DESCAPITALIZACIÓN POBLACIONAL
El Premio Nobel de Economía Douglass North alienta a los empresarios a invertir no sólo en sus negocios, sino además en cambios institucionales, legales, ideológicos y políticos
Descapitalización poblacional
El Premio Nobel de Economía Douglass North alienta a los empresarios a invertir no sólo en sus negocios, sino además en cambios institucionales, legales, ideológicos y políticos
Por Alberto Mansueti
Julio 31 de 2016
Aquí en la República de Banania (América latina, según Les Luthiers) seguimos sin crecimiento económico: el Banco Mundial anticipa una contracción del 1 % para 2016. La razón es que también estamos estancados en lo político: no hay reformas de fondo, estructurales. Lo que hay es el fatídico “ciclo pendular” entre los gobiernos del socialismo salvaje (Foro de Sao Paulo), y los gobiernos “Neo” liberales de la “derecha mala” (mercantilista), aliada con la social-democracia y con los indefinidos oportunistas, los ventajeros de siempre. Eso es todo.
Una razón muy poderosa es la descapitalización poblacional. El economista Gary Becker enseña que todos tenemos “capital humano”: capacidades y habilidades productivas. El sociólogo Thomas Sowell por su lado, observa que los emigrantes del Tercer Mundo (incluso Banania) en su mayoría son ricos en capital humano: los más decididos y emprendedores salen a buscar las oportunidades que aquí se les niegan. Concluye Sowell que la emigración nos descapitaliza en recursos humanos. Los potenciales “agentes de cambio” económico y político están fuera.
El Premio Nobel de Economía Douglass North alienta a los empresarios a invertir no sólo en sus negocios, sino además en cambios institucionales, legales, ideológicos y políticos. Pero ¿cómo, si viven en el exterior? Han esterilizado su capital humano; y por partida doble, ya que en muchos países de residencia son “extranjeros”, y se les niegan libertades económicas y derechos políticos, porque el socialismo está en todas partes, con su asqueroso “Welfare”, y el inmigrante luce como competidor por las dádivas “sociales”. Milton Friedman tiene razón: se puede tener “fronteras abiertas”, muy recomendable, y también Welfare, nada recomendable; pero lo que no se puede, es absolutamente insostenible, es tener ambos a la vez.
28,5 millones de latinoamericanos y caribeños, casi 5 % de la población, vive fuera de sus países de origen, según informe de la CEPAL, y anota: “las migraciones intrarregionales aumentan en los últimos años”. Y eso que no es fácil aquí emigrar a otro país bananero (¡y se quejan de Donald Trump!); por tanto, aumentan también los prejuicios y hostilidades contra los “extranjeros”.
La tendencia de los ’70, cuando gentes de todo el mundo venían a Banania, se ha revertido, según informe de la OIM, Organización Internacional para las Migraciones; y entre 1995 y 2000, “nuestra tasa de emigración neta fue la más alta del mundo: una de cada 1.000 personas al año se mudaba, en promedio.” Pero como en el Primer Mundo no termina la “recuperación”, sucede que “la mayor parte de la migración en América Latina y el Caribe es intrarregional, y los flujos son crecientes”, nos reporta “Migración Internacional en las Américas”, en el Tercer Informe del SICREMI, Sistema Continuo de Reportes de Migración Internacional.
Otro factor que mucho incide en el estancamiento prolongado, es que los emigrantes envían dinero a sus familias (en algunos casos “ampliadas”, y muy extensas), las cuales se acostumbran a sobrevivir con sus “remesas”. En 2014 la suma total fue de U$S 65.382 millones, según el BID. En estos días el nicaragüense Daniel Ortega, parásito como todo socialista, se pelea con la Western Union y con las demás empresas “remeseras”, para agrandar su bocado en el mordisco. Es que los sátrapas bananeros apuestan a la emigración. Si eres un potencial emprendedor, económico o político, eres amenaza, y te quieren fuera. Por eso odian a Donald Trump, y les gritan a los Gobiernos de EE.UU. que te abran sus puertas de par en par; pero no pienses que es para hacerte un favor a ti, ¡es a ellos!
Esto pasa en Banania. Y si crees que “mi país es diferente”, estás errado: lee un poco de información estadística, y algo de literatura seria y objetiva, y verás que nuestros países son y están todos más o menos igual: los hechos son los mismos, quizá los números (cantidades) son distintas, pero no mucho.
En Perú tenemos 4.5 % millones de emigrados, la mayoría en EE.UU. (California y Florida), Europa, muchos en Japón y Rusia, algunos en Canadá
y Australia; y desde luego en otras partes de Banania. Pero en Perú, los “devolucionarios” cinco-reformistas avanzamos, con el favor de Dios.
Avanzamos el Proyecto “Perú Nuevo”, para derogar las leyes malas e impulsar las Cinco Reformas en todo el país. Hay un nuevo Presidente, y un nuevo Congreso, con mayoría fujimorista opositora. No son liberales clásicos; ellos son “Neo” liberales ambos sectores, enemistados entre sí por las fastidiosas querellas de la politiquería bananera típica. Pero tenemos algunos contactos en ambas trincheras, e intentamos construir un puente político entre “los hunos y los otros”, como decía don Miguel de Unamuno en España cuando la Segunda República, 1931-36.
Y avanzamos el Proyecto “Lima Nueva”, que va a ser una ciudadela para 130 mil habitantes, y sus empresas, hogares, centros educativos y médicos privados, al sur de la capital, con arquitectura transparente y energía solar. Aspiramos a que sea un ensayo, una “prueba piloto”, para practicar algo cercano al libre mercado, aunque no todavía al 100 %, y cuidando mucho que no se convierta en uno de esos refugios mercantilistas para “maquilas”, como en México es Ciudad Juárez, o en Honduras.
En Lima Nueva el capitalismo no será aun completamente legal, por causa de las leyes malas; pero no será visto ya como algo inmoral, anticristiano y contrario a la ética, lo cual ya será un tremendo logro. A participar en la experiencia estamos invitando a los limeños y a los provincianos; y en especial a los peruanos del exterior, para que retornen, ellos y sus capitales, a vivir esto con la vista puesta en sus hijos y nietos, para los próximos 10 a 15 años.
Y para planificar (privadamente) los proyectos, el grande y el pequeño, en el Centro de Liberalismo Clásico seguimos haciendo lo de siempre: estudiar, investigar y aprender, para aplicar en la realidad los nuevos conocimientos. Estudiamos Teología y Economía. “Teología del Reino de Dios”, que no es ni romano-católica ni neo-pentecostal, centrada en las leyes del Reino, tal como se documentan en la Biblia. Y “Nueva Economía Institucional”, que llena muchos vacíos de la Escuela Austríaca: leyes e instituciones, policías y tribunales, cogniciones e ideologías, aprendizajes y prejuicios.
Si quieres más información, contacta con el Pastor Claudio Zolla, Presidente de Perú Nuevo, y con todos nosotros, a través de las redes sociales y la Internet.
¡Hasta la próxima si Dios quiere!
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