CUBA Y VENEZUELA, COLABORADORES DEL TERRORISMO
5 años hace Ricardo Puentes MeloDuque y el Centro Democrático no la tienen fácil. Por un lado tienen que satisfacer las exigencias del gobierno de Donald Trump y, por el otro, tendrán que lidiar con sus aliados ideológicos de la izquierda que están muy descontentos con las llegadas de esas tropas.
Por Ricardo Puentes Melo
Mayo 30 de 2020
@ricardopuentesm
ricardopuentes@periodismosinfronteras.com
La noticia de la inclusión de Cuba y Venezuela en la lista de colaboradores del terrorismo, por parte de la administración de Donald Trump, apenas mereció unas breves reseñas de los grandes medios colombianos, que pusieron la notica en cualquier rincón, mezclándola con asuntos de farándula.
El asunto es de la mayor importancia para Colombia, aliado histórico de Estados Unidos, ya que los presidentes colombianos han sido, a la vez, aliados de Cuba y Venezuela, incluso en gobiernos en los cuales ya se sabía perfectamente que -en el caso de Cuba- que los Castro financiaban profusamente las actividades terroristas que han ocasionado cientos de miles de muertos como consecuencia de tal apoyo.
Alberto Lleras Camargo, presidente de Colombia entre 1958 y 1962, celebró oficialmente el triunfo de la revolución cubana y la huida de Fulgencio Batista. Solo unos pocos meses de esto, la embajada colombiana fue asaltada por Castro y Lleras Camargo rompe relaciones con la dictadura cubana.
Alfonso López Michelsen, miembro del Partido Liberal y fundador del Movimiento Revolucionario Liberal, reestablece las relaciones diplomáticas con la isla, que prosperaron varios años, hasta que Julio César Turbay Ayala, luego de que se hiciera público el apoyo de Cuba al terrorismo colombiano, decide romper de nuevo esas relaciones. El presidente entrante, el marxista Belisario Betancur, sin formalizar la diplomacia, entabla unas relaciones muy estrechas con Fidel Castro, a quien inmiscuye en los procesos de paz con las FARC, EPL, ELN y M-19, entre otros. Virgilio Barco mantuvo esa relación en la nevera, hasta que César Gaviria Trujillo, otro presidente izquierdista, aliado del M19, enemigo de los militares y cómplice de los crímenes de Pablo Escobar (otro terrorista marxista), reanuda las relaciones diplomáticas con La Habana.
Ernesto Samper mantuvo las relaciones, pero, sin duda alguna, fue durante los gobiernos de Andrés Pastrana y Álvaro Uribe Vélez (otro marxista admirador de Castro), que Cuba y Venezuela vivieron su luna de miel. Durante el gobierno de Pastrana y los dos gobiernos de Uribe, La habana fue el centro neurálgico de las conversaciones secretas de paz entre los narcoterroristas y los gobiernos colombianos.
Luego, llega el gobierno de Juan Manuel Santos, y él concreta los pasos dados durante los gobiernos de Uribe para realizar los acuerdos de paz entre las FARC y el gobierno. Santos, conocido con el alias de “Santiago” por la inteligencia cubana, concretó lo que Uribe no pudo.
En este gobierno de Iván Duque, otra ficha puesta por Uribe (al igual que Santos) las relaciones se han manejado por debajo de cuerda. Duque y varios miembros de su partido, el Centro Democrático, han viajado a Cuba para acelerar las conversaciones con el ELN. Duque permitió la fuga de varios cabecillas de las FARC solicitados en extradición por el gobierno de Donald Trump, y se ha hecho el de la vista gorda evitando reclamar formalmente a Cuba por asilar a varios terroristas narcotraficantes pedidos por Estados Unidos.
Con Venezuela, las relaciones han sido más o menos parecidas. El florecimiento de las mismas fue, también, durante los gobiernos de Álvaro Uribe, quien sostuvo una relación de amistad muy estrecha con Hugo Chávez. Como la opinión pública colombiana veía con malos ojos esta relación, y la cercanía de Chávez con las FARC, Uribe y Juan Manuel Santos engañaron a Colombia con una falsa pelea entre Santos (ministro de Defensa en la era de Uribe) y Hugo Chávez. Gracias a esta parodia, el pueblo colombiano salió a votar gustoso a favor de Santos.
