LAS SIETE FALACIAS CONTRA EL CAPITALISMO

Steve Jobs probó que el capitalismo no oprime sino que libera a los jóvenes, y que la “educación” estatista no es condición necesaria para abrirse camino en la vida. Tumbó dos mentiras socialistas

Siete falacias contra el capitalismo

Furiosos los rojos se visten de verde más fuerte, y embisten contra los “transgénicos” y nos asustan con que “Monsanto y las multinacionales de alimentos nos envenenan”

Alberto Mansueti
Alberto Mansueti

Por Alberto Mansueti

Noviembre 11 de 2014

Cuáles son los argumentos en favor del socialismo? No sé si te diste cuenta, pero no los hay. Las izquierdas, más que argumentar en favor del socialismo, lo que es imposible, lo que hacen es presentar una serie de “argumentos” falaces en contra del capitalismo. No es igual.

Y como es muy visible que los países socialistas son los más pobres del mundo, los socialistas no pueden negar que el capitalismo es la única vía efectiva para sacar a los pueblos de la pobreza. Entonces, más que fallas en la economía, lo que achacan al capitalismo son supuestos defectos morales. ¿Cuáles? Hay que verlos, porque esos falsos argumentos, se han ido cayendo uno a uno. Y cada vez que uno se cae, van e inventan otro en su reemplazo. Hasta ahora son siete. Aquí está la serie, desde el “Manifiesto Comunista” en 1848. Hasta fecha de hoy día.

1.- Explotación. En el siglo XIX, Marx y Engels acusaron al capitalismo y a las empresas capitalistas de “explotar” a sus trabajadores mediante una supuesta “plusvalía”, la que les era “extraída” (algo así como sacando sangre, tipo Drácula). De allí el empobrecimiento de la clase obrera, decían. Pero ese “argumento” se cayó al suelo cuando avanzando el siglo XX, en Europa occidental, y sobre todo en EEUU, los obreros de las compañías capitalistas Standard Oil, Shell, Ford, General Motors, General Electric, y otras, no se hacían cada vez más pobres, como anticipaba la sombría profecía marxista, sino que salían de la pobreza, y en pocos años prosperaban. Y para los ‘20 esa prosperidad se había contagiado a la población en general. Como pasa ahora en China, en las exclusivas zonas capitalistas de ese país.

2.- Crisis. En los ’20, la manipulación del dinero y el crédito en EEUU por parte del banco central, una institución socialista, terminó en la Crisis de Octubre de 1929. Como siempre las izquierdas acusaron al capitalismo, alegando que era la causa de los ciclos, las depresiones y recesiones. Pero esta otra falacia se vino abajo tras la II. Guerra Mundial, cuando los países vencidos, Alemania, Italia y Japón, abandonaron la economía planificada, y aunque no cerraron sus bancos centrales, hicieron muchas reformas liberales, suficientes para salir a flote de la crisis, el desempleo y la pobreza. Como siempre la prensa, lejos de reconocer que la recuperación fue gracias al capitalismo, hablaron de “¡milagros!”

3.- Imperialismo y dependencia. En los ’60, los profesores socialistas de La Sorbona y Berkeley, y los “expertos” de la Cepal, adoptaron la teoría de Lenin, acusando al capitalismo de “explotar” mediante el “imperialismo” a los países del Tercer Mundo. El comercio exterior crea la “dependencia”, dijeron. Otro mito que se comenzó a socavar una década después, en los ‘70 y ‘80, cuando precisamente los países más “dependientes” del comercio exterior, como Hong Kong, Singapur, Taiwan y SurCorea, salieron de la pobreza masiva, y se hicieron ricos, en muy pocos años.

Steve Jobs probó que el capitalismo no oprime sino que libera a los jóvenes, y que la “educación” estatista no es condición necesaria para abrirse camino en la vida. Tumbó dos mentiras socialistas
Steve Jobs probó que el capitalismo no oprime sino que libera a los jóvenes, y que la “educación” estatista no es condición necesaria para abrirse camino en la vida. Tumbó dos mentiras socialistas

4.- Opresión a la juventud. Por esos años también, Herbert Marcuse y los marxistas culturales de la Escuela de Frankfurt acusaban al capitalismo de “oprimir a los jóvenes”, a quienes llamaron a la rebelión contra sus padres. Pero a los años, una pandillita de imberbes como Bill Gates y Steve Jobs, en Silicon Valley de la misma California, y como ahora Mark Zuckerberg con Facebook, se hicieron riquísimos antes de sus 40, sin pedir nada al Gobierno, sólo con el capitalismo que había en el sector tecnológico, uno de los no sometidos a reglamentaciones estatistas. Y no tenían “educación” formal, así que de una sola patada tumbaron dos mentiras socialistas: probaron a la vez que el capitalismo no oprime sino que libera a los jóvenes, y que la “educación” estatista no es condición necesaria para abrirse camino en la vida, y hasta puede ser un obstáculo. Después en los’90, cuando tímidas y parciales reformas “Neo-liberales”, lejos del capitalismo neto, abrieron no obstante oportunidades en ciertos mercados como los bursátiles, fueron los jóvenes “yuppies” quienes más las aprovecharon, y así ganaron independencia.

5.- Machismo. Arremete la izquierda con el feminismo, acusando al capitalismo de “oprimir a la mujer”. Pero en China, India y América Latina, pequeñas oportunidades de un capitalismo incompleto se abren en la “economía informal”, las mujeres son quienes más las aprovechan para salir de abajo. A diferencia de las féminas atrapadas en su crónica dependencia del insostenible Welfare State, que ahora implosiona, y se les cae encima a pedazos en Europa y EEUU.

6.- Racismo. Y arremete la izquierda con el “indigenismo”. Pero la gran mayoría de las mujeres de la economía capitalista subterránea en el Tercer Mundo, son indígenas, de piel negra o muy cobriza, al igual que sus familiares varones, de su mismo color; así que ya tampoco vale más el “argumento” racista.

7.- Daño ecológico. La carta que ahora juegan es acusar al capitalismo de “polucionar y destruir el ambiente y extinguir las especies”. Pero las regiones más contaminadas del ex imperio soviético son las que fueron más socialismo. Y en algunas (pocas por ahora) regiones de África, ya ensayan con la propiedad privada, como medio muy superior para cuidar y preservar el ambiente y las especies. Por la simple razón de que cada quien cuida mucho mejor lo que es suyo, y “lo que es de todos es de nadie”. Furiosos los rojos se visten de verde más fuerte, y embisten contra los “transgénicos” y nos asustan con que “Monsanto y las multinacionales de alimentos nos envenenan”. Pero enseguida viene la confesión de Mark Lynas, un ex “verde” arrepentido, que nos dice: “Perdón! Les hemos estado mintiendo.”

Para votar socialista, una de dos: 1) hay que ser muy despistado y estar muy mal informado; 2) o muy bien “enchufado”.

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