MI HERENCIA INDÍGENA

Si la minga gana, me trasteo al Cauca o al Valle y saco mis colgandejos del baúl para disfrazarme de sacerdote muisca. Si pierde, saco mis títulos y me voy al despacho presidencial

MI HERENCIA INDÍGENA

¡Exijo el reconocimiento a mi doble herencia…! ¡Exijo doble porción de tierras, becas, auxilios estatales, beneficios tributarios, exención de impuestos, séquitos femeninos que arrojen las babas ante mi manejo del cosmos…

Por Ricardo Puentes Melo

Noviembre 23 de 2008

Cuando yo estudiaba para antropólogo en la Nacional, llegué a convencerme de que los indígenas eran una especie de superhombres, boyantes de sabiduría, plétoras de bondad, receptores de una conciencia cósmica que estaba vedada para nosotros, los míseros mestizos que llevábamos en nuestras venas la maldita sangre europea que aún carga con la culpa de una masacre centenaria que sirvió de base para lo que hoy llamamos Latinoamérica. Se me enseñó en la universidad que esos, los indios, eran nuestros hermanos mayores.

Familia Muisca

Y llegué a creerlo. Tanto, que viajé a algunos lugares buscando untarme de algo de esa gnosis universal que solamente parecían tener mis hermanos mayores. Así, llegué a pasar temporadas con curripacos, desanos, puinaves, ingas, paeces, tikunas, koguis, y otros, soñando con que las vibraciones de Andrómeda se me colaran a mi espíritu contaminado espuriamente con sangre francesa, canaria, española, judía, irlandesa, normanda y alemana. Tomé chicha, probé yagé –el bejuco del alma-, mambié, me puse carrieles y maricaditas en las muñecas y el cuello; me dejé el pelo largo, en una mezcla entre Ted Nugent, Barry Gibb y mi amigo Freddy, el inga. Usé cristales, cuarzos, piedras, colmillos de quién sabe qué alimaña (me los vendieron como de jaguar) y soñaba despierto con encontrarme con una anaconda parlante para que me explicara la verdad de la creación. Pero nada.  Rastreé mis ancestros para ver si podía hallar un antepasado jaibaná, algún chamán o –por lo menos- alguna princesa indígena raptada por algún quintiabuelo bellaco europeo que diera origen a mi despiste raizal. Lo más aproximado a eso fueron los sospechosos ojos rasgados, aunados a una baja estatura, de un bisabuelo materno que apareció de la nada en Tenza y que fue personero de un pueblo de esos en plena guerra de los Mil Días. ¡Fue personero, como lo es hoy Rojas Birry, el indio vergajo…! Como de sus antepasados encontré muy poco, abrigo la esperanza de que el viejito tenía corriendo en sus venas borbotones de sangre tegua. Aunque lo dudo mucho porque, al contrario de Rojas Birry, mi quintabuelo no tuvo investigaciones por corrupción y jamás gustó de ningún tipo de licor. Tampoco le dio en la jeta a su esposa.

“Yo no juí.. a yo que me esculquen”, parece decir el indio Rojas Birry

El asunto es que hoy –más que nunca- he sentido la necesidad de reivindicar mi origen de la tierra, mi conexión con las más lejanas galaxias y la praxis gnóstica del manejo de las fuerzas del cosmos. Esa vaina es buen negocio y, dadas mis precarias circunstancias financieras, planeo hacer una marcha-minga desde la carrera 2 con 10, donde se fundó Bogotá, hasta el palacio de Nariño, habitado por un paisa cuyos ancestros vienen de las casas reales europeas.. ¡nada que ver..!

Llevaré en mi morral-mochila los documentos que me acreditan como descendiente de mi quintabuelo de ojos rasgados y personero de Macanal; y también llevaré las partidas bautismales que demuestran que soy descendiente de, al menos, seis fundadores de Bogotá y Tunja, amén de varios poblados a lo largo del Magdalena. Además, poseo parentesco de línea directa con don Pedro Alonso Niño, el dueño de La Niña y Armador Mayor de la flota del Descubrimiento. ¡Vamos, tío…!

