PROPONEN REGALAR CURULES A LAS FARC
Sólo dos políticos apoyan regalar 26 escaños del Congreso a las Farc
La propuesta de las curules gratuitas no tiene acogida en la opinión pública. Sólo los grupos ultra minoritarios comunistas están de acuerdo con eso
Por José Caicedo Rojas
29 de junio de 2016
Los dos son: Jorge Enrique Robledo, senador del marxista Polo Democrático, y Antonio Sanguino, concejal de Bogotá por la formación izquierdista Alianza Verde.
La idea fue lanzada por un organismo de izquierda, la fundación Paz y Reconciliación. Este propone la entrega de 26 curules del Congreso colombiano (Senado y Cámara de Representantes) al movimiento narco-terrorista Farc sin que los electores tengan que votar por ellos o contra ellos.
Pretenden justificar ese absurdo antidemocrático diciendo que las Farc participan en unas negociaciones de paz en La Habana con el Gobierno de Juan Manuel Santos. Y agregan que tal regalo electoral (9 senadores y 17 representantes) sería como una forma de “reparación” a la Unión Patriótica, pantalla política de las Farc en los años 80, “cuyos miembros, dice esa fundación, fueron asesinados por el paramilitarismo y agentes estatales”. Falso. Entre 1986 y 1991, la UP fue víctima de venganzas criminales de un conjunto de grupos armados muy heterogéneo; el cartel de Medellín, individuos y bandas paramilitares de extrema derecha, y hasta las mismas Farc.
La propuesta de las curules gratuitas no tiene acogida en la opinión pública. Sólo los grupos ultra minoritarios comunistas están de acuerdo con eso. El repudio viene del hecho de que esa concesión no sería democrática (los representantes del pueblo deben ser elegidos por el pueblo) y porque tal acto pondría en gran desventaja a los partidos y formaciones moderados, sobre todo a que no son muy grandes. Estos últimos, a pesar de sus bajos recursos económicos, deben cumplir con la ley al presentarse a elecciones, es decir, recoger miles de firmas, movilizar a sus candidatos, pagar propaganda costosa, realizar mítines y debates y, finalmente, presentarse a elecciones. Si la propuesta es adoptada, a la organización terrorista solo le bastaría esperar tranquilamente sin mover un dedo, sin activar sus agitadores, sin gastar un peso y esperar que las curules les caigan del cielo.
Otro perdedor serían las comunidades indígenas y las minorías étnicas, las cuales también participan en elecciones respetando el código electoral. Actualmente esos grupos tienen dos curules en el Congreso. Por eso resulta inaceptable que les sean otorgadas gratuitamente nada menos que 26 curules a quienes no están dispuestos a jugarse en la arena electoral y no han hecho otra cosa, durante los pasados 50 años, que ensangrentar el país.
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