JUANITA LÓPEZ, “LA INFILTRADA COMUNISTA” EN EL URIBISMO
4 años hace Ricardo Puentes MeloAsí que, Juanita López Patrón, la nieta de Edmundo, sobrina nieta de quien le vendió el Ubérrimo a Uribe, y parte de esa familia que consiguió los apoyos paramilitares que llevaron a Uribe a la presidencia, no es ninguna infiltrada. Es parte de esa banda de sinvergüenzas liberales izquierdistas
Por Ricardo Puentes Melo
Diciembre 5 de 2020
@ricardopuentesm
ricardopuentes@periodismosinfronteras.com
Más que divertirme con los despistes de los uribistas, que siguen viendo a Uribe como “el muro de contención del castrochavismo”, me preocupa que muchas personas, sin ser de la secta, aún sigan dudando del izquierdismo y la manipulación que el expresidente paisa hace magistralmente para engañar a los colombianos y mostrarse como un pobre burlado por Santos, un decepcionado de Duque y un mártir colombiano que entrega sus restos a la patria.
De nada vale que las hordas sepan a ciencia cierta que Uribe y sus cortesanos vendieron la victoria del NO y avalaron la JEP; de nada les sirve enterarse que la ideología de Uribe -plasmada en el CD- es copia maoísta del “centralismo democrático” de Lenin. Para los adoradores de Uribe, basta que él saque un trino diciendo alguna tontería difusa, para que sus intérpretes despistados elucubren sobre el significado real del trino cabalístico mientras encumbran la “capacidad de abstracción” de Uribe Vélez y negándose a la verdad: Uribe es un titiritero que maneja muy bien las malas artes de la manipulación mediática, del control sobre las masas, usando el engaño y la confusión.
Hace unos meses leí -eso sí, muy divertido- cómo unos comunicadores uribistas salían a felicitar al uribismo porque había descubierto que tenían una peligrosa comunista infiltrada en las toldas del gobierno (en el ministerio de Justicia), que era la encargada de implantar algo terrible, muy comunista, en Colombia: Nada menos que la abolición de la propiedad privada.
La peligrosa “infiltrada” es Juanita López Patrón. Ella estuvo como viceministra de Justicia, en la cartera de Gloria Borrero (gobierno de Duque, por si no recuerdan), y estuvo involucrada en ese episodio que los medios y el uribismo no quieren recordar, donde se negaron a suministrar las pruebas solicitadas por el gobierno de Estados Unidos para finiquitar el procedimiento de rutina y lograr que el narcoterrorista Santrich fuera extraditado.
El uribismo, representado por Duque, Gloria Borrero y Juanita López, embolataron la comunicación oficial del gobierno hacia las autoridades en Estados Unidos y, en vez de tramitar la correspondencia oficial a través de la embajada americana en Bogotá, como debe ser, dijeron que habían enviado esos documentos por medio de una empresa normal de correo, y que no tenían la culpa de que su hubiera extraviado en el camino. Gracias a esa “jugadita” (como dicen los congresistas del CD cuando hacen suciedades), y a que el gobierno no ordenó vigilarlo, Santrich se pudo volar. Sospechamos que el gobierno de Duque lo ayudó a salir del país, con muchas más cosas que extraviando el prontuario del bandido, pero eso es tema para otra ocasión.
Luego de eso, más recientemente, todavía como funcionaria del Ministerio de Justicia, pero ahora bajo las órdenes de Margarita Cabello, Juanita López lideró un proyecto de fusión de los códigos de comercio y civil que, según varios analistas, pone en riesgo la propiedad privada de los colombianos.
Un par de uribistas, muy despistados, pusieron sus ojos en Juanita López y dedujeron que era una marxista que se había colado de alguna manera en el gobierno de Duque. Días después, el uribista Gustavo Rugeles, director de El Expediente, publicó que el gobierno nacional había exigido la renuncia de la viceministra “Juanita López Gómez” (sic), quien “lideró el engendro de unificación del Código civil y Código de Comercio”, y agregó que ese proyecto había nacido en la Universidad Nacional “donde trabaja su esposo magistrado auxiliar”.
Los seguidores de Rugeles salieron a aplaudir su gestión periodística y el haber colaborado para detectar a la “infiltrada” en el uribismo. Todos ellos agradecieron también al Centro Democrático y al gobierno de Duque por “haber tomado medidas contra esa infiltrada”, y el asunto quedó zanjado. Las hordas uribistas tuvieron un respiro de alivio, agradecieron a Dios y a Uribe por seguir siendo los ángeles guardianes de la derecha en Colombia, y nadie quiso averiguar por qué Juanita era íntima de Duque, de Uribe, de Paloma Valencia, de Horacio Serpa y varios otros izquierdistas tanto en el Centro Democrático como fuera de él.
