La más reciente la encontramos en el corrupto y amoral gobierno de Juan Manuel Santos, donde el YO supremo pudo más para convertirse en un ente irracional, destruyendo por completo lo que alguna vez se consideró como la democracia más antigua del continente suramericano.
Como para qué comentar sobre Odebrecht.
Los hay traicioneros de clase, como los llaman en la gruperia, sin mencionar nombres porque ellos y ellas lo saben, como todos aquellos que vendieron su alma al diablo para convertirse en aliados estratégicos de las diferentes formas de lucha, FARC; quienes hoy reciben por parte del Estado colombiano más de $8.000 millones, para que funcionen y actúen en su vida diaria como un ente; a los colombianos nos quedó gustando el 8.000 como número.
Como, también, los hay traidorzuelos: Aquellos que pretenden llegar a la cima del poder a costa de los demás, sin importa su ideología y doctrina.
Al mejor estilo sindical, cueste lo que cueste.
Dentro de la filosofía de vida, lo complejo del ser humano radica en comprender que la traición hace parte de la condición humana, diaria. como bien comenta Arendt.
Habrá quienes se comporten como entes irracionales, habrá quienes nos comportaremos como seres humanos que trascendemos más allá de nuestro YO, sin ninguna pretensión, porque quien es agradecido como ser humano no guarda mayores pretensiones.
(Tal vez, una condición sinen quanon del ente traidorzuelo, es que no es, o nunca fue, agradecido con la lonchera que le dio de comer).
Puntilla: Ni para qué comentar sobre la condición humana de Yo, Claudia y su foulard de muchos colores.
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