¡YA NO ESTOY EN RESISTENCIA CIVIL!
Ante la inminente toma del poder por parte de las FARC, y el fin de la República de Colombia, no hay posibilidad de empate. O ganamos, o perdemos
¡Ya no estoy en resistencia civil!
Ante la inminente toma del poder por parte de las FARC, y el fin de la República de Colombia, no hay posibilidad de empate. O ganamos, o perdemos
Por Lía Fowler*
Agosto 28 de 2016
Ya no estoy en Resistencia Civil. En cualquier terreno de batalla – deportivo, bélico, psicológico – la resistencia es una estrategia legítima. Cuando se está en desventaja ante un enemigo, resistimos hasta que lleguen refuerzos o hasta que llegue un momento ventajoso, o mientras se reúnen los recursos necesarios para la ofensiva. Pero es una estrategia necesariamente temporal. Estancarse en resistencia lleva a la derrota.
Ante la inminente toma del poder por parte de las FARC, y el fin de la República de Colombia, no hay posibilidad de empate. O ganamos, o perdemos.
Es cierto que en Colombia nunca ha habido una “Guerra Civil” como enmascaran al terrorismo de las FARC en el exterior. No ha sido una guerra civil porque las FARC nunca han representado a ningún segmento significativo de la población. Ni siquiera representan a sus propios miembros, miles de los cuales han sido asesinados por ellos mismos – por robarse un pan, por llorar, por no abortar — con la misma facilidad que han asesinado a la población civil y a la fuerza pública.
Pero entendámoslo bien: Estamos en guerra. Nos encontramos hoy en el clásico y eterno enfrentamiento entre el bien y el mal. De un lado está el hampa, la corrupción, y la sed por el poder totalitario que buscan Santos, las FARC y sus aliados. Del otro lado estamos todos los demás, quienes buscamos sólo seguridad, libertad, justicia, y oportunidad.
Abandonemos el lenguaje y la actitud tibia de la resistencia y llamemos las cosas por su nombre: Los acuerdos no son “inconvenientes,” son ilegales y monstruosos. Entendamos que razonar con corruptos y psicópatas es inútil. Frente a quienes pretenden montar un narco-estado, no hay negociación posible. En vez de seguir defendiéndonos, montemos ya una ofensiva para derrotar de una vez por todas a este cáncer que lleva 50 años matándonos.
¿Qué se puede hacer? Podemos ejercer nuestro derecho natural a la libertad de expresión para denunciar, educar y protestar– así sea a contracorriente de lo políticamente correcto y el falso discurso de la paz. Todos debemos ejercer ese derecho, empezando en el hogar y en los colegios, con nuestros hijos. Siguiendo con nuestros amigos, vecinos, y conocidos. ¡Y publicando! Y debemos defender a quienes ejercen ese derecho, sin miedo o temor a las represalias. Hay columnistas y periodistas que se la han jugado toda por la verdad y por el país. Pero cuando viene el momento de defenderlos en procesos penales vengativos, no se encuentra un sólo abogado que los represente. ¡Aparecer, en carne y hueso, cada vez que se requiera, y protestar las injusticias – no solo las que nos afectan personalmente – todas! No es suficiente firmar; hay que hacer presencia.
En esta guerra, el tiempo para la resistencia ha finalizado. No habrá un momento más ventajoso. No hay más recursos ni aliados que reunir. No vienen refuerzos. ¡Llegó el momento de luchar y vamos con lo que hay – que no es poco! Tenemos un 80 por ciento de la población que rechaza los acuerdos. Desechemos la manta de la victimización. Vistámonos en vez con la armadura de la valentía y la certeza de estar del lado del bien. ¡Y luchemos!
*Lia Fowler es periodista Americana, nacida en Colombia, y ex-agente del FBI.
@lia_fowler
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