Si mis parientes indígenas están peleando para que les den más tierras de las que tienen.. ¡y tienen bastantes…! Yo pelearé por mi derecho a tener, al menos, dos hectáreas de tierra en Boyacá o Santander –donde no haya paracos ni guerrillos-, con dos vacas preñadas, un caballito, seis gallinas ponedoras y cuatro perros pastores alemanes.

Tengo doble derecho a que se me dote con esto. Por un lado –ya se los expliqué- tengo la foto de mi quintabuelo donde se pueden apreciar claramente sus ojitos indios y, por el otro, tengo documentos que me certifican que desciendo de uno de los descubridores de Nuevo Mundo. Es decir, puedo alegar ante la Corte Penal Internacional, que esto seguiría siendo un cagadero si mi veinteavo abuelo no hubiera contribuido con su vida y sacrificio a poblar este irredento paraíso.

El Descubridor Pedro Alonso Niño, mi ilustre antepasado. Un galán renacentista

¿Que a cambio se llevó varios cargamentos de perlas..? ¡Minucias! Eso no pagó su visionario viaje… ¿Que sus descendientes fueron encomenderos y tuvieron esclavos indios y negros…? ¡¿Y qué…?!! Los curitas jesuitas y dominicos que vinieron en la empresa descubridora les dijeron que esos no eran humanos…! ¡Y eso era palabra de Dios…! ¡Había que creerles so pena del castigo en las llamas del infierno..! Estos curitas, aún a sabiendas de que los indios no llegaban ni siquiera a la categoría de animales, se sacrificaron y los convirtieron en esclavos con el constante peligro de la contaminación… Los utilizaron como sirvientes sin paga para que trabajaran en las haciendas jesuitas y ofrendaran sus vidas muriendo de agotamiento para permitir que los curitas atesoraran riquezas en este mundo. ¿Pero luego no dijo Dios que él había puesto a los animales para beneficio del hombre..? ¡Vade Retro, Satanás…!

¡Exijo el reconocimiento a mi doble herencia…! ¡Exijo doble porción de tierras, becas, auxilios estatales, beneficios tributarios, exención de impuestos, séquitos femeninos que arrojen las babas ante mi manejo del cosmos…! ¡Exijo mi derecho de poder hablar de tú a tú con el contralor o con el presidente… ¡de autoridad a autoridad…! ¡Carajo…!

¿Que no me van a tomar en serio por no haber definido a qué bando pertenecer, si al de los blancos rateros y opresores o al de los indios oprimidos y sinvergüenzas..? ¡Pues qué importa…! Puedo estar en ambos..

En estos momentos históricos en que mis parientes indígenas necesitan de un apoyo desinteresado, estoy con ellos. Lo único que pido a cambio es participar del botín –que digo…!- no del botín sino de la reivindicación ancestral de nuestros derechos.

¿Que Rojas Birry es un ratero sin pudor que, además de que le gusta pegarle a sus mujeres, cree que es dueño del erario público…? ¡Pequeñeces…! Pegarles a las mujeres es una costumbre indígena que debe ser respetada como herencia cultural.. Eso no es maltrato.. es etnoeducación. ¡ignorantes…!

¿Que Jacanaminoy es un borrachín de siete suelas, y también comete sus faltitas con el presupuesto nacional…? ¡Pero que indolencia, por Dios..! (léase: ¡Por Sue..!), ¿es que ustedes creen que mantener una cabellera como esa –que ni Toro Sentado soñó tener- es gratis…? ¿Es que ustedes creen que Norberto trabaja de gorra…? No frieguen.

¿Qué los movimientos indígenas han sido creados y alimentados por las guerrillas de las FARC..? ¡Infames… No deben ignorar que las FARC descienden directamente del movimiento libertario de 1810…!

