KALMANOVITZ, EL MOCKUSIANO CENSURADOR
Esos disparates de Mockus provienen de Kalmanovitz, por eso sostenemos que el hombre es un peligro, por irresponsable y por ignorante
KALMANOVITZ Y LA CENSURA
Pero los problemas de Kalmanovitz vienen de más lejos. Durante doce años fue miembro de la Junta Directiva del Banco de la República, por donde averiguamos que es un buen burócrata, lo que no es nota leve para conocer su personalidad
Por Fernando Londoño Hoyos
El personaje no llama mucho la atención, y tampoco vale mucho la pena. Es uno de esos que parecen escapados de la pluma de Eca de Queiroz, cuando dibujó los trazos inolvidables de “El Gran Pacheco”. Fama de formidable economista, de gran profesor, de soberbio escritor. De ninguna de esas condiciones ha dado pruebas Kalmanovitz. Pero si nos ocupamos de personaje tan oscuro, no es por otra cosa que por el Ministerio de Hacienda que ocuparía si Mockus fuera Presidente.
Kalmanovitz había prometido atender la entrevista que le solicitamos para “La Hora de la Verdad”, el programa de opinión que tenemos el honor de dirigir cada mañana desde “Radio Súper”, pero en el momento de salir al aire colgó el teléfono, aduciendo que temía una trampa de parte nuestra. Poca confianza le merecen los periodistas a Kalmanovitz, cuando no están de acuerdo con las cosas que propone. Y en mal nos tiene, cuando empieza por calificarnos como tramposos, que es el que urde las trampas, a quienes podemos andar en contravía de sus pareceres. Lo que ahora queremos destacar es el estilo “mockusiano”, tan jovial, tan querido, tan ecuánime y pacífico, con la sola condición, según se ve, de que se trate de uno de sus fervorosos adherentes. Al que no le gusta lo que Mockus dice y supuestamente piensa, a ese lo manda derecho a los infiernos. Esa manera de ser la desconocen muchos, y es bueno ir sabiendo con quién estamos tropezando. Pero el desplante del señor Kalmanovitz no nos privará de decir a propósito de su vida y milagros lo que de su vida y milagros pensamos. Por eso insistimos en que proponerle a los empresarios que dejen para más adelante la modernización de sus equipos, porque deben preferir el empleo, es una simple sandez, una regresión, una condena a que vivamos mal, consintiendo nuestros complejos de inferioridad. Y que es peor, todavía, sostener que se debe combatir la revaluación con el método de cerrar la puerta a la inversión extranjera en minería y petróleo. Como Kalmanovitz no ha ejecutado nada en la vida, no tiene la menor idea de lo que ha costado diseñar y poner en marcha una política petrolera que nos librara de las importaciones y nos condenara a vivir como dependientes en el campo extraordinariamente sensible de los recursos energéticos. Esos disparates de Mockus, ahora lo sabemos, provienen de Kalmanovitz, por eso sostenemos que el hombre es un peligro, por irresponsable y por ignorante. Parece que el encomiado profesor no anda bien en materia de conocimientos sobre competitividad y política energética.
Pero los problemas de Kalmanovitz vienen de más lejos. Durante doce años fue miembro de la Junta Directiva del Banco de la República, por donde averiguamos que es un buen burócrata, lo que no es nota leve para conocer su personalidad. Pero lo más grave es lo que viene. En esos doce años, desde su jaula de mármol, el Profesor Kalmanovitz asistió y aprobó las estrategias económicas más perversas y equivocadas. Empezó en los tiempos del presidente Gaviria, bendiciendo monetariamente la apertura que quebró a Colombia en aquellas horas amargas. Fue apertura hacia adentro, demoledora y brutal. Luego acompañó a Samper, lo que dice poco de sus escrúpulos morales y mucho de sus desaciertos económicos. Fue esa la época de la banda cambiaria y de la defensa a ultranza del peso colombiano subiendo las tasas de interés por encima del ciento por ciento anual. Siguió con Pastrana, por donde lo encontramos coautor del desastre del Upac, de la quiebra financiera que pagamos entre todos y otra vez del manejo de las tasas de interés que protegieron la especulación y dañaron el trabajo. Alcanzó a hacerse sentir en el Gobierno de Uribe, culpable de la revaluación contra la que Uribe tanto batalló. Pero ganaron los del República. Con Kalmanovitz a la cabeza. Así que tendremos que sacar de su madriguera esta nueva versión del Gran Pacheco, para colmo de males seguidor de Chávez en eso de condenar la prensa con la que disgusta.
Mayo 11 de 2010
Tomado de La Patria.com
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