EL M19 Y EL COLEGIO DE LA SALLE

Álvaro Uribe, Hugo Chávez, Rosemerbg Pabón y Everth Bustamante (M-19)

Extracto del libro “El cacas, la verdad que quieren ocultar”

Ricardo Puentes Melo

Por Ricardo Puentes Melo
Noviembre 13 de 2022
@ricardopuentesm
ricardopuentes@periodismosinfronteras.com

Conociendo la tradición marxista de los educadores jesuitas y marxistas, no es de extrañar que rindan veneración a dos de sus más famosos ex alumnos: Gabriel García Márquez y Gustavo Petro Urrego que, junto a la figura del benefactor común, Gustavo Rojas Pinilla, son tres figuras icónicas en el Colegio La Salle de Zipaquirá.

García Márquez de graduó en 1946 y 30 años más tarde, en 1976 se graduaría Petro. Ambos de izquierda, ambos vinculados al M19, ambos fichas de Fidel Castro.

Pero hay otro personaje que, si bien no estudió allá, tuvo mucho que ver con el colegio y con el adoctrinamiento de Gustavo Petro. Se trata de Everth Bustamante García.

El bandolero Everth Bustamante García

Everth Bustamante García nació en Zipaquirá el 18 de julio de 1942, según datos tomados directamente de su prontuario. Hijo de Vicente Bustamante y Beatriz García, y casado con Consuelo Ivonne Izquierdo, era conocido en el M19 con los alias de ‘Marcos’ y ‘Jaime’. Era miembro de la dirección Nacional de la banda terrorista y fue también miembro del secretariado internacional encargado, entre otras cosas, de gestionar financiación y armas. Él consiguió muchas de las armas destinadas al asalto al Palacio de Justicia que Petro ocultó en Zipaquirá.

Everth Bustamante fue militante del ala izquierdista del Partido Liberal (igual que Álvaro Uribe y Samper) que, siguiendo el ejemplo de su padre, apoyó la candidatura presidencial de Carlos Lleras Restrepo, un masón izquierdista de quien hablaremos más adelante.

Bustamante fue de los primeros integrantes del M19 y, por supuesto, de la ANAPO, apoyada decididamente por Lleras Restrepo. Combinando su accionar terrorista con sus estudios de derecho en la Universidad Externado, cuya dirigencia fue la primera comunidad académica en afiliarse al Partido Comunista, y de cuyas aulas salieron numerosos bandidos del M19, incluido Petro; allí se urdió parte del plan del asalto al Palacio de Justicia, y de allí salió toda la defensa jurídica de los criminales, y el ataque contra la institución militar de Colombia.

El incipiente narcoguerrillero, obedeciendo órdenes de sus superiores, y con la bendición de Alfonso Reyes Echandía (quien resultó asesinado por el M19 en el palacio de Justicia) organiza en Zipaquirá la infiltración marxista en varios sindicatos mineros de la ciudad. En 1968 es nombrado notificador y decide convertirse en concejal

Cuando el M19 nace formalmente, él ya era una de sus fichas en Zipaquirá y ya ha empezado a reclutar y formar a Gustavo Petro, con la aprobación de los padres de este último, decididos simpatizantes y militantes de las ideas socialistas en Colombia. Entra a la ANAPO, encabezada por Rojas Pinilla y, por instrucciones de ese movimiento guerrillero, trabaja en estrecho vínculo con el Colegio La Salle de Zipaquirá, siendo un miembro importante de esa comunidad educativa.

El padre de Bustamante era un gaitanista radical que escribía algunos panfletos para alborotar a los mineros de sal de Zipaquirá y prepararlos para la lucha armada, y su hijo, el futuro comandante “Marcos” le ayudaba a distribuirlos en las minas y en el Colegio de La Salle, entre estudiantes y profesores.

Desde que Petro era muy jovencito, Everth Bustamante fijó su mirada en él y se dedicó a prepararlo en las ideas revolucionarias que lo llevarían a ser uno de los más sanguinarios asesinos del M19 y, por supuesto, en presidente de Colombia.

En la ANAPO y el M19 confluyeron todos los maoístas que se desprendieron, por disposición del PCC, de las FARC, el ELN y el EPL (guerrilla eminentemente maoísta, originadora de las AUC). Mientras era Concejal, Everth fue también terrorista y estudiante.

García Márquez graduándose en Zipaquirá

Asegura el mismo Everth que:

“Muy joven, en 1966, me integré a las juventudes que apoyaron la campaña presidencial de Carlos Lleras Restrepo y más tarde, para las elecciones del 19 de abril de 1970, obtuve la mayor votación al Concejo Municipal de Zipaquira por el liberalismo- belisarista. La noche de ese mismo día, previa consulta con el candidato presidencial Belisario Betancur y a instancia de los votantes anapistas de mi ciudad, que empezaban a protestar por lo que se consideraba un fraude electoral para no dejar llegar a la presidencia al general Gustavo Rojas Pinilla, asumí como jefe local de este movimiento.”

