.
Estando allá, fue retenido por Carlos Castaño quien lo iba a fusilar. Repentinamente, cuenta Lucio, sintió la necesidad de convertirse al cristianismo del que ya formaba parte su nueva esposa la senadora Vivian Morales. Castaño, convencido, no lo fusiló y lo entregó al Defensor del Pueblo, José Fernando Castro Caicedo (otro amigo de narcos y guerrilleros), quien lo llevó a la justicia. En la cárcel, Carlos Lucio continuó su camino de conversión y por ello la justicia colombiana le conmutó la pena (Bendito sea el Señor..!, clamaría la narcosenadora).
Alías “Chupeta”, el peligroso narco, y también íntimo amigo de la familia Lucio, recordaría entre sus compinches que su gran amigo Lucio le había sacado varios millones de dólares para adelantar un referendo anti- extradición, a favor de la mafia.
Lucio, además de ser el portavoz predilecto, el congresista de los carteles de la droga, fue amante de Ingrid Betancourt quien abandonó a un tío de Carlos Pizarro Leongómez por irse con este narcoguerrillero compañero de Pizarro. Lucio, con dineros que suponemos de la mafia, le regaló a Ingrid una costosísima moto Harley Davidson, pero ni así lograría impedir que ella lo dejara por Juan Carlos Lecompte. Ingrid escribiría sobre Lucio y el M-19 que él era “conocido por haber pertenecido al movimiento M-19, el movimiento guerrillero más ligado al establecimiento de una verdadera democracia (…) y conocedor desde la guerrilla de los perversos funcionamientos de la Armada Colombiana”. Con razón la Betancourt siempre detestó al ejército mientras que sintió atracción sexual por los guerrilleros.
¿Qué tiene que ver Carlos Alonso Lucio con la terna para la Fiscalía que propone Juan Manuel Santos, amigo mutuo de Fidel Castro..? Pues que Lucio, como ya lo mencionamos, es el esposo de una ternada, Vivian Morales, cercana también a la mafia de Cali –igual que Lucio-, amiga del presidente elegido por la mafia, Ernesto Samper –igual que Lucio-, y una de las congresistas que absolvió al entonces presidente Samper por su nexos con la mafia, igual que Lucio. Cuando se enamoró de Lucio, Vivian estaba casada con un pastor cristiano a quien abandonó, según aseguró, con la bendición del Espíritu Santo (Eso querría decir que el Espíritu Santo es también proguerrillero y pro narco… ¡Ay Señor… Perdónala…!).
Vivian Morales también es íntima amiga del fiscal Alfonso Gómez Méndez, de reconocidos nexos con la mafia de Cali y con los guerrilleros.
En los anales de la historia colombiana, se recordará con vergüenza que Lucio y su esposa Vivian Morales –hoy candidata para ser Fiscal- recibieron, junto a otros 107 congresistas, cerca de 5.000 millones de pesos para que absolvieran al mafioso Samper.
En ese bochornoso proceso, la Corte de entonces decidió investigar a los congresistas que con marrullas declararon la inocencia de Samper. Entonces, la cristiana Vivian entuteló a la Corte Suprema de Justicia ante la Corte Constitucional. El resultado fue que precluyeron la investigación gracias al fallo en favor de Vivian Morales que profirió la Corte Constitucional.
¿Saben de quién fue la ponencia que salvó a los congresistas prevaricadores..? De Carlos Gaviria y Alejandro Martínez,
ambos comunistas y beneficiarios de la narcoguerrilla, ambos del Polo democrático y ambos amigos de juerga de Ernesto Samper.
Otra de las maravillas cristianas de Vivian Morales, es que presentó un proyecto de Ley para la Legalización de las drogas, siguiendo las directrices de su esposo Lucio, y una propuesta de las FARC y la mafia del Cartel de Cali, que también aplaudieron Ernesto Samper, gran consumidor, y su hermano Daniel.
Por los lados de los otros candidatos propuestos por el camarada Santos, las cosas no son mejores. Juan Carlos Esguerra Portocarrero es también samperista, es decir, promafia. Fue ministro suyo y es apenas obvio que se convirtió en un escudero tapa-tapa de toda la corrupción samperista.
Carlos Gustavo Arrieta fue también Samperista. Desde su puesto como Procurador General, trató de ayudar a su amigo Samper diciendo que los narcocassettes, las grabaciones de la mafia con Samper, estaban manipulados. Arrieta fue Procurador durante la época de los desmanes de Pablo Escobar en la “cárcel” La Catedral, donde el capo ordenaba llevar a sus enemigos para ejecutarlos. Arrieta guardó silencio cómplice frente al tema. Arrieta, además de sus preferencia sexuales gaviristas, tiene sospechosos nexos con los carteles de la droga.
Tanto Gustavo Arrieta como Juan Carlos Esguerra fueron propuestos en su momento para ocupar la fiscalía por César Gaviria, otro presidente al servicio de las mafias y la narcoguerrilla.
Tanto Juan Carlos Esguerra como Carlos Gustavo Arrieta fueron escuderos de Samper y de Serpa frente al crimen de Álvaro Gómez Hurtado cuya autoría está en cabeza de los dos últimos, según numerosos testigos.
Durante el ministerio de Defensa de Esguerra no solamente se asesinó a Álvaro Gómez, sino que se produjeron escandalosos episodios de corrupción, como el caso famoso de los helicópteros rusos.
Así que, estimados compatriotas, esta es la narcoterna propuesta por el camarada Juan Manuel Santos para dirigir la Fiscalía General de la Nación. Un trío de sinvergüenzas, cercanos todos a la mafia, a la guerrilla, proclives a la corrupción y enemigos declarados de nuestro ejército.
¡Nos llevó el que sabemos…!
Noviembre 04 de 2010
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