EL CAPITALISMO EN LOS 10 MANDAMIENTOS
Votar por izquierdas es tan inmoral como el propio sistema socialista, porque valida todas las antedichas faltas a la Ley de Dios, y porque la codicia manda al Estado robar “a los ricos” para repartir “al pueblo”. Aunque la realidad es que los jefes y burócratas socialistas se quedan con todo el botín y nada “le bajan” al pueblo
El capitalismo en los 10 mandamientos
Votar por izquierdas es tan inmoral como el propio sistema socialista, porque valida todas las antedichas faltas a la Ley de Dios, y porque la codicia manda al Estado robar “a los ricos” para repartir “al pueblo”. Aunque la realidad es que los jefes y burócratas socialistas se quedan con todo el botín y nada “le bajan” al pueblo
Por Alberto Mansueti
Diciembre 14 de 2015
“¿En qué parte de la Biblia se apoya el capitalismo?” me preguntan en la radio. Pues principalmente en los 10 Mandamientos, el resumen de la Ley de Dios, al condenar y prohibir severamente todo tipo de abuso de poder e idolatría, incluyendo la que se rinde al Estado. Pero vamos por partes.
Primero, ¿qué es el capitalismo? Es el nombre dado por los comunistas al “sistema de economía natural” o de libre mercado, que surgía de manera espontánea, cuando había “Gobierno limitado”, el sistema político que Dios manda en la Biblia: en sus Cinco Primeros libros, especialmente Deuteronomio. Ya no lo tenemos porque en casi todo el mundo las izquierdas impusieron el Gobierno totalitario y socialista sin límites, contrario a la naturaleza de las cosas, que le ha sustituido.
¿Y el socialismo? Es lo opuesto al capitalismo, y la forma actual del estatismo o estatolatría. Como toda tiranía, sea histórica o presente, es una transgresión completa y gravísima a todos y cada uno de los Diez Mandamientos. Véalos en Éxodo 20, y compare. Son estos:
(1) “No tener dioses falsos”. El socialismo es una religión falsa, que nos impone un dios falso: el mega-Estado totalitario, en el cual deposita toda su fe y esperanza de salvación terrenal, y al cual le confiere todos los atributos del Dios de verdad: le cree sabio y providente, omnipotente, omnipresente, y lleno de caridad y misericordia. Exige para él obediencia incondicional, honra, gloria y culto, ya desde la educación pública, que es su catequización y discipulado.
(2) “No harás ídolos ni imágenes idolátricas”. ¿Cómo era p. ej. el desfile del 1 de mayo en Moscú? Con pancartas gigantes de Marx y Engels, y del Caudillo supremo de turno, gran sacerdote de la liturgia. Y los enormes misiles, evidentes símbolos fálicos y del poder militar del dios-Estado. Con banderas y escudos, entonando himnos y cantos solemnes, como en el “Día del Partido” de la Alemania nacional-socialista.
(3) “No tomar el nombre de Dios en vano”, para usarlo con algún propósito subalterno. Es lo que hacen las izquierdas religiosas, por ej. el socialismo sionista disfrazado de judaísmo; la “Teología de la Liberación” marxista disfrazada de catolicismo; el “Social Gospel” vestido de protestantismo; y la “Jihad” o Guerra Santa política como si fuera el Islam genuino.
(4) “Guardar el Día del Señor”. ¿Por qué el domingo los socialistas hacen elecciones, y las izquierdas “verdes” cierran vías e interrumpen el tránsito? Para obstaculizar los cultos, y las reuniones familiares; porque el socialismo va contra la Iglesia, la familia, y contra todo lo que Dios bendice.
(5) “Honrar padre y madre”. Este Estado es “un dios celoso”: le roba a la familia funciones, libertades y bienes, la empobrece y la anula; la destruye para ocupar su lugar. El feminismo, creado por el socialismo, pone al Estado como marido de todas las mujeres, y padre de todos los hijos, separados de sus familias por la escuela pública, donde el comunismo enseña a delatar a los padres “contra-revolucionarios”.
(6) “No matar”. Es un dios cruel y asesino. “El Libro Negro del Comunismo”, editado en Francia (1997) por Stephane Courtois, registra hasta ahora unos 100 millones de muertos. Y contando…
(7) “No cometer inmoralidad sexual”. Al marxismo clásico o económico del siglo XX, el “Socialismo del siglo XXI” le suma hoy el “marxismo cultural”, que en su feroz embestida contra la familia, legitima el aborto, y todo tipo de unión sexual imaginable e inimaginable.
(8) “No robar”. El socialismo es un robo. “Redistribuir la riqueza” es quitarla a sus dueños legítimos, todos los que trabajamos, con impuestos excesivos, billetes sin respaldo metálico e inflación galopante, crédito sin base en depósitos, deuda salvaje, pirámides financieras tipo “Seguro Social” y demás confiscaciones.
(9) “No mentir”. La mentira aparece al final en la lista, porque es para ocultar y disimular asesinatos, inmoralidades y robos, o justificarlos. El socialismo es una gran falsedad, para encubrir todos sus delitos, montada sobre una enredada “teología” estatista de sofismas groseros, evidencias y testimonios trucados o escamoteados, teorías forjadas, y especulaciones improbables o imposibles.
(10) “No codiciar”. Los mandamientos previos protegen la vida, la familia, la propiedad y el trabajo, y la verdad; son los pilares y valores del capitalismo. Y éste, el décimo, pone una protección adicional, porque la mayoría de los crímenes comienzan por la codicia, que es principio y base ética del socialismo, así como el trabajo productivo y el ahorro lo son del capitalismo.
Por eso votar por izquierdas es tan inmoral como el propio sistema socialista, porque valida todas las antedichas faltas a la Ley de Dios, y porque la codicia manda al Estado robar “a los ricos” para repartir “al pueblo”. Aunque la realidad es que los jefes y burócratas socialistas se quedan con todo el botín y nada “le bajan” al pueblo; pero, ¡ese es el castigo que traen las consecuencias del pecado!
Los socialistas “cristianos” dicen que la Ley de Dios, y por tanto el capitalismo, es cosa del Antiguo Testamento, no del Nuevo. ¿Ah sí? Pues así se invierte la carga de la prueba, y tienen ellos que mostrar en el Nuevo Testamento dónde se derogan los Mandamientos, o dónde Jesús o sus Apóstoles apoyan o practican el “cesarismo”, o el socialismo. Sólo uno lo hace: el que “robaba de la bolsa”, Juan 12:6.
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