Belisario Betancur sería presidente años más tarde. Siendo un socialista disfrazado de conservador, dirigiría la más grande amnistía e indultos masivos para los terroristas marxistas en Colombia. Durante su mandato fue que el M19 asaltó el Palacio de Justicia, hecho en el cual estuvieron involucrados Alfonso Reyes Echandía (profesor de Everth y cercano a las FARC), y el mismo Betancur, jefe político -junto a Lleras Restrepo y Rojas- de los bandidos de la ANAPO-M19. Una amalgama que muchos aún no comprenden y que desde las páginas de Periodismo Sin Fronteras nos hemos dedicado a dilucidar desde hace años.

Bustamante estuvo en el Concejo de Zipaquirá durante dos periodos.  Allí, con dineros públicos empezó a gestionar armas y a entrenar jovencitos y mineros sindicalistas para la lucha armada que Jaime Bateman ya estaba organizando y de la que Everth era un rabioso apoyador planeando secuestros, asaltos, extorsiones y robos. En 1978 conforma la “coordinadora Nacional de Base”, donde fue conocido como “comandante #1” y que produjo varios documentos llamando a la subversión armada y la combinación de todas las formas de lucha.

Para “medir el aceite” a la academia y otros sectores de la izquierda que observaban a la ANAPO-M19 con atención, Bateman y él (lo cuentan ambos) se inventaron una pelea pública para definir simpatías hacia la lucha armada que se avecinaba decididamente. En 1980 secuestran al congresista Simón Bossa López, ponente de la Ley de Amnistía Propuesta por el presidente Julio César Turbay para alentar la desmovilización guerrillera y Bustamante envía un mensaje al gobierno a través de Bossa. Bateman y Everth hacen la parodia pública de que “el flaco” (Bateman) desautoriza el accionar de Everth, pero en privado se reúnen para seguir urdiendo futuros y próximos golpes mediáticos.

Chester Allen Bitterman, asesinado por el M19, por órdenes de Everth Bustamante y Bateman

En 1981, el 19 de enero, Everth Bustamante  y su grupo del M19, la criminal Coordinadora Nacional de Base, secuestran a Chester Allen Bitterman, un misionero cristiano, norteamericano, que, como parte del Instituto lingüístico de Verano, estaba evangelizando las comunidades indígenas de las selvas colombianas y traduciendo la Biblia en el lenguaje de varios grupos lingüísticos de los nativos colombianos.

Bitterman fue secuestrado por el comando dirigido por Bustamente, en el Vichada, cerca de Marandúa, y de inmediato reivindica el secuestro con un comunicado que los medios de comunicación difunden al unísono.

El rechazo a este secuestro fue tan masivo y radical, que Bateman y Everth decidieron salir a decir que rechazaban el secuestro y que ese Comando era una falsificación del comando de Everth. Concluyeron su circo asegurando que su accionar era “contra la oligarquía y no contra los predicadores, sin consideración de su religión.”

Como Bitterman estaba seguro de la identidad de sus secuestradores, Bateman y Bustamante acordaron asesinarlo, no sin planificar el manejo de medios para conjurar el escándalo que se vendría.

El sacerdote marxista, de las filas del M19, Félix Rivas narra lo siguiente:

“Everth Bustamante, un judas detestable y un oportunista total, jura sobre la Biblia, siendo ateo, que no tuvo vinculación ni con el secuestro ni con la ejecución del gringo.”

Lo cierto es que el 15 de febrero de 1981, un mes antes del asesinato del norteamericano, Everth y Bateman convocaron a un periodista afín al M19, Germán Castro Caycedo,  de gran credibilidad, para que llevara a otros comunicadores a una rueda de prensa donde Bustamante negó cualquier responsabilidad en el secuestro.

Luego, el 12 de marzo de 1981, el diario El Tiempo publicó otra nota del bandido Bustamante donde condenaba el asesinato de Bitterman y lo señalaba de “un acto terrorista, vil y salvaje”.

El gobierno de los Estados Unidos solicitó de inmediato la captura de Everth Bustamante y los otros asesinos de Bitterman. El siguiente año, en julio de 1982, Bustamante, muy asustado, dirigió una nota a los padres de Bitterman prometiendo que enviaría pruebas de su inocencia en ese crimen. La verdad es que Bitterman estuvo secuestrado en una de las “cárceles del pueblo” del M19 en Bogotá, ciudad donde lo asesinaron el 7 de marzo, dentro de un bus de servicio público. Fuentes de inteligencia aseguran que el gatillero fue Gustavo Petro.

Ese fue el último golpe de la Coordinadora Nacional de Base del M19. Pero inventarían otros subgrupos para seguir cometiendo sus asesinatos. Caso de especial recordación, el asesinato de Gloria Lara de Echeverri, que también trataremos más adelante, y en el cual participaron tanto Everth Bustamante como Gustavo Petro. Y hay que mencionar el asesinato de José Raquel Mercado, donde Petro se consagró como gatillero, con el beneplácito de Bustamante, Pizarro y Navarro Wolf.

