EL PARO UNIVERSITARIO Y SU PROGRAMA MÁXIMO

El “programa mínimo” del paro universitario tiene unos alcances tremendos. Unas fuerzas minoritarias extremistas, el PCC, el Partido Progresista, el Polo, tratan de ablandar al centro político y transformar las universidades en su refugio

El paro universitario y su programa máximo

Eduardo Mackenzie

Por Eduardo Mackenzie

20 de noviembre de 2011

 Gracias a la excelente entrevista de Fernando Londoño Hoyos con Laura Lagarreti,   en La Hora de la Verdad,  de Radio Súper (http://www.4shared.com/audio/OcQ1FlOP/LAURA_LAGARRETI_ESTUDIANTE_17_.html), los colombianos sabemos mucho más acerca del súbito  y misterioso “movimiento estudiantil”.

Ahora es evidente que la huelga universitaria que puso en peligro el semestre de medio millón de jóvenes,  tiene un telón de fondo que va más allá de la reforma universitaria. Lo que se perfila  es un paquete político  bastante complicado y obscuro. Pero gracias a las declaraciones de Laura Lagarreti éste comienza a aparecer a la luz del día y a mostrar sus reales ambiciones.

Según las declaraciones de Laura Lagarreti, el movimiento huelguístico universitario no tiene representantes. Lagarreti

Sergio Fernández, de la MANE y la OCE. ¿Quién lo escogió como "vocero"?

es, por ejemplo, únicamente una “vocera”, como ella misma se define.  ¿Quién escoge a esos voceros? ¿Quién la escogió a ella como vocera? ¿Quien escogió a Sergio Fernández,  “vocero” del movimiento en Medellín?  Ella no lo dijo.  El organismo que dirige, aparentemente, el paro estudiantil es la Mane (Mesa Amplia Nacional Estudiantil). Esta se reunirá el próximo 3 y 4 de diciembre para definir el nuevo curso del movimiento y, sobre todo, “el proceso de diálogo con el Gobierno”, según reveló otro “vocero”, Andrés Rincón.  Pero antes de eso la Mane deberá dotarse de verdaderos representantes del movimiento.

Andrés Rincón, otro “vocero” de la Mane, dijo: “Necesitamos que sea un proceso donde la gente de todas las regiones pueda participar”. Obviamente, pero ¿cómo harán eso? ¿En 10 días van a elegir en todos los departamentos del país a los delegados universitarios que podrán discutir y decidir tales cosas en nombre de sus compañeros a escala nacional?

¿O será que los “voceros” actuales se auto-convertirán automáticamente en delegados? Sería bueno conocer los detalles de tal escogencia. Pues la representatividad de un órgano como ese depende de la claridad de tal elección. Sobre todo si se sabe que el diálogo con el Gobierno podría ser eterno.  Boris Duarte, otro “vocero” de la Mane, lo explicó de esta manera: “No nos preocupa el tiempo, porque no se trata de cualquier problema y necesitamos educación de calidad y eso no se puede conseguir de la noche a la mañana”.

La alcaldesa comunista Clara López Obregón, animando a los estudiantes a continuar con los desórdenes y las marchas

Es decir que la Mane sigue con su táctica de la “negociación interminable” como la calificó, con razón, El Colombiano este 14 de noviembre.

Otro punto que Laura Lagarreti abordó en La Hora de la Verdad es la existencia de un “programa mínimo” de la movilización. Según la prensa, éste consta de seis puntos, pero ella sólo mencionó cuatro: financiación (de la educación pública), autonomía, bienestar universitario y excelencia académica. Obviamente,  como en toda escaramuza huelguística, cuando se habla de “programa mínimo” es porque hay, en alguna parte, un “programa máximo”. El mínimo es para mostrar a los amigos y a los medios y el máximo es para la dirección más o menos ignota del movimiento.

Jairo Rivera, otro "vocero" de la MANE y la FEU. ¿Quién lo eligió como "vocero"?

Pese a todo, una parte del programa máximo de la Mane apareció en la conversación con  Lagarreti.  Ella asegura que la obtención de los 715 mil millones de pesos que, según ella,  le faltan a las universidades, puede sacarlos el Gobierno sobre todo de dos nichos: 1. de la creación de un “timbre”, es decir de un nuevo impuesto, del 3%, por “cada contrato que suscriba el ministerio de Defensa”, y 2.  De la “eliminación de las exenciones tributarias a las transnacionales minero-energéticas”.

