OTRO GIRO A LA DERECHA
De la pobreza se sale con riqueza; del socialismo con capitalismo; y de la izquierda, por la derecha. Pero ¡la derecha anda torcida! Entonces los liberales clásicos tenemos por delante la ardua tarea de enderezarla. ¿Quién si no?
Otro giro a la derecha
De la pobreza se sale con riqueza; del socialismo con capitalismo; y de la izquierda, por la derecha. Pero ¡la derecha anda torcida! Entonces los liberales clásicos tenemos por delante la ardua tarea de enderezarla. ¿Quién si no?
Por Alberto Mansueti
Noviembre 27 de 2016
El año 2016 ha marcado un giro a la derecha en la política del mundo. El 23 de junio el “Brexit” inglés derrotó al “Eurosocialismo”, y a los tres días, Rajoy tuvo ajustado triunfo en España sobre dos ramas de la izquierda, el PSOE y Podemos. En octubre las FARC perdieron su referéndum en Colombia, y en Brasil y Chile las izquierdas sufrieron derrotas municipales. Y el 8 de noviembre, Hillary Clinton y su Partido Demócrata perdieron los comicios para Presidente y Congreso en EE.UU. ¿Ganó la derecha o perdió la izquierda? Ambas cosas.
Por definición la política es lucha constante entre dos pulsiones, el realismo por la derecha, y la utopía por la izquierda, refugio de los peores demagogos, bandidos y criminales. Eso no cambia nunca; y quien diga lo contrario es un ignorante, o un izquierdista mentiroso, valga la redundancia. Las que cambian, es cierto, son las variantes de parte y parte; por eso hay diferentes ramas en cada lado. Ni cambia la “ley del péndulo”, tan fuerte y válida como la de la gravedad: cuando los gobiernos de un lado agobian demasiado a la gente, en la próxima oportunidad se cambia para el otro lado, dentro de las opciones disponibles, de un lado y otro. Por ej. en España el Partido Popular es un asco, pero es lo único que tiene la gente razonable y decente (“mayoría silenciosa”), para que los mencheviques del PSOE no vuelvan a la Moncloa, o para que no lleguen los bolcheviques (Podemos).
Las izquierdas son todas malas, y se distinguen por los medios para imponer sus indeseables utopías socialistas, en la economía, y los otros puntos de su Agenda marxista. Las “duras” usan la violencia; y las “blandas” solamente el engaño. Las derechas no escogen la violencia, excepto en casos de defensa. Pero las hay liberales, y estatistas (no liberales o antiliberales), según sea la esfera preferida para el estatismo: unas en la economía, para “proteger” sus negocios, otras en la educación, con “enseñanza pública” según sus convicciones ideológicas, otras en la religión, para favorecer la suya de cada quien, otras en las regiones del país, para tener privilegios en sus “territorios” … y así. En la derecha liberal en cambio no queremos estatismo sino mercado: en economía, pero también en educación, cultura, arte y espectáculos, deporte y medicina, etc.
¿Cuál izquierda pierde ahora, y cuál derecha gana? Los datos: (1) Trump ganó con el voto cristiano, y con la crítica a unos tratados de comercio que los liberales sabemos no son de “libre” comercio. Pero (2) de inmediato, las izquierdas dieron voltereta ante esos tratados, que ayer satanizaban, y lamentan ahora que Trump los vaya a cuestionar. ¡Hipócritas! Significa que la izquierda hoy concede más peso a la cultura y a la moral personal que a la economía: al relativismo Posmoderno llama “multiculturalidad”, a la inmoralidad disfraza de “lucha anti discriminación”, y fomenta la inmigración masiva como parte de su Programa de hegemonía anti-occidental. (3) Gracias a Dios los cristianos votaron en contra del marxismo cultural e inmoral; pero apoyan el marxismo económico y el “proteccionismo” mercantilista, ignorando que también es inmoral, y empobrecedor. Confundidos con la globalización, votan contra el libre comercio, creyendo que los tratados son realmente lo que dicen ser.
El segundo semestre de 2016 fue como el de 1989: una serie de explosiones políticas en Europa Oriental acabó con el comunismo tipo soviético; en noviembre el clímax: derribo del Muro. Y siguieron repercusiones en el resto del orbe. El péndulo giró a la derecha, y en los ’90 tuvimos gobiernos de ese lado. Casi todos de alianzas entre las varias derechas; y las malas en muchos casos prevalecieron, por eso los resultados fueron exitosos sólo en parte. Y por eso, ya en el nuevo siglo, en torno al 2000, hubo un giro a la izquierda, del cual ahora comenzamos a salir.
El profesor Andrew Chesnut enseña Religión en la U. de Virginia Commonwealth en EE.UU., y se especializa en América latina. En reportaje a AFP, que dio la vuelta al mundo, dijo: “La creciente influencia evangélica en la política es uno de los motores que empuja en la región a la derecha”. Dijo “uno de los motores”, no el único, ni el de más importancia. Como siempre, el más importante es el agobio con el lado reinante, el del socialismo, capitaneado por los Castro y Lula Da Silva hasta 2013, cuando una conspiración de cardenales “progresistas” forzó la renuncia del Papa Benedicto XVI para entronizar a Bergoglio, y la izquierda global cambió de Jefe Supremo.
Pero las derechas vamos ganando batallas electorales a las izquierdas, con las cuales tenemos la “contradicción principal”, como decía Mao. Y dentro del campo de las derechas, los liberales tenemos “contradicciones secundarias” con otras, diría el mismo Mao, a las cuales tenemos que ganar batallas ideológicas, para librar a la derecha de contradicciones insalvables:
(1) Entre los cristianos, más numerosos, hemos de explicar a todas las denominaciones e Iglesias que defendemos la vida y la familia, y por eso adversamos a los socialismos y estatismos destructivos de la economía privada, que sirve a su sostenimiento. Y explicar la interpretación de la Biblia, y el uso de la razón, tras tantos años de la Teología “liberacionista” en los católicos, y del “pietismo” irracional en los evangélicos. (2) A los nacionalistas, que el “proteccionismo” no protege ni fortalece a la economía nacional, sino que la debilita; que la guerra es un crimen, salvo casos excepcionales; que la xenofobia no sirve, porque la inmigración sana ha bendecido a muchas naciones, y para excepciones indeseables se puede legislar con sabiduría y justicia. (3) A los conservadores tenemos que llamarles a confiar en la privatización educativa, porque la gente corriente y normal, de trabajo y de familia, no necesita al Estado para imponer por la fuerza las sanas enseñanzas, como sí lo hace la “minoría ruidosa” con sus perversas doctrinas. (4) Hablaremos a los regionalistas no de secesión sino de “3 federalismos”; y en las ciudades, de “las 8 propuestas municipales”.
Lo más importante: a los más pobres proponemos tres reformas sociales con bonos, en educación, atención médica y jubilaciones, hasta que dejen de ser pobres. ¿Y cómo van a salir de la pobreza? Simple: participando en la creación de riqueza, con las reformas políticas (No. 1), y del dinero, los impuestos y la economía (No. 2). Es nuestro proyecto “La Gran Devolución”, con sus Cinco Reformas, que Ud. puede consultar en nuestra Web, la del Foro Liberal de América Latina.
De la pobreza se sale con riqueza; del socialismo con capitalismo; y de la izquierda, por la derecha. Pero ¡la derecha anda torcida! Entonces los liberales clásicos tenemos por delante la ardua tarea de enderezarla. ¿Quién si no?
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