LAS CHUZADAS DE SEMANA
Los dueños de Semana son los poseedores de unas cartas que bien pueden usar a lo tahúr para extorsionar ciudadanos víctimas de las interceptaciones del régimen
Las chuzadas de Semana
Como el tema de “Andrómeda” no le sirvió al camarada Santos para sacar de la cúpula al General Borrero, quien se había manifestado abiertamente contra los diálogos de impunidad en La Habana, el G2 cubano le sirvió a su alfil unas viejas llamadas que pegaron con babas aprovechando la coyuntura, y asunto arreglado
Por Ricardo Puentes Melo
Febrero 20 de 2014
Estuve convencido hasta hace poco de que el galardón al mayor chuzador de Colombia era del General Oscar Naranjo, quien hizo maravillas desde las oficinas del Tequendama espiando a cuanto cristiano se le antojó para usar ese botín como una especie de pagarés al portador para escalar y conseguir lo que quiso.
Pero no. Esa discutible presea se la disputan la Fiscalía General de la Nación, que bajo la apariencia de legalidad tiene patente de corso para hacer escuchas a la oposición, y la Revista Semana, de propiedad de la familia López Caballero y cuyo director, Alejandro Santos Rubino, es sobrino del camarada Juan Manuel Santos y, por tanto, hijo de Enrique Santos, de los fundadores de la guerrilla del M-19, y furibundo patrocinador mediático de las bandas marxistas que delinquen bajo la sombrilla de Castro.
Solo basta revisar el itinerario infame de esta revista, usada como arma contra los defensores de Colombia, aquellos que nos oponemos a recubrir a los asesinos terroristas con indultos y prebendas. Si hacemos un análisis somero podremos sacar a relucir algunos casos.
Fue desde las oficinas de Semana que se adelantó la criminal campaña de oprobios y falsos testigos contra el coronel Plazas Vega. Le dieron a Ángela María Buitrago páginas y páginas, casi siempre con portada, para que montara su tinglado a favor del Colectivo Alvear Restrepo, y en contra de la verdad.
Fue Semana la que consiguió unas conversaciones telefónicas chuzadas a un capitán del ejército y, a pesar de que eran de diferentes meses y con diferentes interlocutores, lograron mediante la magia del fraude publicarlas como si fueran una sola conversación sucedida en un solo día y con un solo interlocutor; esto, para “probar” que el capitán era un “peligroso asesino”.
Fue Semana la que, incluso antes de que él se enterara, rebajó de la categoría de héroe a villano al Coronel Mejía Gutiérrez. Lo
juzgo mentirosamente en carátula sin permitirle su derecho a la defensa. El coronel había propinado durísimos golpes a las FARC y al narcotráfico, y estaba a punto de dar de baja a los principales cabecillas de esa banda. Además, Mejía Gutiérrez iba a revelar los nombres de personalidades políticas importantes que eran, literalmente, dirigentes de las FARC. Tal cosa no le gustó al entonces ministro Juan Manuel Santos, por obvias razones que entendemos hoy día, así que consiguieron un delincuente infiltrado en el ejército que vendía armas a las FARC, y lo pusieron a declarar contra el héroe de la patria. Dos días después de que el Coronel Mejía Gutiérrez reveló sus adelantos contra las FARC al ministro Santos y al general Fredy Padilla de León, Semana fusiló en la picota pública al Coronel.
Memorables también fueron las chuzadas al General Rito Alejo del Rio y al ex ministro Fernando Londoño Hoyos, al presidente Álvaro Uribe Vélez y varios más.
La campaña mediática contra las Fuerzas Militares coordinada desde La Habana, cuyo principal ideólogo es Enrique Santos, ha sido feroz, sucia e implacable. Aún tenemos en la memoria el despliegue monumental que hicieron con el tema de los “Falsos Positivos”, un mito iniciado por Santos, Carlos Franco, Fredy Padilla de León y Suárez Bustamante para expulsar del ejército a 27 de los mejores oficiales combatientes contra las guerrillas marxistas. Todavía recordamos el invento de “Tolemaida Resort” con cuyo tema se sirvió la prensa enmermelada para idear autoatentados contra periodistas que milagrosamente salieron ilesos a pesar de que, supuestamente, los francotiradores eran los mejores polígonos militares del momento, según dijeron.
Como el tema de “Andrómeda” no le sirvió al camarada Santos para sacar de la cúpula al General Borrero, quien se había manifestado abiertamente contra los diálogos de impunidad en La Habana, el G2 cubano le sirvió a su alfil unas viejas llamadas que pegaron con babas aprovechando la coyuntura, y asunto arreglado. Alejandro Santos visitó la Casa de Nariño, furtivamente, en medio de la oscuridad de la noche y al otro día se publicó el escándalo. Al General Rito Alejo lo acusó Semana de ser el “Rey” de la contratación militar por el hecho de que el General mencionó que iba a mandar hacer unas cien tarjeticas para informar a amigos y parientes de su grado como abogado, en tanto que al General Barrero lo crucificaron por haber dicho que los militares presos injustamente tenían que unirse para denunciar a los fiscales corruptos.
La Revista Semana tiene las mismas grabaciones que tiene la Fiscalía General de la Nación. Los dueños de Semana son los poseedores de unas cartas que bien pueden usar a lo tahúr para extorsionar ciudadanos víctimas de las interceptaciones del régimen. Y cuando sabemos que Enrique Santos, amanuense de las FARC y demás guerrillas terroristas, es quien mueve los hilos de la revista, ¿qué podemos esperar..?
No fue gratuito que Semana no dijera absolutamente nada acerca de unas conversaciones entre Timochenko, el “médico” Jaramillo y otros bandidos que planearon atentar contra la vida de Álvaro Uribe Vélez y contra el Procurador Alejandro Ordóñez. En esas conversaciones, en las cuales también me mencionan a mí como objetivo militar del terrorismo, se decía que la comandante Norma ya tenía infiltrado el esquema de seguridad de Uribe, y que utilizarían recursos de la Alcaldía de Bogotá para asesinarlo en octubre. Esas conversaciones las conocía el gobierno y por tanto, supongo, Semana; pero no publicaron nada. Al contrario, cuando yo le comuniqué esto a Andrés Villamizar Pachón, director de la Unidad Nacional de Protección, su respuesta fue quitarme inmediatamente el esquema de seguridad dejándome como blanco fácil de los bandidos.
Mi pregunta una vez más para la Fiscalía General de la Nación: ¿Por qué no se ha adelantado nada acerca de mi denuncia contra Alejo Vargas por interceptación de mis comunicaciones, espionaje de mis computadoras y las de mis hijos..? ¿Por qué no se ha hecho nada a pesar de que entregué todas las pruebas de que el programa espía salió de la computadora del señor Alejo Vargas?
¿Será acaso porque Alejo Vargas fue el ideólogo del Foro Agrario de las FARC, delegado en La Habana y principal vocero de los diálogos entre los terroristas del ELN y el gobierno de Santos..?
Otra pregunta: ¿Por qué Semana no nos entretiene con las conversaciones entre Enrique Santos y los cabecillas de las FARC?
Averígüelo, Vargas..
@ricardopuentesm
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