AMENAZAN A TESTIGO SUPLANTADO EN CASO DE PLAZAS VEGA
Cuando Edgar Villamizar aceptó presentarse ante el Procurador para hablar sobre las aberraciones de la Fiscalía en el caso de Plazas Vega y los otros oficiales involucrados por la Fiscal Angela María Buitrago en su infame montaje, se le prometió protección. Pero, en cambio, sólo ha obtenido acosos y amenazas
AMENAZAN A TESTIGO SUPLANTADO EN CASO DE PLAZAS VEGA
Hoy, tanto Edgar Villamizar como su hijo temen por sus vidas. Y con justa razón. Tienen en contra suya todo el aparato estatal dispuesto a destrozarlos a dentelladas
Por Ricardo Puentes Melo
Agosto 15 de 2011
Preocupante. Al cabo Edgar Villamizar Espinel, el hombre a quien la Fiscalía suplantó falsificando su firma e inventándole un absurdo testimonio, para acusar al coronel Plazas y condenarlo a 30 años de prisión, lo están amenazando y acosando desde varios frentes.
Tan pronto salió a la luz pública su declaración, donde Villamizar aseguró que jamás había estado en los hechos del Palacio de Justicia, ni conocía a Plazas Vega, ni había hecho declaración alguna ante la Fiscal Ángela María Buitrago -ni ante nadie-, comenzaron a llegarle anónimos amenazantes a Villamizar y su familia. Anónimos donde lo tildaban de ‘sapo’ y de que si se mantenía en su declaración ante la Procuraduría, sería asesinado él o su hijo. En estos anónimos, al mismo tiempo que lo sentencian a muerte, se muestran solidarios con los familiares de los “desaparecidos” del Palacio.
Pero esto no es todo. A mediados de junio, el señor Germán, asesor de la Dra. Paulina Riveros, directora de la Oficina de Derechos Humanos, del ministerio del Interior y de Justicia –es decir, la oficina que se encargó de la protección a Villamizar-, le dijo a éste que la Fiscalía General de la Nación lo necesitaba con urgencia en el búnker. Villamizar le expresó su temor por considerar que su vida corre serio riesgo ante funcionarios de esta entidad, y le dijo al señor Germán que no pensaba ir hasta los edificios centrales donde acude frecuentemente la ex fiscal Ángela María Buitrago.
Germán lo tranquilizó y le dijo que el trámite en la Fiscalía era obligatorio si quería seguir adelante con el esquema de protección dado por el ministerio; lo apuntaló con el argumento de que el mismo Procurador Alejandro Ordóñez estaba al tanto de esta diligencia, y que la había avalado diciendo que era obligatorio que el cabo fuera a la Fiscalía. Cosa no cierta, como lo verificamos. También le dijo que podían hacer la diligencia en otro lugar que no fuera el búnker.
El asunto es que bajo engaños llevaron a Villamizar a una casa ubicada a unas cuadras de la Fiscalía. Esa misma mañana le dejaron bajo la puerta de su casa un anónimo donde lo conminaban a cambiar su declaración ante el Procurador o, de lo contrario, tomarían represalias.
En el lugar a donde fue conducido, Villamizar Espinel encontró a una mujer que dijo llamarse Norma Angélica Lozano Suárez, Fiscal Delegada ante la Corte Suprema de Justicia. También estaba un investigador de apellido Delgadillo, y otro antiguo conocido del cabo, desde sus épocas en el CTI. Primera alerta para Villamizar.
Edgar Villamizar aprovechó la oportunidad para mostrarle el anónimo a la Fiscal Norma Angélica, pero ésta no le paró ni medias… estaba más interesada en otras cosas. Esa fue la segunda alerta para Villamizar.
Lo primero que le dijo la Fiscal Norma Angélica, fue que ella no podía preguntar ni decir nada en esta diligencia, y que estaba allí solamente como “garante”.
Villamizar preguntó si necesitaría un abogado para esta diligencia. La Fiscal Norma Angélica Lozano le contestó que no había necesidad de abogado, que esto era algo “casual” y “cotidiano”… algo “no formal”.
A continuación, el investigador Delgadillo inició su interrogatorio en otros temas diferentes a la declaración de Villamizar ante la Procuraduría. Era evidente que el interés de estas personas estaba más enfocado a encontrar algo oscuro en el pasado del cabo, que en averiguar si él estuvo o no en la diligencia que Ángela María Buitrago jura que sí estuvo.
Así lo hizo saber Edgar Villamizar a sus interrogadores. Les preguntó por qué no lo inquirían por el asunto puntual de su declaración desmintiendo la versión de la Fiscal Buitrago, el procurador Bustos y los otros firmantes de esa falsa declaración con la cual –repetimos- condenaron al coronel Plazas Vega a prisión de por vida.
Como no le contestaron satisfactoriamente, Edgar Villamizar se levantó y salió de aquel lugar sabiendo que había cometido un error tremendo al asistir allí, engañado y pensando que el Procurador Ordóñez había ordenado y avalado esta gestión.
Ese día, Edgar Villamizar tomó la determinación de esconderse nuevamente. Sabe de los alcances de la Fiscalía y sabe que su vida corre grave peligro. Pocos días después me contactó para decirme que las promesas de la Dra. Paulina Riveros y su asistente Germán, acerca de proteger su vida, eran falsas.. y que la prueba era ésta, que mirara a dónde lo habían metido. “Me lanzaron a la guarida del lobo”, me dijo.
Y hay más. Recientemente un magistrado ofició a la Procuraduría para que le entregara a la Fiscalía General todos los datos de ubicación de Edgar Villamizar. ¿Para qué…? ¿Luego no tuvieron ya en la Fiscalía a Villamizar haciéndole preguntas..? ¿Qué está sucediendo…?
Su hijo está hoy con esquema de seguridad, pero a él también comenzaron a llegarle sufragios y llamadas amenazantes. Lo instan a que convenza a su papá para que cambie su declaración ante el procurador. Le dicen que obligue a su papá a que acepte que ante el Procurador hubo una retractación, y no una suplantación, como es el caso.
Hoy, tanto Edgar Villamizar como su hijo temen por sus vidas. Y con justa razón. Tienen en contra suya todo el aparato estatal dispuesto a destrozarlos a dentelladas.
Cuando Edgar Villamizar aceptó presentarse ante el Procurador para hablar sobre las aberraciones de la Fiscalía en el caso de Plazas Vega y los otros oficiales involucrados por la Fiscal Angela María Buitrago en su infame montaje, se le prometió protección. Pero, en cambio, sólo ha obtenido acosos y amenazas.
Al hijo de Villamizar, tampoco lo dejan en paz. Lo llaman casi a diario. Lo llaman los del CTI de la Fiscalía, de la oficina de Derechos Humanos del Ministerio -de Vargas Lleras-, y lo llaman quienes, en nombre de los familiares de las “desaparecidos”, lo presionan para que no insista en la verdad.
Por mi parte, me siento en parte responsable de sus angustias. Yo he aceptado que el gobierno de Santos me siga negando protección efectiva, que vaya más allá de un chaleco antibalas, un celular con 7 dólares de carga y un auxilio para pagar el camión de mudanza de mi casa.
Acepto eso, porque elegí denunciar sin miedo a lo que pueda hacerme la narcomafia desde sus puestos de poder. Pero no podría cargar con la responsabilidad si algo malo llegara a sucederle a Edgar Villamizar, a su hijo o a su pequeño nieto.
Aterrador esto.
Agosto 15 de 2011
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