EN BOLIVIA HUBO GOLPE DE ESTADO DE SOCIALISTAS CONTRA SOCIALISTAS

Para quienes tercamente insisten en que no hubo tal golpe de Estado, como asegura la izquierdista OEA y su también izquierdista Almagro, no sé cómo podrán ocultar que, junto a las renuncias presionadas con secuestros, golpizas y quemas, el comandante en Jefe, Williams Kaliman, le haya “sugerido” a Evo Morales, con el fusil en la mano, que renunciara

Ricardo Puentes Melo

Por Ricardo Puentes Melo
Noviembre 14 de 2019
@ricardopuentesm
ricardopuentes@periodismosinfronteras.com

El fervor demagógico, manipulado y dirigido por el Foro de Sao Paulo -sin ninguna duda- habla de un respiro “democrático” en Bolivia a raíz del golpe de Estado acaecido en las últimas horas. Mentiras que adornan, incluso, asegurando que no hubo un golpe de Estado sino un “vacío de poder” producido por la renuncia de Evo; renuncia que se empezó a presionar -dicen- desde que se demostró el fraude electoral.

Hay unos hechos fácticos, imposibles de ocultar. Sí hubo fraude electoral por parte del cocalero Evo, y también hubo golpe de Estado por parte de otra facción de la izquierda boliviana. Fue una usurpación de poder por parte de la izquierda para tumbar otra izquierda. La misma cosa, ambas iguales de malas.

Carlos Mesa

Carlos Mesa es un socialista más radical que el mismo Evo en muchos puntos. Evo, por ejemplo, era un socialista permisivo con los comerciantes informales indígenas, con los contrabandistas, etc. Evo era muy laxo con la economía informal de Bolivia, la más grande de la región. Evo no ahorcaba con impuestos a sus “hermanos” indígenas, ni con pre-multas ni penalizaciones. Nada. Mesa sí es partidario de ser muy severo con la economía informal y aplicar impuestos a diestra y siniestra.

¿Quién ganará la puja por el poder? ¿el negociador y resbaladizo Carlos Mesa, o el matoncito cruceño Camacho? No me importa mucho. Porque con cualquiera de estos o de los otros que siguen en la lista, Bolivia y la democracia seguirán perdiendo.

El otro protagonista del golpe se llama Luis Fernando Camacho, un bravucón caricaturesco que ha sido catapultado a la fama por las logias (varias de ellas masónicas) de Santa Cruz. Camacho, sin haber sido elegido nunca por votación a nada, saltó a las primeras páginas de la prensa esgrimiendo un rosario y una Biblia. Cosa rara porque él, siendo miembro de la Logia Caballeros de Oriente, desprecia -como miembro de una logia- las Escrituras como fuente de Verdad. Las logias han sido, son y serán otro producto del humanismo anticristiano que combate la autoridad bíblica.

Camacho se unió en 2002 al Movimiento Nacionalista Revolucionario, un partido nacionalista de izquierda (o nacionalismo popular) que basa ese “nacionalismo” en conceptos como “justicia social”, “soberanía popular”. Para que el lector entienda, los mejores ejemplos de “nacionalismo de izquierda” son el maoísmo (que dirigió la revolución cultural china), el Sinn Féin (brazo político del IRA), o el nasserismo de los países árabes, el nacionalismo palestino de Yasser Arafat y su OLP, el APRA en Perú. Entre los líderes populistas nacionalistas de izquierda tenemos a Juan Domingo Perón, Omar Torrijos, Arafat, Gaddafi, Hugo Chávez y otros.

Luis Fernando Camacho

Camacho también ha sido parte de la Unión Juvenil Cruceñista, un grupo financiado por las logias locales que se autodefinen como cívicos autonomistas. Son jóvenes radicales que han sido, muchos de ellos, juzgados por hechos relacionados a violencia racista. Un par de sus miembros fueron arrestados en junio de 2008 acusados de planear el asesinato de Evo Morales.

Así las cosas, la solución en Bolivia no se ve. Han salido de un gobierno socialista y ese puesto lo quieren ocupar otros socialistas. Y Evo regresará a Bolivia como un “mártir de la democracia”, como regresaron Correa en Ecuador, Ortega en Nicaragua, Cristina en Argentina, Lula en Brasil.

