FRANCISCO DE ROUX, ¿OTRO CURA GUERRILLERO?
“Siento mucho miedo al declarar la realidad del personaje Francisco de Roux, porque él es una persona demasiado influyente en el país, tan así que Viviane Morales viajó con un equipo de fiscales hasta los predios de Las Pavas para investigar estos hechos, por petición que le hizo el mismo Francisco en su despacho”
Francisco de Roux, ¿otro cura guerrillero?
El agudo periodista Manuel Vicente Peña (q.e.p.d.) decía con mucho acierto que estos curas jesuitas eran “capitalistas cuando cobran las pensiones en la Javeriana, y comunistas cuando posan de revolucionarios con su Cinep”
Por Ricardo Puentes Melo
Mayo 27 de 2012
Para nadie es un secreto la lujuriosa ambición de los jesuitas, manifestada a lo largo de su historia en todas las naciones que han tenido la desdicha de abrirles sus puertas. Son famosas las Reducciones Guaraníes de Paraguay donde esclavizaron y atormentaron a los indígenas, lo mismo que hoy son célebres sus “repúblicas independientes” donde hacen lo propio con nativos y negros, permitiendo –al mismo tiempo- que estos “territorios libres” (que es como los llaman) sirvan de espacio y refugio para toda clase de bandas narcoterroristas guerrilleras ya que allí, por ley, ni el ejército ni la policía pueden ingresar.
Los jesuitas llegaron a la hoy Colombia y sedujeron a las viudas ricas para que les donaran sus riquezas so pretexto de ayudar a la obra del Señor y evitar los fuegos abrasadores del infierno; y poco a poco se enquistaron en la vida de los gobernantes convirtiéndose en sus consejeros y confesores, lo que les dio un gran poder sobre los destinos de este país.
Ellos no van donde los necesitados, sino al lugar donde están los más ricos, para timarlos. Por ello, los jesuitas colombianos siempre han estado detrás de despojar las tierras del sur de Bolívar y Urabá, la enorme riqueza minera y su potencial agrícola inmenso los seduce.
El interés que sienten por los campesinos, es falso. Su mayor deseo es apoderarse de sus tierras. Por ello estos curas siempre han intentado imponer a los campesinos las guerrillas del ELN y las FARC donde ellos operan. Y cuando los campesinos se han negado a subyugarse a las narcoguerrillas, estos sacerdotes los acusan de ser paramilitares, convirtiéndolos automáticamente en objetivos de guerra de la narcosubversión. Allí está el caso de los once campesinos de San Pablo que sufrieron una horrenda y tortuosa muerte a manos del ELN luego de que el Alto Comisionado para la Paz, Camilo Gómez Alzate –llave de Francisco de Roux- los calificara como paramilitares.
Porque, también hay que rememorar que Francisco de Roux jesuita de la Teología de la Liberación, se inventó la ONG “Programa de Desarrollo y de Paz para el Magdalena Medio”, para obligar a los campesinos del Sur de Bolívar a entregar sus tierras al ELN. Esa ONG fue propuesta por el sindicato de Ecopetrol, la USO, controlado por el ELN. Allí, el cura recibió 300 millones de dólares del Plan Colombia, para manejarlos a su antojo. Dineros que –dicen algunos investigadores- “fueron repartidos con sus amigos del ELN y las FARC”.
De igual manera, recordamos que asociaciones de campesinos, como la “Asociación Civil para la Paz de Colombia”, en 2001, enviaron una carta al gobierno diciendo claramente que “Como habitantes del Sur de Bolívar y afectados por este conflicto, rechazamos la intervención de los señores Francisco de Roux, Jaime Prieto y Francisco Campos, prelados de la Iglesia Catòlica de la Diócesis de Barrancabermeja, quienes defienden otros intereses menos los de nuestras comunidades..” Estos “otros intereses” eran, por supuesto, los de la guerrilla del ELN y los suyos propios.
El agudo periodista Manuel Vicente Peña (q.e.p.d.) decía con mucho acierto que estos curas jesuitas eran “capitalistas cuando cobran las pensiones en la Javeriana, y comunistas cuando posan de revolucionarios con su Cinep”.
