“SANTOS ES UN REHÉN DE LAS FARC”

Todo el mundo quiere apartarse de la nefasta herencia de Santos, hasta el candidato presidencial Vargas Lleras -que fue vicepresidente en este gobierno- quiere que se le desligue de su paso junto con el presidente

Plinio Apuleyo Mendoza (Foto Periodismo Sin Fronteras)

“Santos es un rehén de las FARC”

Entrevista a Plinio Apuleyo Mendoza

Todo el mundo quiere apartarse de la nefasta herencia de Santos, hasta el candidato presidencial Vargas Lleras -que fue vicepresidente en este gobierno- quiere que se le desligue de su paso junto con el presidente

Ricardo Angoso

Por Ricardo Angoso
Febrero 17 de 2018
@ricardoangoso

Hijo del abogado y político Plinio Mendoza Neira, Plinio Apuleyo Mendoza es, a sus 86 años, uno de los grandes escritores y periodistas colombianos de los últimos tiempos. Ha sido testigo de excepción de los grandes acontecimientos de Europa, donde ha vivido durante décadas en varias capitales, entre ellas París, Roma y Madrid, y de su país, donde incluso llegó a conocer al asesinado caudillo Jorge Eliécer Gaitán el día de su magnicidio.

El prolífico escritor Apuleyo Mendoza se nos muestra en esta entrevista como un analista avezado y dotado de un gran olfato político. Ha escrito centenares de artículos, es amigo personal de Mario Vargas Llosa y lo fue del fallecido Gabriel García Márquez.También ha sido embajador de su país en Italia y Portugal. Actualmente vive en Bogotá, donde presentó recientemente su última novela: Entre dos aguas.

Plinio Apuleyo Mendoza

Ricardo Angoso:¿Cómo ve el panorama político colombiano, no cree que hay demasiada confusión, qué está pasando?

Plinio Apuleyo Mendoza: Muy inquietante y confusa es la situación porque aparece un fenómeno nuevo que en otras épocas no se había dado, que era desconocido en el país. Y se trata del descrédito absoluto del mundo político y de los políticos en general, al margen de la ideología que tengan. Han surgido muchos escándalos de corrupción que han sido la causa de ese descrédito del que hablo y la gente, el elector raso, está buscando fórmulas distintas para salir de la crisis que vivimos. Esa búsqueda de otras alternativas es provechoso, incluso me atrevería a decir que fructífero, pero al mismo tiempo es peligroso porque nos evoca el caso de Venezuela, un país que yo conocí bien y donde trabajé como periodista. En Venezuela, no lo olvidemos, llego el descrédito de los dos partidos -el socialdemócrata AD y el demócrata cristiano COPEI- que se turnaban en el poder y esa crisis explica muchas de las cosas que están sucediendo en ese país ahora. La gente cuando había una crisis de gobierno votaba por el partido opositor que era la alternativa a esa situación y las cosas fluían por un acontecer racional hasta que apareció un fenómeno nuevo, que era Hugo Chávez, y comenzó la tragedia actual que estamos todavía viviendo. En medio de ese descrédito de los dos grandes partidos. Chávez atrajo la simpatía de muchos electores y ahí se abrió un camino para Venezuela que, como estamos viendo, es absolutamente desastroso y terrible. No olvidemos que Chávez era outsider y de su discurso antisistema fue capaz de construir una sólida alianza capaz de ganar unas elecciones.

Ahora, en Colombia, vemos una gran inquietud y nadie sabe qué puede ocurrir ante las próximas elecciones. Afortunadamente, he visto algunas buenas noticias como la firma de una gran acuerdo entre los tres candidatos del centro y la derecha -Marta Lucía Ramírez, Alejandro Ordóñez e Iván Duque- para llevar a cabo una consulta el próximo mes de marzo y definir el candidato unitario para las presidenciales. Esos tres candidatos fueron, no lo olvidemos, los que en el plebiscito para refrendar los acuerdos de paz entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) defendieron el “no” a algo que consideraban era una concesión desmesurada a los terroristas. Ahora los electores decidirán quien será el candidato que defienda esa opción política y, finalmente, se disiparán unas divisiones que creo que no beneficiaban a nadie y menos al centro derecha.

Plinio Apuleyo Mendoza y Ricardo Angoso

El Proceso de Paz

R.A.:¿Le habrá sorprendido mucho todo el proceso de paz en el sentido de la conversión de las FARC en un partido político?

P.A.M.: No creo que vaya a obtener un gran éxito electoral a tenor de los grandes errores cometidos y las barbaridades perpetradas por las FARC. Yo, desde luego, como creo que la mayoría de los colombianos, nunca votaría por ellos. Pero, dada la geografía de Colombia, con tantas zonas y veredas apartadas, no debemos perder de vista que las FARC están muy presentes en muchas partes del país casi abandonadas. Yo, como periodista, tuve la ocasión de viajar por casi toda Colombia y pude ver con mis propios ojos como en muchas zonas del país los guerrilleros conseguían imponerse a los campesinos por la fuerza de las armas y, además, tenían dinero a través del narcotráfico. Los campesinos participaron de ese proceso, abandonando sus productos naturales de siempre, y cultivando coca, con la que después traficaban las FARC.

R.A.:Ahora parece que el problema ha ido a más, que incluso hay más superficie cultivada que antes de los acuerdos de paz, ¿no cree?

P.A.M.: Ese es parte del problema y es fruto de las fantásticas concesiones que se le hicieron a las FARC en los dichosos acuerdos de paz. Se suspendieron las fumigaciones de los campos de coca a petición de las FARC y, desde ese momento ,comenzaron a crecer los cultivos ilícitos. Yo creo que lo único efectivo eran las fumigaciones, que no había otro camino, y ese crecimiento desmesurado sólo se explica por el abandono de las mismas.

R.A.:Usted ha sido muy crítico con respecto a los acuerdos de paz, ¿pero había otra alternativa distinta a la política adoptada por el presidente Santos?

P.A.M.: Con Uribe se logró atacar duramente a las FARC y su actividad decreció notablemente. El sueño de Uribe era lograr con la guerrilla lo que se había logrado con los paramilitares, que habían abandonado las armas a través de un proceso de negociación. Las FARC habían sido golpeadas duramente y caído muchos de sus líderes. Uribe pensó que Santos, que había sido elegido con sus votos, lograría un acuerdo sobre la base de la fortaleza del gobierno y de sus condiciones. Sin embargo, Santos dio un viraje, que no lo hizo por convicciones políticas, sino por su gran ego. Quería conseguir ante la historia lo que otros presidentes no habían logrado pero acabó simplemente convertido en un rehén de las FARC.

R.A.: Aparte del proceso de paz, no hubo en estos siete años de Santos grandes avances en el país, ¿qué balance hace de este período?

P.A.M.: La economía ha quedado por los suelos. El gasto público aumentó desmesuradamente. La corrupción llegó hasta los más altos niveles, inundando hasta la justicia, y hay hasta magistrados inculpados. Fuera del acuerdo de paz, que está plagado de riesgos, el balance de Santos es pésimo. Ha sido un fracaso total este gobierno y la gente lo sabe, no es tan tonta. Por ese motivo, la favorabilidad de Santos es muy baja. El oficialismo ni siquiera ha podido colocar un candidato para las presidenciales. Santos no tiene candidato para las próximas elecciones porque la gente no quiere una prolongación de esta agonía. Todo el mundo quiere apartarse de la nefasta herencia de Santos, hasta el candidato presidencial Vargas Lleras -que fue vicepresidente en este gobierno- quiere que se le desligue de su paso junto con el presidente.

 

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