Lo que pavimenta el camino de regreso a gobernantes socialistas todavía peores que sus antecesores, son la ignorancia del pueblo que dice ser de derecha, las falencias de esa falsa derecha que gobierna o finge la oposición y, por supuesto las directrices del Foro de Sao Paulo, manipulando y sacando el jugo a la ignorancia de la turba.

Víctor Borda, presidente de la Cámara de Diputados, renuncia frente al secuestro de su hermano (Facsimil de prensa)

La salida de Evo fue salvaje, al estilo humanista de los bolcheviques o de los revolucionarios franceses. Agredieron a los masistas, agredieron a varios gobernadores, les incendiaron sus casas, los amenazaron de muerte, y los obligaron a renunciar.  Y obviamente por eso también renunció Evo. Es indignante que la prensa internacional trate de mostrar a estos energúmenos seguidores de líderes que, como vimos, son socialistas, como si fuera el salvajismo de la derecha. Por un lado muestran eso y, por el otro, en otra columna de opinión de los mismos diarios, se justifica el golpe de Estado diciendo que no fue eso sino una renuncia voluntaria de Evo y su gente.

¿Renuncia voluntaria? ¡Pamplinas! Fue un golpe de Estado. Le renunciaron los ministros, los gobernadores, se apartaron los militares, renunció el presidente de la cámara de Diputados.

La Constitución de Bolivia, en el artículo 93 dice: “en caso de impedimento o ausencia temporal del presidente de la República, antes o después de su proclamación, lo reemplazará el vicepresidente y, a falta de este y en forma sucesiva, el presidente del Senado, el de la Cámara de Diputados o el de la Corte Suprema de Justicia”.

Evo Morales y el Papa Francisco

La renuncia de Evo y su vicepresidente García Linera obligaba al presidente del Senado a asumir el cargo. Pero Adriana Salvatierra es obligada a renunciar, así que le correspondía a Borda ejercer como presidente constitucional. porque le secuestraron su hermano y lo amenazaron de muerte, solo para impedir que Víctor Borda asumiera el poder, como constitucionalmente le correspondía.

Estas cosas espantosas, propias de los humanistas anticristianos, fueron aplaudidas por la “derecha” boliviana y de otros lugares de Latinoamérica. Nadie se atreve a decir que todos estos que luchan por el poder son socialistas, con el mismo modus operandi y, por supuesto, con los mismos resultados brutales. Solo faltaron, al mejor estilo bolchevique o revolución francesa, las decapitaciones y fusilamientos. Unos bárbaros-.

Lo cierto es que ambas facciones de izquierda -la golpista y la oficialista- tienen razón en sus acusaciones. Evo cometió fraude, es verdad. Y también es verdad que los antimasistas propinaron un golpe de Estado brutal y salvaje.

Luis Almagro, el izquierdista que dirige la sorista OEA, niega la existencia de un golpe de Estado y avala la toma del poder de los golpistas marxista

Para quienes tercamente insisten en que no hubo tal golpe de Estado, como asegura la izquierdista OEA y su también izquierdista Almagro, no sé cómo podrán ocultar que, junto a las renuncias presionadas con secuestros, golpizas y quemas, el comandante en Jefe, Williams Kaliman, le haya “sugerido” a Evo Morales, con el fusil en la mano, que renunciara.

Obviamente, luego de esa oleada de bellaquerías, y luego de la “gentil invitación” de Kalimán, vestido con uniforme de campaña y rodeado de tanques, al marxista Evo no le quedó otra sino salir huyendo hacia México donde su camarada AMLO le tiene tareas, organizadas desde el Foro de Sao Paulo, para incendiar la frontera con Estados Unidos.

¿Quién ganará la puja por el poder? ¿el negociador y resbaladizo Carlos Mesa, o el matoncito cruceño Camacho?

No me importa mucho. Porque con cualquiera de estos o de los otros que siguen en la lista, Bolivia y la democracia seguirán perdiendo.

El comandante en Jefe, Williams Kaliman, le “sugiere” a Evo Morales

Lo único que puede salvar a Bolivia, lo único que puede salvar cada país de Latinoamérica son partidos políticos de real derecha, derecha con valores occidentales, partidos de derecha que reconozcan que la autoridad para decidir lo que le conviene al hombre o a una nación se encuentra en los valores absolutos registrados en las Escrituras, no en los caprichos de sus caudillos.

Lo único que puede salvarnos es reconocer eso, tal y como lo reconocieron los padres fundadores de Estados Unidos de América.

No hay otra salida

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