PEDERASTIA CONSENTIDA POR LA JERARQUÍA CATÓLICA
La inmensa mayoría de los colombianos seguirán siendo alcahuetas de estos abusadores, y les seguirán brindando sus hijos en sacrificio para que ellos desfoguen todas sus degeneradas fantasías sexuales
PEDERASTIA CONSENTIDA
POR LA JERARQUÍA CATÓLICA COLOMBIANA
¿Por qué nadie dice nada..? Por la misma razón que todos callan cuando obispos y provinciales dan su bendición a mafiosos, guerrilleros y narcotraficantes: Miedo
Por Ricardo Puentes Melo
(Junio 08 de 2009. En http://ricardopuentes.blogspot.com )
Cada semana en Colombia hay un escándalo nuevo de pederastia en el que se ven involucrados sacerdotes católicos.
Y, como siempre, cada semana vemos que la justicia colombiana no hace nada para detener y juzgar a estos curas homosexuales violadores de niños, ni a los heterosexuales pedófilos que violan niñas; ambos, merecedores de cadena perpétua.
Recientemente hemos visto los casos de los arzobispos de Manizales y Cali, del cura Rozo, de Guillermo Jiménez, “padre memo” – vicerrector del Colegio Claretiano de Bosa- y de otros obispos que han sido hasta grabados en video abusando sexualmente de niños y jovencitos.
Vimos al cura Rozo confesando sus atrocidades en latín de misa, que luego desmentiría él mismo en español vulgar. Vimos al sátiro vicerrector del Claretiano, denunciado por el programa “Séptimo Día”, negándose a ver la evidencia montado en su trono desde donde los ‘laicos’ no son más que estrado para sus pies. Pero tal vez más aterrador que la desfachatez de este sádico homosexual, fue la tranquilidad soberbia con la cual el rector del colegio defendió a este violador de menores. Y ni qué decir del provincial de los claretianos. Tanto el rector como el provincial dijeron al programa de TV que el cura abusador era ‘humano’, y por tanto también podía cometer ‘pequeños errores’.
¿Pequeños errores?
Esos ‘pequeños’ y ‘humanos’ errores han causado traumas insuperables en millones de personas en todo el mundo que, siendo abusados, muchos se convierten ellos mismos en abusadores de otros menores.
La pregunta es ¿por qué la justicia no hace nada contra estos delincuentes sexuales que pregonan ser representantes de Dios en la tierra..?
La respuesta es sencilla: Porque no pueden hacer nada al respecto.
¿La razón..? El Concordato firmado entre Colombia y la Santa Sede en 1886 y ratificado varias veces en el transcurso del siglo XX.
Precisamente fue persiguiendo la firma de ese Concordato, que la Santa Sede bañó de sangre nuestro país tras su independencia de España. Valiéndose del poder que ejercía sobre las masas ignorantes y supersticiosas presionó políticamente y con sangrientas guerras a todos los gobiernos constituidos desde la Independencia para, aprovechando el caos y la confusión reinantes, establecer el poder temporal del papa sobre este país, cosa que concretó en 1886 después de haber sacrificado millones de compatriotas que dieron su vida para consolidar el poder papal en nuestra nación.
Entre los privilegios que se le concedió a los jerarcas de la Iglesia Católica, estaba el de controlar el sistema educativo en Colombia, cosa que hicieron plenamente hasta 1991 y con algo menos de poder desde entonces. Todas esas pretendidas ideas educativas ‘reformistas’ y ‘antieclesiales’ son por ende un monumental engaño. Ningún sistema ni método educativos impuestos en Colombia hasta 1991 pudo haberse efectuado sin la aprobación y consentimiento –es decir, autoría- de la Santa Sede.
El fuero eclesiástico intrínseco, derivado del Concordato, impide que la justicia que opera sobre todos los colombianos, lo haga con los delincuentes de sotana.