La verdad es que Juanita López no fue despedida sino que presentó su renuncia protocolaria cuando el nuevo ministro Wilson Ruíz se posesionó. Pero los comunicadores uribistas tenían instrucciones de dejar la idea de que este gobierno, “muro de contención del castrochavismo”, estaba detectando izquierdistas infiltrados para echarlos a patadas del gobierno.
Varios parientes de Juanita López le protestaron a Rugeles diciendo que no publicara “fake news”, y que se informara mejor porque el asunto no era como él lo estaba planteando en su cuenta de twitter. Eso fue el 8 de octubre pasado. Y no hubo más, al menos en esa ocasión.
Pero hoy el país amaneció con la noticia de que Juanita López Patrón había sido nombrada en un cargo creado especialmente para ella. La vicepresidente Marta Lucía Ramírez le inventó el puestico de “Jefe de Despacho de la Vicepresidencia de la República”, para hacer cualquier cosa.
Rugeles (nadie más) trinó su descontento y escribió: “(Juanita) que lideró el proyecto para modificar el derecho a la propiedad privada mediante la modificación del código civil terminó premiada por la vicepresidenta @mluciaramirez y felicitada por gente del @cedemocratico”.
La verdad es que Juanita López no fue despedida sino que presentó su renuncia protocolaria cuando el nuevo ministro Wilson Ruíz se posesionó. Pero los comunicadores uribistas tenían instrucciones de dejar esa idea de este gobierno
Lo que desconocen los uribistas (o quieren que se desconozca) es que Juanita López Patrón, si bien implanta la agenda marxista, no es infiltrada ni estuvo nombrada por descuido de Uribe, Duque o la cúpula del Centro Democrático. Es de las entrañas del uribismo.
Juanita López Patrón es hija de Miguel Rafael López Méndez, nombrado por Uribe como embajador encargado de Córdoba, en reemplazo de Jesús María López Gómez, tío de Miguel.
Miguel, nombrado cónsul en Houston durante el gobierno del supuesto enemigo del uribismo, Juan Manuel Santos, es hijo de Edmundo López Gómez, quien fuera ministro de comunicaciones durante Belisario Betancur. Eran de la misma cuerda mafiosa.
Edmundo López, el abuelito de Juanita López, en su cartera de comunicaciones durante Belisario, ayudó mucho a la mafia narcotraficante.
En 1979, los narcos del Cartel de Cali, los Rodríguez Orejuela fundaron el Grupo Radial Colombiano, compuesto por 28 emisoras transmitiendo desde las principales ciudades del país. Debido a las denuncias de algunos periodistas sobre la presencia de la mafia en los medios de comunicación (La ley 129de 1976 dispone que ninguna persona con antecedentes penales puede ser propietaria de una cadena de emisoras), Gilberto Rodríguez cedió sus acciones a sus testaferros, el periodista Oscar Rentería (según publicaron en la época) y a Álvaro Gutiérrez; Miguel Rodríguez hizo lo propio con Alfonso Gil Osorio y la sociedad Construcciones colombo andinas.
Una vez no figuraban en las escrituras el ya ministro de comunicaciones Edmundo López Gómez (ex senador del Partido Liberal) y amiguísimo de Gabriel García Márquez, les expidió a los narcos la Resolución 675 reconociendo al Grupo Radial Colombiano como cadena.
Ya posesionado Virgilio Barco, llama a Edmundo López para sea su ministro de Justicia. Desde esta cartera, el cordobés “elaboró y presentó a la firma de Virgilio Barco dos proyectos de resoluciones ejecutivas, por medio de las cuales negaba la extradición a los Estados Unidos de los narcotrafícantes Gilberto Rodríguez y José Santacruz Londoño, los dos hombres más importantes del Cartel de Cali”, según narra un periodista de la época.
Ya cumplida la tarea, Edmundo se va del ministerio, de inmediato. Un testigo presencial del proceso cuenta que Edmundo López “le habría dicho al presidente que se hallaban vencidos los términos legales dentro de los cuales se podía proferir la resolución y, que como era público y evidente que a Rodríguez y a Santacruz los juzgaban en Cali por los mismos delitos imputados en Estados Unidos, se debía aplicar el principio jurídico del “Non bis in idem” (nadie puede ser juzgado dos veces por el mismo hecho). Y Barco firmó las resoluciones.”
Algo muy grave, porque la Corte Suprema de Justicia ya había emitido un concepto favorable para la extradición de los Rodríguez a Estados Unidos, diciendo que no se cumplía el “non bis in idem”, que alegó posteriormente el ministro Edmundo López, abuelito de Juanita López, diciendo, literalmente, que “estoy mejor informado que esa corporación.” Y asunto zanjado.
Cuando Edmundo murió, la mafia lo lloró, por supuesto. Y también los allegados a la mafia.
