¿CAVÓ SU TUMBA EL URIBISMO?
La victoria del nada carismático y poco popular Óscar Iván Zuluaga, que al parecer era el candidato apoyado por Uribe, no hace presagiar un excelente resultado de cara a esos comicios
¿Cavó su tumba el uribismo?
Por Ricardo Angoso
Octubre 30 de 2013
Las recientes primarias en el bando uribista pueden haber sido una salida en falso, preludio de una crisis de más amplio calado y una segura derrota electoral.
La reciente convención celebrada en los pasados días por el uribismo, en la que competían tres candidatos apadrinados por el ex presidente Álvaro Uribe, lejos de cerrar la crisis en este bando político no ha hecho más que reabrir las heridas y debilitar a esta opción de cara a las próximas elecciones legislativas y presidenciales, previstas para el 2014. La victoria del nada carismático y poco popular Óscar Iván Zuluaga, que al parecer era el candidato apoyado por Uribe, no hace presagiar un excelente resultado de cara a esos comicios. La salida a la crisis ha sido en falso, el candidato no resulta, en nada, convincente, creíble y capaz de ganar unas elecciones.
Más bien lo contrario: en casi todos los sondeos y estudios de opinión publicados en estos días por los medios colombianos el candidato vencedor saldría derrotado incluso por el actual presidente, Juan Manuel Santos, en un momento en que pasa por una de sus más graves crisis de popularidad y liderazgo. Por otra parte, el candidato que parecía con más posibilidades, Francisco Santos, salió derrotado del cónclave uribista contra todo pronóstico y su cara, entre adusta y malgeniado, revelaba a las claras que las cosas, a partir de ahora, no van a ser tan fáciles como había planificado Uribe.
Pacho Santos, que es como lo llaman sus partidarios, hubiera preferido una consulta abierta a una convención, que aceptó finalmente a regañadientes aunque al principio se negó a aceptarla. Y tenía razón. Uribe, como viejo zorro de la política colombiana que es, sabía que su candidato nunca obtendría la victoria en una consulta abierta y que solo una convención, con los delegados casi elegidos a dedo y con un resultado previamente precocinado, le daría lo que quería: la elección de Zuloaga frente a los otros dos adversarios. Y lo consiguió con una mayoría clara y sin necesidad de una segunda vuelta. Fraude no hubo, pero la convención sí estuvo amañada.
La pregunta es por qué el candidato con más posibilidades, Santos, ¿cayó en la trampa de la convención y se metió en la boca del lobo? El liderazgo de Uribe, y sus formas autoritarias en la formas de tratar a sus subordinados, pesó mucho e incluso algunos de sus más fieles escuderos, como José Obdulio Gaviria, abrazaron la esperanza de ganar la convención y situar a Santos, que es el primo del actual presidente, como caballo favorito para la próxima contienda presidencial. Pero no fue así, y el veterano Uribe, buen conocedor y urdidor de tramas políticas, acabó imponiendo a Zuloaga y dejó fuera de juego a su viejo compañero de batalla, fórmula vicepresidencial durante sus dos mandatos de gobierno y hombre fiel al uribismo durante toda su carrera política.
¿Por qué Uribe no quería a Santos?, gran incógnita La otra gran incógnita es porque Uribe ha preferido a Zuloaga antes que a Santos, aunque tuviera más posibilidades electorales y estuviera mejor situado en las encuestas. Varias son las hipótesis con las que se trabaja. Una de ellas tiene que ver con el apellido, Santos, ya que se dice que el ex presidente salió ya escarmentado con la traición del primer Santos al frente de la presidencia y no quiere volverse a ver traicionado. ¿Será esa la verdadera razón, esconde ese apellido una maldición política?
Luego hay otra personal. Al parecer, Uribe se había distanciado en los últimos meses de Pacho Santos y no confiaba mucho en su carácter abierto, simpático y dicharachero, muchas veces al borde de meter la pata y sin ningún control de su temperamental incontinencia verbal. Pacho es Pacho, eso lo sabe todo el mundo, pero no hacía falta montar el show-político mediático de la convención para que el presidente Uribe eligiera a dedo a su sucesor político y candidato a las próximas elecciones. La pátina democrática sobraba, y se hubiera evitado esta suerte de cisma que ahora se vive en esta familia política.
Otro elemento que podría explicar esta apuesta de Uribe por Zuloaga es el carácter tan distinto de ambos candidatos. Zuloaga es un hombre dócil, obediente, servil e incluso débil, siempre dispuesto a obedecer las órdenes de Uribe y quizá el mejor hombre a través del cual el ex presidente podría seguir mangoneando el país. Mientras que, por el contrario, Santos es de otra pasta, es decir, un carácter rebelde, nunca acomodaticio y goza de algo que no tiene Zuloaga: capacidad de obrar por sí mismo y autonomía. ¿Querrá el presidente Uribe si Zuloaga sigue elegido seguir gobernando Colombia y ocupar el espacio político que una sentencia le arrebató? La duda ofende, pues claro que sí. Por eso eligió a Zuloaga y condenó a Santos a un largo calvario político.
Lo explica muy bien Carlos Cortés, del periódico digital La Silla Vacía, al referirse a la convención: “La convención uribista no estaba diseñada para que ganara el mejor candidato ni el más popular, sino para que Uribe eligiera al que quisiera. No había que arreglar ninguna elección porque el movimiento está arreglado. ¡Para eso fue creado!”.
¿Le saldrán bien las cuentas al máximo líder y obtendrá los resultados que espera? ¿Conseguirá su candidato derrotar al presidente Santos en las próximas elecciones? Los sondeos dicen que sus posibilidades son mínimas y que el esfuerzo para ganar será inmenso. ¿Habrá cavado el uribismo su propia tumba al elegir a Zuloaga? Veremos qué pasa, las espadas están en alto.
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