Además este Tratado con la Santa Sede permite que la jerarquía eclesiástica católica se enriquezca ilimitadamente sin tener que pagar impuestos ni dar cuenta de sus bienes a nadie. También recibe del Estado una billonaria suma de dinero, salido de nuestros impuestos. Mientras el vaticano tiene inmensos latifundios en Colombia, por otro lado se da el descarado lujo de hablar de reforma agraria y de tener compasión con los pobres; mientras desde los púlpitos dominicales sermonean sobre la moral, en sus palacetes y casas curales sodomizan niños sabiendo que serán protegidos desde los despachos de cardenales y arzobispos, quienes también hacen lo mismo y esperan la misma protección desde Roma.
Tienen bancos, medios de comunicación, acciones en las más poderosas empresas del país, millones de hectáreas, fábricas donde esclavizan a quienes dicen proteger, colegios donde dan rienda suelta a sus depravaciones y universidades donde educan y enseñan a los futuros gobernantes, magistrados y empresarios del país a obedecer a la voluntad papal. Un negocio bien montado, digno de la mafia romana.
¿Por qué nadie dice nada..? Por la misma razón que todos callan cuando obispos y provinciales dan su bendición a mafiosos, guerrilleros y narcotraficantes: Miedo.
Los curas jesuitas pueden tranquilamente salir a decir a los cuatro vientos que los secuestradores de las FARC son reivindicadores de los pobres y nadie puede tocar a estos dementes de sotana negra; la Conferencia Episcopal puede salir a ordenarnos a los colombianos que no votemos más por Uribe y que él no debería buscar la reelección, y todos a callar y obedecer como borregos, porque así nos enseñaron estos sicarios -a espada y sangre- desde sus orígenes imperiales en Roma.
Así que ellos podrán seguir violando y manoseando a nuestros niños hasta que se les dé la gana.
Lo más tenebroso de todo este asunto es la imbecilidad de la mayoría de los colombianos. Pueden ver que un cura de estos está penetrando a sus hijos, y siguen negándose a la evidencia, gritando a voz en cuello que estos violadores de sotana son hombres de Dios; pueden darse cuenta de que los están robando y explotando, y juran que es la voluntad de Dios.
Después de enseñarles a unas madres el video del cura practicándole el sexo oral a un niño, todas ellas –cegadas por el fanatismo- se negaron a aceptarlo y dijeron que respaldaban plenamente a este viejo cura crápula. Y que dejan a sus hijos allí, al cuidado del cura abusador.
Pobres. No las culpo. Sufren de la misma ceguera que tienen los seguidores del socialismo –otra religión-. Les parece de lo más normal que sus dirigentes sean también pedófilos y drogadictos; les parece ‘in’ que les enseñen que pueden matar y cometer cualquier fechoría si se hace por motivos políticos; ven con admiración cómo sus cabecillas viven como príncipes árabes –con séquitos de niños que convierten en sus objetos sexuales- mientras que ellos, los vasallos seguidores, continúan muriendo de hambre y de ignorancia. Igual sucede con los pastores evangélicos, otra sucursal de la Santa Sede para engañar tontos.
Justo es decir que también hay curas decentes. Pero son muy pocos, poquísimos. La mayoría son de esta mafia.
Justo es también reconocer que esta realidad no cambiará jamás. Y no lo hará porque la inmensa mayoría de los colombianos seguirán siendo bestias de carga, alcahuetas de estos abusadores a quienes les seguirán brindando sus hijos en sacrificio para que ellos desfoguen todas sus degeneradas fantasías sexuales. Ningún político se atreverá a poner sobre la mesa la revisión del Concordato, ninguno tendrá los cojones para exigir que estos asesinos y abusadores de menores entreguen al país lo que nos han robado durante más de 500 años y que, luego, recojan sus estolas, cálices y veladoras, y se vayan para el mismo infierno.
No sucederá. Porque todos saben de lo que son capaces estos mafiosos.
Qué desgracia….
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