Edmundo, siendo presidente Alfonso López Michelsen, líder del Movimiento Revoucionario Liberal, le dirigió desde la presidencia del Congreso, toda la agenda legislativa de este otro presidente financiado por las mafias narcotraficantes.
Cuando Edmundo murió, la mafia lo lloró, por supuesto. Y también los allegados a la mafia.
Edmundo, era hermano de Jesús María López Gómez, como ya dijimos, gobernador de Córdoba acusado de corrupción en todas las áreas, y condenado por sus nexos con paramilitares. El mismo Mancuso dijo, bajo juramento, que el “mono” Jesús María López “era como mi padre, convencido de la lucha antisubversiva”.
Jesús María López Gómez, suegro de Joselito Guerra de la Espriella, otro mafioso del clan, hermano de María del Rosario Guerra de las Espriella, del círculo íntimo de Álvaro Uribe, congresista actual del Centro Democrático.
Edmundo, el abuelito de Juanita, también era hermano de Libardo López Gómez. Ambos emparentaron con la familia Cabrales, miembros del Centro Democrático, dirigentes de ese partido en Córdoba. Libardo se casó con Dalila Cabrales, tía abuela de Daniel Alberto Cabrales Castillo, congresista del Centro Democrático y actual embajador del gobierno de Duque en República Dominicana. Daniel Alberto también fue el coordinador de la campaña de Juan Manuel Santos.
Libardo López Gómez, tío abuelo de Juanita, y hermano de Edmundo (abuelito de Juanita), fue un férreo defensor de Ernesto Samper Pizano, igual que lo fue Álvaro Uribe Vélez, e igual que lo fue Edmundo, el abuelito de Juanita, y que también defendió los intereses de los Rodríguez Orejuela, quienes -oh casualidad- financiaron la campaña presidencial de Ernesto Samper.
Libardo es el padre de Juan Manuel López Cabrales, ex senador del Partido Liberal condenado por parapolítica y concierto para delinquir. En su proceso, a favor declararon Andrés Pastrana, César Gaviria, Camilo Gómez (del equipo de Marta Lucía Ramírez, actual jefe de Juanita López), Alfonso Gómez Méndez, Horacio Serpa Piedad Córdoba y otros líderes de la izquierda colombiana. Todos dijeron que López Cabrales no tenía nada que ver con los paramilitares y que solo firmó el Pacto de Ralito para salvar su vida. Libardo formó parte del grupo de separatistas que firmaron la creación el departamento de Córdoba, en 1952, luego de la escisión del departamento de Bolívar.
Juan Manuel está casado con Arleth Casado Fernández. Senadora de la República de Colombia por el Partido Liberal, hermana de Juan Carlos Casado Fernández, condenado por parapolítica.
Edmundo, el abuelito de Juanita, también fue íntimo amigo de Iván Duque Escobar, el papá de Iván Duque Márquez. Ambos en el gobierno del bandido y auxiliador de narcos y terroristas, Belisario Betancur.
Es evidente que esta mafia cordobesa tiene alianzas con todos, y entre ellos hacen acuerdos para perpetuarse en el poder. No es más.
Esa estrecha hermandad entre los López Gómez y los Uribe, fue lo que llevó a la presidencia a Álvaro Uribe Vélez, apoyado por esta familia y por todos los paramilitares de ese clan
Pero los nexos de Álvaro Uribe con esta familia López, con toda la parentela, va mucho más allá que simples coincidencias o apoyos políticos. Saliendo de director de la Aeronáutica Civil, donde Uribe otorgó licencias a muchos narcotraficantes, se compró una finca, la más emblemática para la familia Uribe: El Ubérrimo.
Tenía 27 años de edad pero de algún lado consiguió el dinero para hacerse dueño de El Ubérrimo, una extensión de fértiles tierras, con más de 1.500 hectáreas. Se la vendió el corrupto Jesús María López, suegro de Joselito de la Espriella, amigo de Mancuso y hermano de Edmundo, el abuelito de Juanita López Patrón, la marxista “infiltrada” en el uribismo.
Esa estrecha hermandad entre los López Gómez y los Uribe, fue lo que llevó a la presidencia a Álvaro Uribe Vélez, apoyado por esta familia y por todos los paramilitares de ese clan.
Así que, Juanita López Patrón, la nieta de Edmundo, sobrina nieta de quien le vendió el Ubérrimo a Uribe, y parte de esa familia que consiguió los apoyos paramilitares que llevaron a Uribe a la presidencia, no es ninguna infiltrada. Es parte de esa banda de sinvergüenzas liberales izquierdistas que han intentado durante años entregar el país al comunismo internacional, donde bebe el Partido Liberal, el mismo de los mafiosos, los narcos y los últimos presidentes de Colombia.
Mientras esto pasa, el país uribista sigue adormecido, sufriendo de disonancia cognitiva, mientras sus propagandistas adolecen, en el mejor de los casos, de ignorancia ramplona.
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