LA CORRUPCIÓN ES GENERAL….EN COMISIÓN DIPLOMÁTICA
El General Ricardo Vargas Briceño salió a decir a mediados del 2011 que los vehículos ya estaban en funcionamiento y que ordenaría recogerlos. Y obviamente esto fue una mentira. Cuando Vargas Briceño dice esto, él sabía que aún estaban en mantenimiento
La corrupción es General…. en Comisión diplomática
Espero, eso sí, que esto no provoque un nuevo ataque de furia del General Vargas Briceño o del presidente Santos. Dicen que son peligrosísimos cuando se enojan de verdad.
Por Ricardo Puentes Melo
Enero 24 de 2011
Es dolorosamente ingrato tener que hablar de corrupción dentro del generalato de nuestro ejército. Pero cuando esta corrupción puede afectar la vida y la seguridad de los militares que ponen el pecho al narcoterrorismo, hay que hacerlo sin más demora.
Es posible que recuerden una publicación hecha en estas páginas, donde dábamos cuenta de algunas andanzas del General Ricardo Vargas Briceño, entonces segundo comandante del ejército. Dijimos algo sobre el contrato de los sables que él manejó siendo Jefe Logístico del ejército, y también tocamos el tema del proceso de “machete, pala y serrucho” mencionando a “el pecoso”.
Cuando mencionamos el contrato de mantenimiento de los tanques, la ira del General Vargas no se hizo esperar. Ordenó averiguar “quien es ese HP” –es decir, yo- y, cuando lo supo tomó venganza contra algunos amigos míos que contrataban con el ejército, cancelando de inmediato sus labores. Pero ellos ya me perdonaron.
Habíamos dejado el asunto quieto porque en declaraciones dadas a El Tiempo, el General Vargas aseguró que ese problemita ya estaba resuelto.
Pero resulta que no lo está. Pongámonos en antecedentes.
Era el año 2007. Juan Manuel Santos era ministro de Defensa y hacía muy poco se había conocido la denuncia de la revista europea Der Spiegel, donde advertían que la multinacional alemana Ferrostaal habría pagado sobornos al Ministerio de defensa de Colombia (y de otros países) para que la Armada nacional adquiriera un buque guardacostas. En ese mismo año, el General Ricardo Antonio Vargas Briceño era Jefe de Logística del Ejército Nacional, y se encargaba de un contrato oscuro con la firma “Stewart & Stevenson de las Américas Colombia Ltda” para la compra de 32 motores y 32 transmisiones destinadas para ser instaladas en vehículos blindados Cascabell y Urutu (tanques y camiones).
El asunto era bien sencillo ya que se trataba de cambiar los motores y transmisiones viejos, y colocar los nuevos.
Todo costaba Catorce mil setecientos catorce millones de pesos, y la condición del contrato decía que los vehículos deberían estar en funcionamiento total a finales de 2009.
Un comité evaluador de expertos en blindaje del ejército dice que no recomienda la compra de los motores y las transmisiones. Pero el General Vargas hace caso omiso de las recomendaciones, y los compra.
Como los motores no sirvieron, fue necesario hacer otro contrato con la misma empresa para que los adecuara. Esto tuvo un sobrecosto de 449 millones de pesos.
Aquí empieza una parte más grave que las posibles comisiones pagadas para el otorgamiento de estos contratos:
El acuerdo firmado era muy claro al especificar que no se podía modificar el monobloque de los vehículos, es decir, su estructura blindada, el “caparazón” del vehículo, porque éste es un blindaje que viene de fábrica y si se modifica no sirve ni para chatarra.
Pero al General Ricardo Vargas eso le parecieron minucias. Y el contrato siguió adelante.
Efectivamente, como las transmisiones tampoco sirvieron, ya que quedaban cinco centímetros por debajo del monobloque, hubo que romper el blindaje para ajustarlas. Eso le costó al erario otra bobadita de Trescientos millones de pesos de más.
El Comité Evaluador comprobó nuevamente que eso había sido un fiasco. Las pruebas de fuerza y velocidad determinaron que los vehículos no llegaban ni a 190 caballos de fuerza, cuando el contrato especificaba que debería desarrollar 230 caballos de fuerza. El comité también realizó varias pruebas de blindaje y se descubrió que un simple disparo de fusil penetraba el monobloque.
En un atentado o una emboscada de la guerrilla los soldados de los vehículos hubieran quedado totalmente desprotegidos, pero esto tampoco le preocupó al General Ricardo Vargas. Al parecer la comisión de los contratos tenía más valor para él que la vida de los héroes de la patria.
Aunque los vehículos –según el extraño contrato-, debían estar en funcionamiento en el año 2009, todavía terminado el 2011 no lo estaban, pero la empresa “Stewart & Stevenson de las Américas Colombia Ltda” no fue obligada a pagar su incumplimiento.
Por el contrario, el General Ricardo Vargas Briceño salió a decir a mediados del 2011 que los vehículos ya estaban en funcionamiento y que ordenaría recogerlos. Y obviamente esto fue una mentira. Cuando Vargas Briceño dice esto, él sabía que aún estaban en mantenimiento, “adecuándolos”, allá en el 20 de julio.
Luego, el General Vargas, en total secreto y ya pasado el mini escándalo en los medios, ordena sacarlos y los reparte por todo el país.
Periodismo Sin Fronteras descubrió dónde están estos vehículos inútiles:
-En el Grupo R Pizarro de Saravena, Arauca: 7 Cascabell y 2 Urutu
-En el Grupo Guías de Yopal, Casanare: 3 Cascabell
-En el Grupo Maza, de Cúcuta: 11 Cascabell y 7 Urutu
-En la Escuela de Caballería, en Bogotá: 1 Cascabell y 1 Urutu, para un total de 32 vehículos.
Muy lamentable tener que denunciar esto. Pero nos parece inconcebible que las vidas de los soldados corran riesgo grave sólo para satisfacer la codicia de un General y sus cómplices respuesteros de segunda.
La investigación fue ordenada pero están llevando a declarar a los amigos del General Vargas Briceño. Nos preguntamos por qué no llevan a los afectados.
¿Por qué no llaman a declarar a los verdaderos miembros del Comité Técnico que evaluaron esos motores y transmisiones…?
Y una pregunta final. ¿Por qué, a pesar de esta gravísima irregularidad, el presidente Santos envió al General Vargas como agregado militar a China?
Los colombianos perdimos casi 16mil millones en estos contratos, mientras el general Vargas y el presidente Santos se ríen a carcajadas. Ni para reciclaje quedaron sirviendo los vehículos.
Si con la salida de Vargas Briceño a la China buscaban tapar el escándalo, tal y como sucedió con el asunto del buque guardacostas, el cálculo les salió mal.
Espero, eso sí, que esto no provoque un nuevo ataque de furia del General Vargas Briceño o del presidente Santos. Dicen que son peligrosísimos cuando se enojan de verdad.
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