VENEZUELA: LOS DESASTRES ECOLÓGICOS DEL CHAVISMO
La guerrilla Farc está no sólo en zonas cercanas a la frontera con Colombia sino que también opera en regiones interiores de Venezuela. Dijo que “hay testimonios de campesinos que hablan de la participación de las Farc en negocios ilícitos como deforestación ilegal (recorte salvaje de árboles para vender madera en Colombia)
Desastres ecológicos en Venezuela
La guerrilla Farc está no sólo en zonas cercanas a la frontera con Colombia sino que también opera en regiones interiores de Venezuela. Dijo que “hay testimonios de campesinos que hablan de la participación de las Farc en negocios ilícitos como deforestación ilegal (recorte salvaje de árboles para vender madera en Colombia)
Por Eduardo Mackenzie
25 de noviembre de 2015
El chavismo no solo destruyó el sistema de libertades y la economía floreciente de Venezuela. Esa dictadura también está arrasando la naturaleza y la ecología de ese bello país. Ese desastre es menos conocido que los dos primeros. Por eso y con motivo de la cumbre mundial sobre el clima (COP21), que se realizará en París, dos grupos venezolanos lanzadores de alerta, Diálogo por Venezuela y Azul Ambientalistas, intentarán mostrar esa triste realidad.
En una rueda de prensa organizada en París, Alexandra Poleo, porta-voz de Diálogo por Venezuela-Francia, dijo que había enviado en estos días una carta pública a los ministros franceses que serán claves en la COP21, Laurent Fabius y Ségolène Royal. En esa misiva ella afirma que “las poblaciones indígenas de la selva Amazónica de Venezuela están desapareciendo, diezmadas por las enfermedades y la deforestación desenfrenada que provocan los gobiernos y las multinacionales” y que “los habitantes de la ciudades padecen la contaminación y la sequía.”
Alexandra precisa allí que su país, con una de las principales reservas del petróleo crudo pesado del mundo, “se abre desde hace poco a las multinacionales petroquímicas, forestales y mineras” y que las actividades de esas empresas “se intensifican hasta las zonas protegidas, perturbando la cadena ambiental, el ciclo de los vientos y de los huracanes, provocando trombas marinas sobre el Lago Maracaibo, amenazando la Salud Pública y a las culturas ancestrales de las poblaciones de la selva.”
El periodista y escritor venezolano Edgar Cherubini Lecuna, autor de libros sobre el Amazonas y los Yanomamis, escribió un artículo donde reitera: “El Amazonas venezolano es el escenario de una lucha de poderes por el control de esos territorios por parte de militares, diversos entes gubernamentales, multinacionales mineras, madereras y agroindustriales, grupos fundamentalistas, garimpeiros y la guerrilla colombiana, aliada con el narcotráfico y el negocio del oro. Todo esto amenaza la supervivencia de los indígenas, víctimas desde hace quinientos años de un etnocidio sistemático y en el presente de un falso Estado, que ha destruido las instituciones democráticas y con eso, ha provocado el reinado de la ingobernabilidad.”
En Maracaibo, por la sequía, una parte de la población recibe agua potable solo cada diez días, de suerte que algunos toman agua del fondo de la represa a pesar de la contaminación que ésta sufre: las nuevas construcciones urbanas no han sido dotadas de circuitos de tratamiento de las aguas usadas y éstas van a caer directamente al lago.
En Venezuela la deforestación se ha agravado sobre todo en la parte amazónica del país. Ante la no toma de medidas del gobierno, por la falta de alimentos para la población en general, la nula atención al agro y por la falta de agua, Venezuela “se convertirá dentro de unos años en la Somalia de América Latina”, explica Alexandra Poleo. “El 80% de los alimentos consumidos en el país son importados por el gobierno pues la producción venezolana ha sido exterminada”, concluye.
Gustavo Carrasquel Parra, directivo de Azul Ambientalistas, participó por teleconferencia, desde Maracaibo, en la rueda de prensa de París. Denunció que en esa ciudad “el parque automotor excesivo y obsoleto, la quema de basura, el uso de energía eléctrica a veces desmedido, las emisiones fugitivas de metano, la quema en gases en las torres petroleras y las plantas termoeléctricas, entre otros, han lanzado a la atmósfera grandes emisiones de CO2 y de gases contaminantes”. Según esas fuentes, hay 25 000 kilómetros de tuberías defectuosas en el Lago de Maracaibo, que con frecuencia sufren perforaciones causando derrames de gasolina y otros combustibles en la masa acuática. Carrasquel resumió su posición así: “La industria petrolera nunca podrá pagar el daño patrimonial ocasionado al Lago de Maracaibo y al Río Guarapiche en el estado Monagas, donde los derrames o fugas de hidrocarburos han sido muchos y mal atendidos. Es grave el problema de salud que ha generado la acumulación de Coque, terrible residuo del proceso de refinación del petróleo que causa afecciones respiratorias y cutáneas e irritación ocular en los estados Anzoátegui y Falcón.”