El país no sabía que el destino de la educación nacional dependía de un giro drástico en materia tan vasta. Para los miembros de la Mane la solución está a la vuelta de la esquina: no es sino crear un ambiente hostil e inamistoso contra los inversionistas extranjeros, sobre todo los que trabajan en el sector minero y petrolero, quitándoles los incentivos para que trabajen en Colombia, es decir diciéndoles que nada tienen que venir a hacer en nuestro país.  No es sino cambiar el régimen tributario para ese sector y las arcas de la Educación se llenarán. ¿Quién ganará con eso? ¿Venezuela?

Escuchando a Laura Lagarreti aflora otra curiosidad: el verdadero carácter de lo que ella llama la “autonomía universitaria”.  La vocera explicó a La Hora de la Verdad que la Mane aspira a lograr que la fuerza pública sea retirada de las universidades. Ella enfatizó que eso debería hacerse inmediatamente,  sobre todo en la Universidad Industrial de Santander y en la Universidad de Antioquia,  dos de los campus universitarios más afectados por la violencia y la agitación extremista.  Lagarreti dio a entender que ese despeje debe ser amplio: que la policía se retire no sólo de esos campus sino de “las zonas aledañas”, es decir de puntos  claves de Medellín y Bucaramanga, y de las otras ciudades.

Todos sabemos que la universidad colombiana, la pública y la privada, es hoy un terreno de maniobra y de combate de grupos extremistas, los cuales tratan de colonizar y controlar física y políticamente esos espacios. Para avanzar en eso obran a través de agitadores y de encapuchados que intimidan y atacan a estudiantes,  a profesores y a la fuerza pública.  ¿Por qué la Mane quiere facilitarles el trabajo a esos energúmenos al pedir, en el tonito más inocente del mundo,  el retiro de la fuerza pública como si ésta no estuviera en esos lugares para defender el orden público y, en particular, para proteger  a los estudiantes y a la ciudadanía?

La autonomía universitaria no es violada por esa vigilancia legítima. La autonomía universitaria es violada por aquellos que pretenden imponerle un curso arbitrario a la vida académica.

La vocera Lagarreti se mostró particularmente interesada en denunciar, por otra parte,  el supuesto “gasto militar tan elevado”, según su expresión, que asume hoy el país. Esa afirmación sorprende pues  nadie sabía que podía haber una conexión entre el supuesto déficit de la educación pública y el presupuesto que la Nación ha decidido darle a la defensa nacional.  ¿Deberá el gobierno de Juan Manuel Santos recortar ese presupuesto para satisfacer a los voceros de la huelga universitaria? ¿Veremos en los próximos meses surgir campañas “espontáneas” y “desinteresadas” contra  el “horrible gasto militar tan elevado”?

Así se ve que el “programa mínimo” de la Mane es un plan a largo plazo y es más pesadito de lo que se cree.

¿La solución  es desangrar el presupuesto de Defensa, con recortes en uno y otro lado, para construir la utópica y grotesca universidad pública  donde el Estado regenta todo?  ¿Pedirá la Mane que Colombia, en materia de Ejército,  haga como Costa Rica?

Es obvio que para la Mane el culpable del “déficit de la educación nacional” se debe al gobierno actual y al anterior, culpables, según ella, del “gasto militar tan elevado”. ¿Tal apreciación es compartida por los estudiantes universitarios? ¿Han sido ellos consultados sobre ese punto particular tan importante en el discurso de los “voceros” de la huelga? Nada indica que eso se haya hecho.

Los muchachos y muchachas que pararon actividades pueden ser gente muy pura y bien intencionada, sin embargo, puede creer la opinión pública en la buena fe de ese movimiento cuando analiza las ideas de la Mane? ¿Y cuando ve que en la manifestación del 10 de noviembre en Bogotá hubo trapo comunista ondeando sobre la muchedumbre y, lo que es peor, que los oradores principales fueron jefes comunistas convencidos como Jaime Caicedo, Piedad Córdoba, Clara López, Alexander López y Wilson Arias,  entre otros?

Eso explica una cosa: el  “programa mínimo” del paro universitario tiene unos alcances tremendos. Unas fuerzas minoritarias extremistas, el PCC, el Partido Progresista, el Polo, tratan de ablandar al centro político y transformar las universidades en su refugio, para que la agitación de los próximos cuatro o cinco años tenga un bastión. Esos jóvenes juegan con la ingenuidad del público, o no parecen darse cuenta de que alguien, a través de ellos,  quiere jugar con los equilibrios estratégicos del país.

 

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