Pero no bien fue elegido, Juan Manuel Santos se destapó como un aliado ideológico de Hugo Chávez. En la era de Iván Duque, las relaciones con Nicolás Maduro han sido manejadas de la misma manera en que se manejaron siendo Santos ministro. Es la farsa de que son contradictores y, aunque tienen algunas pequeñas diferencias de estilo, Duque ha colaborado con el gobierno de Maduro oponiéndose a una intervención militar de Estados Unidos que limpie el Palacio de Miraflores.
Así que el gobierno de Donald Trump notificó al Congreso americano que Irán, Corea del Norte, Siria, Venezuela y Cuba estaban certificados bajo la Sección 40A (a) de la Ley de Control de Exportación de Armas como “no cooperando completamente” con los esfuerzos antiterroristas de Estados Unidos en 2019. Este es el primer año en que Cuba ha sido certificada como “no totalmente cooperante” desde 2015.
Duque ha colaborado con el gobierno de Maduro oponiéndose a una intervención militar de Estados Unidos que limpie el Palacio de Miraflores
¿Qué significa la inclusión de esos países en esa lista?
Se prohíbe la venta o licencia para la exportación de artículos y servicios de defensa y se notifica a la comunidad pública y a los aliados de Estados Unidos, que estos países no están cooperando completamente con los esfuerzos antiterroristas de USA.
Específicamente, respecto a Venezuela, Estados Unidos dice que, durante 2019, “Maduro y los miembros de su antiguo régimen en Venezuela continuaron proporcionando entornos permisivos para que los terroristas en la región mantengan su presencia.” Venezuela impidió efectivamente la cooperación con los Estados Unidos en los esfuerzos contra el terrorismo. Las personas vinculadas a los “disidentes” de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) (que siguen comprometidas con el terrorismo a pesar del acuerdo de paz) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) estuvieron presentes en el país. El Departamento de Justicia de EE. UU. Ha acusado penalmente a Maduro y a otros ex miembros del régimen de llevar a cabo una asociación de narcotráfico con las FARC durante los últimos 20 años.
Con respecto a Cuba, Estados Unidos dice que varios miembros del ELN, que viajaron a La Habana para llevar a cabo conversaciones de paz con el gobierno colombiano en 2017, permanecieron en Cuba en 2019. Citando los protocolos de negociación de paz, Cuba rechazó la solicitud de Colombia de extraditar a diez líderes del ELN que viven en La Habana después de que el grupo se responsabilizara. por el atentado de enero de 2019 contra una academia de policía de Bogotá que mató a 22 personas e hirió a más de 60. A medida que Estados Unidos mantiene una asociación de seguridad duradera con Colombia y comparte el importante objetivo antiterrorista de combatir organizaciones como el ELN, la negativa de Cuba a comprometerse productivamente con el gobierno colombiano demuestra que no está cooperando con el trabajo de Estados Unidos para apoyar los esfuerzos de Colombia para asegurar una paz y seguridad justas y duraderas para su gente.
Cuba alberga a varios prófugos estadounidenses de la justicia buscados por cargos de violencia política, muchos de los cuales han residido en Cuba durante décadas. Castro se ha negado a devolver a Joanne Chesimard, quien fue condenada por ejecutar al soldado estatal de Nueva Jersey, Werner Foerster, en 1973. El gobierno cubano proporciona vivienda, libros de racionamiento de alimentos y atención médica para todos estos terroristas.
Los gobiernos de Uribe, Santos y Duque han ignorado descaradamente la hostilidad de Cuba, de Chávez y Maduro hacia el pueblo colombiano. Estos gobiernos colombianos han hecho siempre trampa a los colombianos y a los gobiernos americanos que luchan contra el narcoterrorismo.
Pero Trump no es un tonto más que se deje engañar. Recientemente anunció la llegada de tropas norteamericanas a territorio colombiano, para ayudar a combatir ese flagelo. La verdad es que no “ayudarán” a combatir, sino que supervisarán minuciosamente que los millones de dólares que Iván Duque se ha chupado de los contribuyentes norteamericanos, estén siendo usados para lo que se entregaron: Para combatir el narcoterrorismo.
Duque y el Centro Democrático no la tienen fácil. Por un lado tienen que satisfacer las exigencias del gobierno de Donald Trump y, por el otro, tendrán que lidiar con sus aliados ideológicos de la izquierda que están muy descontentos con las llegadas de esas tropas.
Amanecerá y veremos.
Los gobiernos de Uribe, Santos y Duque han ignorado descaradamente la hostilidad de Cuba, de Chávez y Maduro hacia el pueblo colombiano
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