Si bien es cierto que los movimientos campesinos, indígenas y agrarios fueron producto de la “combinación de todas las formas de lucha” que acordó el Partido Comunista desde poco antes de 1930, utilizando como bastión germinal las zonas indígenas del sur del Tolima, Huila y Cauca, esto fue facilitado por la acción de los latifundistas de entonces (los grandes apellidos de hoy) que se robaron muchas tierras aprovechando la guerra civil en que nos metieron los curitas desde 1820. Por eso también los comunistas se hicieron fuertes en el Sumapaz y Viotá, en Chaparral y Planadas.

Si no hubieran llegado más europeos, si hubieran cerrado las fronteras a partir de 1770, yo estaría hoy de presidente. Los Samper seguirían siendo rapaces pastorcitos en España; los Lleras si acaso venderían cerdos o telas en Castilla o Panamá. Los Uribe estarían divirtiéndose en la Corte inglesa. No tendríamos ese pacto de silencio cómplice entre las oligarquías y la iglesia debido a las matanzas secuenciales desde la Conquista pero, sobre todo, a finales del siglo XIX y durante el siglo XX, patrocinadas por quienes se apropiaron de las tierras para fundar sus industrias cafeteras, de caña, ganaderas, tabaco, etc. Hoy no sería Santodomingo el hombre más rico del país, sino sería un primo mío, de apellido Puentes; o tal vez no existiría Luis Carlos Sarmiento, sino que yo hubiera sido quien habría donado bibliotecas a la Nacional y habría echado mi lagrimita mientras esos vergajos estudiantuchos me llenaban de graffitis mi edificio.

Conquistadores e indios… nada ha cambiado

Si no hubieran llegado más migrantes, nosotros, los Puentes, seríamos los dueños y señores de esta finca llamada Colombia. Pero todo sería pacífico. Las FARC no tendrían razón de ser, las guerrillas no se habrían inventado los movimientos indígenas y campesinos, no existirían –por tanto- ni la ANUC ni la ONIC, ni el Quintín Lame; tampoco tendrían sentido Pablo Escobar, ni sus amigos del M-19. Petro sería un modesto ordeñador de vacas en Montería, tierra de sus ancestros, y Navarro Wolf sería un papero pastuso. Piedad Córdoba seguiría siendo negra, estaría cantando y bailando mapalé y no se vestiría con turbantes como los de Kalimán. Tirofijo habría muerto mordido por una talla y Cano estaría estudiando los Nukak Makú o haciendo un doctorado en Oxford. Antonio Morales se habría convertido en próspero empresario de videos porno, o estaría como director de El Bogotano. Eduardo Arias se llamaría Ed y estaría de safari o como próspero escritor sueco que ni sabría de Colombia. Si mi familia hubiera sido más astuta en la repartición de la patria, yo no estaría escribiendo esto ni habría tenido que estudiar en colegios oficiales ni estudiar inglés durmiendo. Tampoco habría tenido que mercar en Abastos ni pedir fiado en las tiendas de descastados zambos. Nunca hubiera estudiado en la Nacional y contaría entre mis amigos al Duque de York y al empresario Echavarría Olózaga. Mías serían Bavaria, Azúcar Manuelita (un antepasado mío inventó el primer ingenio de azúcar..! Mis derechos, carajo…!), Davivienda, el Banco de Bogotá, Terpel, Sanitas, etc. Para afianzar mi status y re-educar las pequeñas mentes de mis súbditos, míos serían también El Tiempo, RCN y Caracol. ¡Oh.. las mieles del poder..!

Pero como todo eso es un sueño inalcanzable, y no se puede regresar en el tiempo, no tengo más remedio que acudir a la foto de mi quintabuelo para garantizar mi sangre india y aunarme al clamor de libertad de mis hermanos culibajitos y ojirasgaos.

No olviden, mis hermanos indios, que la sangre de nuestros ancestros está mutada por los genes del jaguar y la anaconda. No olviden que yo, desde mi casa, estoy haciéndoles fuerza para que les den otras miles de hectáreas, para que se amplíen las exenciones de impuestos, los derechos a hacer lo que se les dé la gana, el derecho de mutilar policías y darles fuete a los soldados (menos mal que el soldadito estaba solito.. qué tal donde hubieran estado los cinco que le dieron materile a Reyes y su ejército..? Nos joden..!); también hago fuerza para que no se metan si los indios deciden seguir castrando a las mujeres, es decir, amputándoles el clítoris para que no sientan placer sexual.. Es que los blancos no saben que las indias tienen sus fiebres a veces. ¡Son terribles, las muchachas..!