A propósito, es bueno traer a la memoria que el Cinep (Centro de Investigación para la Educación Popular) nace del cambio de nombre que se le dio al CIAS (centro de Investigación y Asuntos Sociales), un entidad creada por un grupo de sacerdotes de izquierda, afines a la Teología de la Liberación, cuya verdadero fin era documentar y legitimar las tesis del grupo Golconda y el ELN. De Roux fue director del Cinep.
Desde las páginas de “Cien días vistos por CINEP”, esta oscura entidad le colocó las lápidas a varios militares. Como lo
hizo en el caso del coronel Luis Eduardo Bohórquez Montoya, asesinado en Bogotá el 24 de junio de 1991, cuando iba en compañía de su hijo de 10 años de edad. Desde hacía dos años, el Cinep le había dedicado varios párrafos, en especial un artículo en el que satanizaron al coronel Bohórquez porque había dicho “soy un fanático del No a la Subversión”. Este artículo surgió como un favor al entonces fiscal Alfonso Gómez Méndez y a su vicefiscal Jaime Córdoba Triviño quienes, junto con el Cinep, comparten su odio por las fuerzas militares. El Cinep siempre se caracterizó por perseguir a los militares más efectivos en su lucha contra el narcotráfico y la guerrilla
Todo el odio de De Roux por las fuerzas militares fue destilado desde el CINEP, organismo al que perteneció
Su poder enorme lo usó para convencer a sus amigos de nombrarlo Premio Nacional de Paz, y para que un expresidente francés le diera la medalla de la Legión de Honor.
Algo muy raro, porque De Roux fue quien protegió a los asesinos del ex ministro Rafael Pardo Buelvas, asesinado en el baño de su casa a punta de metralleta, en 1978. Los guerrilleros autores del crimen estaban encabezados por Alfredo Camelo, un miembro de la JUCO, compañero de Cano y de Lisandro Duque, y que era miembro activo del CINEP. Este hampón se escondió en la sede del CINEP, en la carrera 5 con 33 mientras los jesuitas Jorge Arango y Luis Alberto Restrepo, bajo las órdenes de De Roux, lo ayudaron a escapar a Medellín, burlando a la justicia colombiana. Esto nos lo cuenta también Manuel Vicente.
Los nexos de De Roux con la subversión siempre han sido evidentes. En 1990 ofició la misa de Bernardo Jaramillo Ossa, acusado por miembros de la guerrilla de ser un líder en la oscuridad, y de haber recibido dineros de varios secuestros.
También veló toda la noche el cadáver del guerrillero Carlos Pizarro Leongómez, de quien también fue su profesor en la Universidad Javeriana. Luego, se exilió en Europa durante tres meses. Y ni qué decir de su hermano, Carlos Vicente de Roux, concejal del Bogotá, perteneciente al M-19 y miembro de la camarilla del guerrilleros indultado y hoy alcalde de Bogotá, Gustavo Petro.
Recientemente volvimos a saber de Francisco de Roux, el provincial jesuita, porque estaba envuelto en la estafa, el intento de despojo de Las Pavas.
El fraude de Las Pavas se resume así: Un grupo de sinvergüenzas, animados –segùn creíamos entonces- por un señor de nombre Rafael de Jesús Cárcamo García, y asesorados por De Roux (esto reconfirmado) quien puso a disposición de la empresa criminal la Clínica Jurídica de la Universidad Javeriana, y contactó a las oenegés Christian Aids, Swiss Aids y otras, se reúnen para urdir la manera de despojar a los dueños de la hacienda de Las Pavas, y se inventan la argucia de un supuesto desplazamiento. Iván Cepeda participa del complot. Apandillan a unos cuantos campesinos, entre los cuales se encuentra Misael Payares –que ni siquiera es campesino sino albañil- y montan la historia de que fueron desplazados por los actuales dueños de Las Pavas. La Javeriana los acompaña en todo el proceso delictivo que viene a descubrirse más tarde, y el cual denunciamos desde las páginas de Periodismo Sin Fronteras.