Así que, Everth, temeroso de la justicia norteamericana, decide huir del país hacia México, donde el Partido Revolucionario Institucional, PRI, no quiere enredarse en ese tema y no le conceden el asilo; así que sigue a Suecia, fortín de los terroristas colombianos y allí logra su cometido. Por supuesto, el presidente socialista François Maurice Adrien Marie Mitterrand le permite entrar y salir del país para, desde París, organice los futuros golpes terroristas del M19, como en efecto sucedió. Es allí donde Everth Bustamante se convierte en el canciller de esa banda de terroristas.

Desde París y Estocolmo, bajo la protección de esos gobiernos socialistas, Everth Bustamante es nombrado director de Relaciones Internacionales del M19. Allí gestiona las armas para el asalto al Palacio de Justicia, confiando muchas de ellas a su pupilo Gustavo Petro Urrego. También, luego de esa cruenta toma, tramita la huida hacia Europa de varios terroristas del M19 vinculados a ese asalto. Ese será tema de un próximo libro.

Regresa a Colombia en 1989, cuando se estaba negociando el acuerdo de paz con el gobierno de Virgilio Barco, avalado por el seguro próximo presidente, Luis Carlos Galán Sarmiento (vinculado con el asesinato de Gloria Lara de Echeverri).

En marzo de 1990, el M19 deja las armas en Santodomingo, Cauca. Y fue gracias a eso que Everth, en 1991, es elegido senador por la Alianza Democrática M19, movimiento de los bandoleros junto a Mario Laserna, fundador y rector de la Universidad de Los Andes, y abuelo de la uribista Paloma Valencia Laserna, y -coincidencia curiosa- también discípulo de los lasallistas en Bogotá.

El siguiente revés para la carrera criminal del M19, llegó gracias a una valiente juez que llama de nuevo a juicio a varios terroristas del M19 con el argumento de que la Ley de indulto, firmada en 1989 por el presidente Virgilio Barco, excluía del perdón para los delitos atroces.

La juez, basándose en eso, llamó a juicio a Petro, Bustamante, Navarro y otros 24 cabecillas de esa banda terrorista, algunos de los cuales eran compañeros en el Senado de Álvaro Uribe Vélez. El asalto al Palacio de Justicia es un delito atroz, dijo la juez en su providencia.

Pablo Escobar había patrocinado al M19 durante muchos años, y había pagado por el asalto al Palacio de Justicia para que, junto a las pretensiones golpistas de la banda, destruyeran todos los procesos de los narcotraficantes existentes en la Corte Suprema de Justicia. Allí, además, y según fuentes muy confiables, también estaba la investigación contra el entonces senador Álvaro Uribe Vélez, cuyo padre fue testaferro del Cartel de Medellín, y él mismo -en palabras de su pariente, el narco Fabio Ochoa, beneficiario de esos dineros untados de sangre.

El asunto es que, cuando la juez llama de nuevo a juicio a los terroristas, Álvaro Uribe toma el comando de dirigir el reindulto para sus compañeros, muchos de los cuales lo habían acompañado en su carrera política desde que estaba trabajando con Gerardo Molina.

El miércoles 20 de mayo de 1992, en medio de un profundo revuelo político en el Senado, ya que no existía una norma jurídica para frenar la decisión de la juez, Álvaro Uribe Vélez, instruido y financiado desde Medellín,  y con los lineamientos de Ernesto Samper, propone a la plenaria del Senado conformar una comisión para encontrarle una salida legal a ese limbo jurídico. A las 8:00 de la noche, Uribe toma la palabra y le propone al Congreso lo siguiente:  

“Desígnese por la mesa directiva una comisión accidental, con representación de todas las fuerzas políticas, la cual buscará un acuerdo con el Gobierno para tramitar con celeridad un instrumento jurídico que haga claridad en el sentido que la amnistía y el indulto aplicados al proceso de paz incluyen aquellos delitos tipificados en el holocausto de la Corte, a fin de que no subsistan dudas sobre el perdón total en favor de quienes se han reintegrado a la vida constitucional”.

El Congreso, estimulado por los dineros de Pablo Escobar, no duda en aprobar unánimemente, la propuesta del senador Uribe Vélez. Ahí nació el “Ley de reindulto”.

Por supuesto, Álvaro Uribe controló esa comisión de senadores que se reunió con Humberto de la Calle, entonces ministro de gobierno, y años más tarde jefe del  equipo negociador del gobierno Santos en La Habana. También estuvo en la reunión el entonces ministro de Justicia, Fernando Carrillo, un miembro de la banda del M19, luego ministro del interior de Santos y posteriormente elegido Procurador General por orden de Uribe Vélez a su bancada.

En menos de 8 días, el proyecto de ley y el 28 de mayo de 1992 quedó listo. Lo radicaron en la secretaría del Senado y Álvaro Uribe Vélez estampó su firma como coautor del mismo.

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