EL HUEVITO DE LA MACHACA
Mientras el presidente Uribe daba la rueda de prensa, la Machaca destapó una botella de Whisky y, rodeado de sus áulicos, los hizo brindar para celebrar que él, Carlos Suárez Bustamante, sería el comandante del ejército en reemplazo del general Montoya
EL HUEVITO DE LA MACHACA
Por Ricardo Puentes Melo
Marzo 27 de 2011
La Machaca no iba a dejar huérfana la lucha a favor del Colectivo de Abogados y demás secuaces profarianos desde el interior de las Fuerzas Militares; así que ni siquiera me tomé la molestia de sorprenderme cuando me informaron que ya se había manifestado el primer huevito que Suárez Bustamante puso en la institución militar.
Se trata del general Ricardo Antonio Vargas Briceño, quien gracias a los buenos oficios de su nodriza no salió en la infame expulsión del 29 de octubre de 2008 cuando el ministro camarada Juan Manuel, los generales Fredy Padilla de León y Suárez Bustamante, junto al guerrillero Carlos Franco (quien actuaba como Director de Derechos Humanos), empezaron a hacer rodar el maquiavélico plan comunista para desmoralizar las tropas que, para entonces, asestaban duros golpes a la narcoguerrilla.
Ese 29 de octubre, gracias al montaje de estos personajes, Álvaro Uribe destituyó a 27 miembros del ejército, incluso algunos generales. Curiosamente, Vargas Briceño no salió a pesar de encontrarse en la línea de responsabilidad “mediata” promulgada por el grupillo de conspiradores. Esta es la hora en que nadie se explica por qué a Vargas Briceño no lo tocaron. Bueno… yo sí sé: porque es el huevito de La Machaca.
Refresquemos la memoria a quienes no sepan lo sucedido ese 29 de octubre.
La idea original era expulsar 29 oficiales el día 29 de octubre. Por alguna extraña superstición numerológica, la orden era hacer coincidir el número de destituidos con la fecha de la destitución. Así que repartieron la tarea entre algunos oficiales afines a Padilla y La Machaca, diciéndoles que escogieran a los sacrificados, o que miraran “a dedo”, entre los oficiales con más resultados para darlos de baja.
El procedimiento fue bien rudimentario. Llamaban a las brigadas seleccionadas y pedían el nombre del comandante, y de los comandantes de batallones, preferiblemente con número de cédula. Sabemos que pidieron los nombres de dos coroneles que, para la fecha de la llamada, no se encontraron y nadie dio información suya. Por eso se salvaron.. Por eso no fueron 29 los expulsados, sino 27.
Si no ando mal de informes y de recuerdos, el 28 de octubre del 2008 Fredy Padilla de León llega de pasear por la China junto con una numerosa parentela a quienes nosotros los contribuyentes les pagamos su fanfarria por Asia. Tan pronto baja del avión, Suárez Bustamente le informa que ya tiene la lista y le avisa sobre los casos de Soacha y Ocaña. De inmediato, Padilla de León llama a su amigo, el ministro Juan Manuel Santos, y éste pide audiencia urgente con el presidente Uribe.
Uribe lo recibe ignorando que para la fecha el ministro Santos ya ha enviado a la embajada norteamericana a sus dos emisarios, Sergio Jaramillo y el general Suárez Bustamante, para que hagan saber al gobierno gringo que Uribe es patrocinador de los mal llamados Falsos Positivos. Uribe también desconoce que aquel a quien cree leal –Santos- le está ya haciendo el cajón mortuorio al mismo tiempo que quiere aparecer ante los norteamericanos como el gran defensor de los Derechos Humanos en Colombia.
Así que Uribe convoca una rueda de prensa y, después de advertirle a Santos y a Padilla que “espero que ustedes no me estén haciendo cometer un error”, destituye a los 27 oficiales desencadenando un tsunami de desprestigio y deshonor para la institución que le dio a la era Uribe tanta gloria.
Para quienes conocen el mecanismo de ascensos y bajas del servicio, es muy extraño –por no decir ilegal- el procedimiento con el que se actuó. Cualquier ascenso y baja necesita, como requisito insustituible, ser discutido en una “Junta Asesora de Generales y almirantes” compuesta por todos los generales y almirantes que se encuentren en Bogotá para el momento de ser convocada la Junta. Y ésta debía ser presidida por el Comandante general Fredy Padilla de León.
Pero nada de eso sucede.
El 29 de octubre echan a los 27 oficiales; sin junta ni nada. El 31 de octubre de ese mismo año –es decir, dos días después de la rueda de prensa- legalizan la Junta (¡ese sí fue un falso positivo..!) y en el documento aseguran que asistieron 43 generales. Pero solamente firman 6, entre ellos Padilla de León.
El 29 de octubre de 2008, entonces, ya estaban listos los nombres de los dados de baja, así como su reemplazo.
Mientras el presidente Uribe daba la rueda de prensa, la Machaca destapó una botella de Whisky y, rodeado de sus áulicos, los hizo brindar para celebrar que él, Carlos Suárez Bustamante, sería el comandante del ejército en reemplazo del general Montoya. Ese había sido el acuerdo y la Machaca estaba seguro de que sería cumplido.
Pero no fue así. A las pretensiones del combito de Santos, Padilla, Carlos Franco, la Machaca y Sergio Jaramillo, les salió al paso el nombramiento del general Oscar González como reemplazo del general Montoya. Luego vino la historia que todos conocen: los esfuerzos vergonzosos de Suárez Bustamante para aferrarse a la línea de mando, y su posterior baja forzada.
Pero dejó su huevito. Y ese es, lo repetimos- el general Ricardo Antonio Vargas Briceño, segundo comandante del ejército.
Y Vargas Briceño ha hecho honor a su mentor y empollador. No solamente desactivó los batallones de frontera, sino también lo hizo con los batallones de Sismica, Desastres, y el del Vichada, creado para cuidar la inversión extranjera en petróleo. Precisamente, debido a que Vargas desactivó ese batallón, pudo ser posible que la guerrilla secuestrara a los 22 empleados de la petrolera. Y Dios sabe qué sucederá por haber terminado los batallones que cuidaban nuestra frontera con Venezuela.
Vargas Briceño, el huevito de la Machaca, también le metió mano a DEMIL, la Defensoría Militar. Como Directivo de la Junta, Vargas Briceño le exige la renuncia al coronel Robayo, director de DEMIL, luego de manifestar que la guerra jurídica contra el ejército no existe y que todo eso es solamente un invento de criminales con uniforme que –según dijo- quieren manipular la opinión pública para salvar el pellejo.
El huevito de la Machaca, pues, empieza a hacer muy bien su trabajo. Siendo –también según sus propias palabras- “el general más joven, apuesto e inteligente” del país, no dudamos de que hará sus entuertos mientras encanta a los medios, tal y como lo hace el “mejor policía del mundo”, general Oscar Naranjo.
Yo no sé si el general más joven, apuesto e inteligente recuerde que, siendo Jefe logístico del ejército, sucedió el “Contrato de los Sables de la Escuela Militar”; o el proceso de “machete, pala y serrucho”. ¿Recuerda usted, general Vargas, al que llamaban “el pecoso”..?
Es una percepción personal, pero tengo para mí que la Machaca dejó un huevo que hará muchos más estragos y considerablemente más fétidos que el exhosto de quien lo puso.
Marzo 27 de 2011
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