Por ello, fue de gran sorpresa para nosotros cuando descubrimos que la persona que supuestamente estuvo cerca del cura De Roux en este engaño, lo acaba de denunciar ante la Fiscalía por casos gravísimos de despojo de tierras, ser miembro de las guerrillas y de ser una especie de testaferro de Javier Montañez, alias MACACO, el poderosísimo comandante del Bloque Central Bolívar, la más grande estructura paramilitar de Colombia.
Rafael Cárcamo niega haber participado en este intento de despojo, y acusa a De Roux de estar explotando tierras que
fueron quitadas por Macaco a humildes campesinos, bajo amenazas; tierras que entregó el programa de Justicia y Paz al cura de Roux para que las explotara con un mega proyecto de Palma; tierras ante las cuales el INCODER cierra sus ojos; tierras que el cura jesuita se niega a regresar a sus legítimos dueños; tierras que este gobierno también se niega a devolver a estos humildes campesinos que hoy viven prácticamente en la indigencia (próximamente publicaremos una entrevista que hicimos a uno de estos agricultores despojados por la manguala gobierno-paramilitares-guerrillas-De Roux)
Rafael Cárcamo dice esto del cura de Roux:
“Solicito a este despacho estudiar e investigar la conducta del padre Francisco de Roux, ya que en mi permanencia en esa región, hace años, conocí a Francisco como el Ala Política, Social de la guerrilla de los Elenos y las FARC en esa región del sur de Bolívar, y me consta que todo secuestro de ganaderos o empresarios, cometido por estos grupos en esa época, él tenía conocimiento y tenía acceso a donde estaban los secuestrados.. (…) Francisco era el mediador de la guerrilla..”
Y también acusa a Bruno Moro, coordinador residente de las oficinas de la ONU en Colombia, de intentar sobornarlo para que no contara la verdad de lo sucedido en Las Pavas, mediante el ofrecimiento de trabajar en otros países con la ONU o con otras entidades internacionales, con un salario de más de 10,000 dólares al mes.
Sigue diciendo Cárcamo que: “El peligro que representa el padre Francisco de Roux en la región del Magdalena Medio y del país como tal, que utiliza esa parte religiosa para ser el ala política y Social de la guerrilla en esa región del país, y como es un personaje a nivel nacional con influencias en los sectores religiosos y políticos del país, utiliza su sotana para lograr ciertos medios o fines como miembro de esas guerrillas, utilizando como fachada su proceso social a través de su entidad Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio. Es tanta la autoridad de Francisco de Roux con las autoridades militares y políticas que los jefes guerrilleros, para salir de la región o del país, es él su salvoconducto.”
Y culmina: “Siento mucho miedo al declarar la realidad del personaje Francisco de Roux, porque él es una persona demasiado influyente en el país, tan así que la noticia del falso desplazamiento salió los primeros días de diciembre de 2011 y el domingo 8, día de la Inmaculada Concepción, la señora fiscal Viviane Morales, viajó con un equipo de fiscales hasta los predios de Las Pavas para investigar estos hechos, por petición que le hizo el mismo Francisco en su despacho..”
Así están las cosas. Un cura jesuita, nada menos que el provincial de esa Orden, está siendo acusado de pertenecer a las guerrillas, de asesorarlas, de ser testaferro de paramilitares, de querer robarles las tierras a los campesinos e industriales del campo, y de ser causante de desplazamiento, entre otras cosas.
Por otro lado, también es de suma gravedad la acusación que se hace contra Bruno Moro, el representante de la ONU en Colombia, quien habría intentado sobornar a Cárcamo a cambio de su silencio, en clarísima complicidad con el provincial jesuita.
Y tenemos también a este gobierno, igualmente cómplice de este despojo criminal que se está sucediendo frente a los ojos incrédulos de la opinión pública.
Nosotros entendemos el temor de Rafael Cárcamo al atreverse a hacer estas denuncias. Detrás de todo esto están los mismos que hacen atentados con tecnología y sevicia etarra.
Dios lo proteja. Y que proteja también a este país de estos amanuenses del demonio.
Comentarios
1 comentario en «FRANCISCO DE ROUX, ¿OTRO CURA GUERRILLERO?»