«¿CERCO O CIRCO DIPLOMÁTICO?»

Por Ricardo Puentes Melo
Marzo 14 de 2019
@ricardopuentesm
ricardopuentes@periodismosinfronteras.com

Nicolás Maduro solo se irá del poder cuando Castro lo disponga. No antes.

La euforia colectiva busca «pasar la página» ya sin importar que la siguiente página sea más de lo mismo.

No les interesa; solo quieren un pañito de agua tibia que calme el pánico que sienten -con toda la razón- sin importar que nada realmente cambie y que el descenso en picada continúe a pesar de los deseos de ese cambio.

Esa es la naturaleza humana, ese el comportamiento de las masas incultas que buscan que alguien más les solucione los problemas y tome por ellos las decisiones importantes. Sucede en todo el mundo, pero especialmente en nuestros países latinoamericanos que llevan siglos y siglos de una cosmogonía rupestre, labrada en el mármol de la ignorancia, la superchería y el temor reverencial frente a quienes se erigen como mesías de papel y controladores del mundo invisible. A eso estamos condenados por el humanismo que elevó a las alturas al hombre como centro del universo, y degradó a las oscuridades el manual divino que necesitamos para sobrevivir en este mundo.

El trabajo concienzudo que ha hecho el comunismo en nuestra América Latina, desde comienzos del siglo XX, bendecido por algunos curas sinvergüenzas que torcieron el evangelio de Cristo, es solo la continuación de la tarea arcaica del humanismo que tuvo su esplendor en los siglos XVII y XVIII con la Revolución Francesa y la «Independencia» de América del Sur, ambas torcidas y asesinas; es el humanismo que desparramó sus frutos en nuestras naciones drogando las mentes y corazones de jóvenes y viejos que, ignorantes de todo, no han dudado en ponerlo en los altares intelectuales y académicos.

Nicolás Maduro, al igual que Iván Duque y su antecesor Juan Manuel Santos, han sido puestos como mandatarios solo porque los Castro así lo han decidido

Lo que pasa en Venezuela, Colombia y otros, es el cumplimiento del plan estratégico del Foro de Sao Paulo, cual es la instauración definitiva del Socialismo del Siglo XXI, cuyas miserias y tragedias son bien aprovechadas por super millonarios que hana invertido en la decadencia de nuestras sociedades para lucrarse fabulosamente con nuestra sangre. Como es el caso de George Soros, financiador del comunismo, del marxismo cultural, del terrorismo y de todo aquello donde él pueda lucrarse.

Nicolás Maduro, al igual que Iván Duque y su antecesor Juan Manuel Santos, han sido puestos como mandatarios solo porque los Castro así lo han decidido, a los cubanos se les ha consultado las tres designaciones (y varias más).

Lo que sucede con Maduro, y así lo comentamos en varios artículos de «Periodismo Sin Fronteras», es que es un personaje demasiado volátil, muy básico. Si bien Chávez, aunque castrista, era visto como un peligro para las pretensiones de los Castro de consolidar su dominio en suramérica (Chávez soñaba con cumplir el ideal de Bolívar, de la Gran Colombia y a Castro eso no le interesa), Maduro -más dócil- se les está convirtiendo en un dolor de cabeza debido a la multiplicidad de sus estupideces circenses.

En tanto que Colombia avanza irreversiblemente hacia la instauración plena del socialismo, tal cual lo planearon los Castro usando a Juan Manuel Santos y su Fundación Buen Gobierno, Venezuela tocó fondo demasiado rápido poniendo en evidencia la realidad de ese sistema maldito.

Pero los Castro aún no deciden la salidad de Maduro. Por eso, cuando la comunidad internacional clamaba por una salida armada, con ayuda del gobierno americano, los líderes regionales de izquierda, encabezados por Iván Duque, se inventaron prontamente un «concierto humanitario» que conjurara esa posibilidad. Salieron a dar declaraciones de que se oponían a una incursión armada y respaldaban un «cerco diplomático» que no significa nada. George Soros y su socio Richard Branson acudieron prontamente y financiaron el espectáculo del concierto donde actuaron varios artistas de primera línea, algunos de los cuales también fueron a Cuba a legitimar el régimen, como Carlos Vives, Miguel Bosé, Juanes….

Lo único que sucedió con ese concierto y con el «cerco diplomático», fue que Maduro se fortaleció, y cientos de venezolanos más han muerto, ya sea como resultado directo de la represión, o debido al apagón que ha incrementado geométricamente el número de fallecidos en hospitales y centros de salud que no tienen energía eléctrica para funcionar. Todo, mientras Maduro da rienda suelta a su glotonería y mientras los artistas del «concierto humanitario» elevaron sensiblemente su imagen publicitaria.