¿DÓNDE ESTÁN NUESTROS SECUESTRADOS?

¿Dónde están nuestros secuestrados?

La paz comienza cuando son entregados cada uno de los que están privados de la libertad

Ronal Flórez*

Mayo 12 de 2016

Cada vez que las FARC o el ELN salen a los medios de comunicación los colombianos les salimos a deber por la cruenta guerra que han desatado en estos quincuagésimos años. Ayer, el ELN, nos daba la despreciable noticia que, no liberarían a los secuestrados y que pedir la libertad de estos inocentes campesinos era una barbarie descomunal si se quiere alguna negociación de supuesta paz.

 Al Presidente Santos se le fueron las luces en el fenómeno de El Niño, como en los diálogos de paz, donde olvidó el heroísmo de aquellos valientes soldados y militares que a capa y espada cuidaban las carreteras de Colombia. De aquellos aguerridos hombres de la patria que se enfrentaban contra los terroristas para cuidar a la población que era azotada por el fusil del ELN y de las FARC.  De un ejército que entregaba su vida por defender al campesino y niño abusado por una caterva de delincuentes.

Los niños han padecido en manos de las FARC y del ELN la violación de Derechos Humanos más despreciable que existiese en el mundo entero: han sido reclutados, humillados, abusados y asesinados al momento de ingresar a las filas. Apreciado lector, son más de 2.800 secuestrados que están en manos de las FARC, bajo condiciones de ignominiosa esclavitud, amargos momentos, desoladores días y humillaciones atroces que nos dejan con acerbo sin sabor de paz.

Señor Presidente, la paz no comienza olvidando a nuestros secuestrados. La paz comienza cuando son entregados cada uno de los que están privados de la libertad, cuando no se le mueren las personas a las puertas de los hospitales porque se les niega una atención médica, cuando se garantiza educación de calidad y no se roban los recursos de la alimentación para hacerse ricos con el hambre de los niños, cuando no se le pide a los medios de comunicación ocultar  los hurtos que acontecen a diario en el país, cuando no se sube la canasta familiar dejando unos sueldos precarios para que las familias se peleen por un mendrugo de pan. Señor Presidente, la paz se hace cuando no se juega con el dolor de las familias que han visto morir al ser querido para otorgar impunidad al asesino, como en el caso de las FARC y el ELN.

Sean estas líneas las que valgan como una voz para exigirle al Presidente Santos la liberación de aquellos inocentes que están en manos de las FARC y del ELN. De aquellos soldados, niños y campesinos privados de su libertad que viven el yugo del exilio por causa de la guerra. Esta columna que escribo y a la que se unen millares de colombianos para repudiar el encadenamiento que padecen nuestros colombianos en los montes. Aún los esperamos y desde estas orillas les llevamos presente.

Periodista

@RonalPeriodista