¿QUÉ DIABLOS LE PASA A URIBE?

Ya sea una cosa o la otra, es hora de que Álvaro Uribe, por encima del aprecio y la gratitud que le tenemos por haber combatido a las FARC, empiece a asumir su responsabilidad personal en esta hecatombe en la que nos sumió Santos, y la manera es no imponiéndonos una segunda parte

Uribe ha traspasado a Duque el fervor que los seguidores sienten hacia él

¿Qué diablos le pasa a Uribe?

Ya sea una cosa o la otra, es hora de que Álvaro Uribe, por encima del aprecio y la gratitud que le tenemos por haber combatido a las FARC, empiece a asumir su responsabilidad personal en esta hecatombe en la que nos sumió Santos, y la manera es no imponiéndonos una segunda parte

Ricardo Puentes Melo

Por Ricardo Puentes Melo
Enero 6 de 2018
@ricardopuentesm
ricardopuentes@periodismosinfronteras.com

Me volví fan de Álvaro Uribe luego de que él empezó a darle plomo a la guerrilla de las FARC. Bueno, no exactamente él; pero sí permitió que grandes generales y oficiales de nuestro ejército combatieran a los terroristas. Ningún otro gobierno lo había permitido antes. Con excepción de Guillermo León Valencia y -antes de cometer el error de conversar con ellos- Julio César Turbay, los gobiernos liberales y conservadores habían sido socios de la maldad de estos siniestros bandidos.

Uribe venía de las toldas socialistas del samperismo, en el Partido Liberal y tenía muchos amigos y compañeros en la izquierda que se hacía llamar “izquierda democrática”, esa que fingía respetar la democracia y, al mismo tiempo, servía de aliada o como fuente de cuadros del Partido Comunista para avalar las atrocidades de los marxistas e impedir, desde las posiciones que estuvieran, que se combatieran los brazos armados del comunismo.

Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos

A sabiendas de esto, no fui parte de esas masas de ciegos y sordos, y mucho menos mudos, que aplaudieron como focas los grandes errores que cometió Uribe en sus gobiernos. El mayor de ellos: dejar viva a la culebra, financiarla, y permitir que se exterminara al glorioso Ejército Nacional desde las trincheras judiciales ocupadas por esa plaga que se hace llamar “izquierda democrática”, “progresistas”, “extremo centro”, “tercera vía”, etc. La designación de Juan Manuel Santos solo fue otro error más de Uribe quien, dejándose asesorar por los malditos tramposos de su camarilla, o por su propia convicción, terminó de sumir a Colombia en este despeñadero en el que estamos.

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