Otra fuente que pidió el anonimato confirmó, por otra parte, que la guerrilla Farc está no sólo en zonas cercanas a la frontera con Colombia sino que también opera en regiones interiores de Venezuela. Dijo que “hay testimonios de campesinos que hablan de la participación de las Farc en negocios ilícitos como deforestación ilegal (recorte salvaje de árboles para vender madera en Colombia)”. Fuera de su participación en el tráfico de gasolina y del control de ciertos cultivos ilegales de amapola, marihuana y coca, las Farc se mueven también en el sector de los orpalleros (lavadores de aluviones auríferos) ilegales los cuales dicen tener la “protección” de esa banda subversiva.
Azul Ambientalistas trabaja sobre todo en cuatro áreas: educación de los jóvenes en escuelas y colegios, deforestación, tratamiento de desechos y eco-educación de empresas privadas.
Carrasquel agregó que algunas especies animales están en peligro. “En el estado Barinas, la ampliación urbanística deforestó y degradó el hábitat del mono araña (Ateles hybridus) especie en peligro de extinción”. En un texto que será distribuido en la COP21 afirma que en grandes urbes como Maracaibo las construcciones “desplazaron a los bosques de manglar de costa, dejándolas desprovistas de barreras naturales frente a los ahora fenómenos climáticos extremos” y que en Venezuela hay ciudades “desnudas carentes de sistemas para la disminución de la temperatura, donde incluso hemos puesto en peligro especies de flora”.
Lenin Cardozo, presidente de Azul Ambientalistas, habló por teleconferencia desde Toronto, Canadá. Indicó que hay también un proceso de erosión y de deforestación en la formación geológica conocida como el Macizo Guyanés, en el Esequibo, que hace parte de la Amazonía. “Mortalmente herido está el último pulmón verde del norte de Sudamérica y barrera natural contra los vientos que vienen por el Atlántico desde el África, así se encuentra el territorio venezolano llamado el Esequibo, debido a la agresiva deforestación que hoy sufre por parte de trasnacionales madereras como la empresa Bai Shan Lin y de minería a cielo abierto como la canadiense Guyana Goldfields. Una acción sin precedente que hoy contribuye drásticamente a ese futuro global incierto que se avizora por el calentamiento sensible de la atmósfera en las próximas décadas”. Cardozo estimó que “si esa barrera boscosa desaparece el cambio climático del norte de la América del Sur podría acelerarse”.
El denunció que hay una empresa iraní que busca sobre todo, uranio. Subrayó que hay una empresa española que está subastando 465 hectáreas de selva de un lote inmenso de 5 580 hectáreas de selva que David Granger, el presidente de Guyana, le concedió.
Coraline Ricard, declaró que la Ong británica Survival lucha por el respeto de los derechos de los indígenas, sobre todo de la comunidad Yanomani, pero que en los últimos años Survival tienen no pocas dificultades para trabajar en Venezuela. Explicó que, a causa de la minería ilegal del oro, la contaminación por mercurio en las mujeres indígenas es de 92%, la más alta del continente americano.
Edgar Cherubini está de acuerdo con esa apreciación pues estima que otros grupos indígenas también sufren daños en sus organismos, como los Yëkuana y Sanema, que tienen “40 veces más concentración de mercurio de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud”. El advierte que “36,8% de las mujeres tienen tal nivel de contaminación por mercurio que corren el riesgo de tener niños con desórdenes neurológicos”.
Cherubini concluye diciendo que, en Venezuela, “el régimen militarista de izquierda decide despóticamente los destinos de la nación”, que en “su arrogancia e ignorancia ha borrado arbitrariamente los límites entre gobierno, Estado y nación” y ha destruido las instituciones que “significan la supervivencia de los derechos del individuo y de la sociedad misma, rompiendo la cadena ecológica de la democracia en un despropósito desatinado y nihilista.”
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