DIEGO Y CARLOS, ¿LOS TORQUEMADAS DE TWITTER?
No discutimos sobre el derecho de Diego Santos para censurar, autorizar, bloquear o perdonar a los twitteros súbditos. Él es un Santos miembro de la dinastía y descendiente de las señoritas Ibáñez
Diego y Carlos, ¿los Torquemadas de Twitter?
No discutimos sobre el derecho de Diego Santos para censurar, autorizar, bloquear o perdonar a los twitteros súbditos. Él es un Santos miembro de la dinastía y descendiente de las señoritas Ibáñez
Por Ricardo Puentes Melo
Abril 5 de 2016
Vainas de la tecnología. Cuando vi por primera vez cómo funcionaba la internet, a principios de los 90 -allá en la Biblioteca Central de la Universidad Nacional- supe de inmediato que el mundo había cambiado. Atrás quedaban el yermis, el programa ‘naturalia’ en blanco y negro y ‘Animalandia’, donde salía disfrazado el émulo de ministro Villegas, y se abría un universo mucho más rico que la ‘dimensión desconocida’ y los relojes futuristas de Dick Tracy. No importaba que una página durara cargando casi dos horas en medio de un ruido espantoso. El futuro había llegado.
Pero lo que no imaginamos en esos años, es que aparecerían las redes sociales y se erigirían como quebranta yugos de la información y del derecho de opinión en todos los rincones del mundo, sin más requisitos que un aparato y una conexión a la red. Maravilloso.
Lo que sí nos imaginamos cuando esto empezó a suceder, es que los mismos de siempre buscarían la manera de controlar y censurar esta peligrosa expresión de libertad y conocimiento. Como diría Germán Vargas, ‘¡los gamines no deberían tener acceso a las redes, carajo!’
¿Y quién mejor que un familiar y admirador de Juan Manuel Santos para gerenciar la libertad de las redes sociales? Nadie, por supuesto, podría estar más capacitado que un miembro de la dinastía de los Santos que, como lo dice el propio Juan Manuel, tiene el derecho de pernada mediático en este país. Su propia obra cumbre “La estirpe de los Santos. De la libertad de la patria a la Paz para Colombia” demuestra que desde los tiempos en que los colombianos andábamos a pata limpia, ya un Santos andaba a lomo de mula, que con el transcurso de los años se convertiría en un Alfa Romeo con el que la Federación de Cafeteros pagaría las andanzas reales del joven Juan Manuel en Londres.
El asunto es que Diego Santos Caballero, hijo de Rafael Santos Calderón, primo hermano éste de Juan Manuel, es quien dirige, controla y decide qué se publica en Twitter en Colombia, a quién se sanciona, a quién se indulta en esa red social.
Por ejemplo, en febrero de este año, un usuario publicó un trino dirigido al ELN donde le pidió que mataran al presidente Santos. Aunque el joven salió de inmediato a explicar que eso lo había escrito en broma, la Presidencia de la República le pidió al representante de Twitter en Colombia, Diego Santos (pariente cercano de “la presidencia de la República”), que castigara ejemplarmente al joven autor del desafortunado trino.
Diego Santos, más raudo que una gacela, obedeció a su pariente presidente y bloqueó la cuenta del muchacho. La central de Twitter con sede en San Francisco dejó muy claro que estaba prohibido “proferir amenazas o fomentar el terrorismo” en esa red. Y se lanzó un comunicado que rezaba: “Al igual que la mayoría de las personas en el mundo, estamos horrorizados de las atrocidades perpetradas por los grupos extremistas. Condenamos el uso de Twitter en la promoción del terrorismo”. Para terminar de criminalizarlo, “Noticias UNO”, señaló al joven en horario triple A de ser un peligroso terrorista, tal vez merecedor de la guillotina, y ahí quedó ese caso.
Diferente trato se le dio a un twittero amigo de Diego Santos, que pidió poner bombas a la marcha del pasado 2 de Abril. Aunque por mucho menos hay huéspedes en la temida cárcel de Marion, Illinois, en este caso Diego Santos no actuó con la misma premura, ni tampoco hubo solicitud de la Presidencia de la República, ni mucho menos nota en Noticias Uno. Por el contrario, Diego Santos salió a disculpar a su amigo y a minimizar el llamado al terrorismo contra una marcha de protesta pacífica. Tampoco la Casa Matriz de Twitter en San Francisco dijo nada.
Como tampoco han dicho nada, ni Diego Santos ni sus jefes en California, sobre las cuentas de Twitter que poseen varios terroristas narcotraficantes de las FARC y el ELN , y que usan para burlarse de sus víctimas, publicar instrucciones cifradas para sus compinches, y para hacer apología al terrorismo.
El asunto no se detiene ahí. No solo Diego Santos sirvió de alcahueta del llamado terrorista contra la marcha del 2 de abril, sino que -de acuerdo a múltiples quejas en las redes- hubo manipulación de Twitter Colombia para evitar que los hashtags de la marcha se convirtieran en tendencia, y para pauperizar el alcance de la protesta. También hay quejas de trinos que se “desaparecen”, cuentas que extrañamente dejan de funcionar, etc.
Siendo Carlos Cortés el coequipero de Santos en Twitter Colombia, no hay que asombrarnos. Carlos, antiguo Director de la FLIP (de las entrañas de Noticias UNO), feroz antiuribista, con un odio profundo por las Fuerzas Militares, y cuyos artículos son reproducidos y citados en Agencia Rural y Rebelión, órganos de propaganda de las FARC, ya la sorpresa sobre el manejo de Twitter Colombia desaparece por completo.
No discutimos sobre el derecho de Diego Santos para censurar, autorizar, bloquear o perdonar a los twitteros súbditos. Él es
un Santos miembro de la dinastía y descendiente de las señoritas Ibáñez. Y así éstas hayan sido unas muchachas traviesas, estuvieron cerca de Santander, Ignacio de Márquez y Bolívar retozando con ellos en pajares o mullidos lechos. Por ese solo hecho, Diego es como una especie de Infante censurador. Hay que aceptarlo. En cuanto a Carlos Cortés, veámoslo como el moderno sacamicas de la realeza y aceptemos que, además, tendría las armas de los pacifistas de FARC-ELN listas para su defensa, o ataque, según se vea.
Diego y Carlos, uno con estilo yuppie-marimbero y el otro no tanto, ya están haciendo lo mismo que Maduro y Castro en Venezuela y Cuba, respectivamente. Toquemos madera, pero yo creo que antes de que el dinástico Juan Manuel Santos termine su mandato, Timochenko podría estar asesorando al par de modernos Torquemadas para que perfeccionen su labor de censura y manipulación. ¿Corren peligro nuestra privacidad y datos personales en Twitter Colombia?
Si la cosa sigue así, no demoraremos en vivir temerosos de que un piquete de bandidos indultados, con placas de policía santista, derribe nuestras puertas y asalte nuestras casas para llevarnos a rastras, al mejor estilo de la Stasi, al búnker de la Fiscalía o los sotanos de la Casa Nariño para obligarnos a confesar cualquier cosa que le plazca al régimen.
¿Será posible?
@ricardopuentesm
ricardopuentes@periodismosinfronteras.com
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A propósito, hay una petición en Change que podemos firmar:
FUERA FARC DE TWITTER. FIRMA LA PETICIÓN AQUÍ
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