Me auno al derecho indígena para que solamente sean las mujeres las que trabajen en las chacras de sol a sol, y consigan la comida pescando y cazando. Los hombres tenemos deberes más importantes como mambear coca y pensar en los misterios del cosmos tendidos en las hamacas. ¿Que los blancos se van a meter en nuestra cultura y nos van a hacer trabajar…? ¡Las pelotas…! Acudiremos al Derecho de los Pueblos de la ONU y llamaremos a la National Geographic de ser necesario…! ¡No a la aculturación…!

Así, pues, también me acojo a la propuesta de mis parientes indios, de que el gobierno no se meta en nuestras tierras. Allá no pueden ni deben entrar policías ni soldados.. Solamente pueden entrar nuestros benefactores de las FARC. ¿Que tenemos cultivos de coca y amapola…? ¡Qué les importa…! ¿Que tenemos sembradas cientos de hectáreas de coca, más de lo que podemos mambear..? ¡Y..??!!! Eso es cultural…! ¡No jodan, pregúntele al antropólogo Cano, o a Vasco, que fue militante del ELN, guardia rojo pro Mao; pregúntenle a José Vicente Rodríguez que estudió par PhD en Rusia y ha guardado como tesoros los restos de los muertos del Palacio de Justicia (a escondidas del resto de colombianos)  ¿Que se asustan porque los niños indios eran enterrados vivos para fijar el fundamento del cacique..? Esas son poquedades comparadas con el esplendor de nuestra cultura..

Si ganamos, compañeros de la Minga, llámenme para recibir lo que me corresponde por derecho heredado de mi quintabuelo, el de los ojos rasgados. Por lo menos tendré derecho a construirme una casita en tierra ancestral, preferiblemente con vista al mar o, cuando menos, una parecida a la que tenía Mauricio Puerta, el verdadero tarzán de los indios paeces, con fuentes de agua, riachuelos, ofrendas de mis esclavos –perdón-.. amigos indios, auxilios de ONGs internacionales… Ahhh qué rico es ser antropólogo al estilo Puerta. Es mucho más rico que ser antropólogo al servicio de las FARC.

Por otro lado, si perdemos, avísenme. Si Álvaro Uribe no se deja presionar por la bien planeada y maratónica avalancha de protestas sociales, ni me nombren. Si Uribe no nos da más tierras, para quedar igualitos con la familia de Petro o los Echavarrría, ni se les ocurra nombrar a mi quintabuelo de los ojos rasgados.

Si pierden, no tendré más remedio que exigir lo que me corresponde como heredero de los descubridores y conquistadores de este “Reyno” y sus alrededores. No es justo que mis viejos hayan derramado sudor y sangre para construir esto que se llama Colombia, y que yo, heredero en pleno ejercicio de mis derechos, no tenga ni siquiera acceso a un salario mínimo ni a que me arrienden una pequeña casita donde rumiar mis desventuras. No es justo que prevalezcan los derechos de timadores como los Samper, los Lleras, los Urrutia, los Moreno Rojas, los Lleras, los Olózaga, los Santodomingo, los Ardila Lulle, los Lloreda, los Pastrana, los Barco, los Michelsen.. etc. No es justo porque ellos llegaron después de que mis ancestros ya tenían el negocio funcionando. Y se lo dejaron robar.. ¡Abajo los paracaidistas del poder…!

Estaré, pues, presto a las noticias. Si la minga gana, me trasteo al Cauca o al Valle y saco mis colgandejos del baúl para disfrazarme de sacerdote muisca. Si pierde, saco mis títulos y me voy al despacho presidencial. O me dan mi derecho a vivir con dignidad, o me voy a Venezuela.. total, mis antepasados estuvieron primero allá que aquí. ¡Ostias, cónchale, vale…!

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