URABÁ, LAS OTRAS VÍCTIMAS DE JUAN CAMILO RESTREPO
Todo lo que ha tocado este godo comunista ha caído en desventura, desgraciando al mismo tiempo a millones de colombianos. Fue él quien, como ministro de Minas y Energía de Gaviria, llevó al país al más grande y terrible racionamiento de luz que se recuerde
Urabá, las otras víctimas de Juan Camilo Restrepo
Están jodidos los bananeros. Y doblemente, porque algunos empresarios, fatigados con la persecución del gobierno y la Fiscalía, se hacen los de la vista gorda pretendiendo no saber lo que está sucediendo
Por Ricardo Puentes Melo
Septiembre 19 de 2012
No hay nada peor que un godo comunista. Y quien lo quiera pensar bien entenderá los monumentales problemas hegelianos a los que se ven abocadas estas rarezas ideológicas que combinan perfectamente sus discursos marxistas con la posesión de enormes latifundios donde abusan tanto de los empleados-proletarios, como del medio ambiente que dicen defender en las peroratas atacando a sus contradictores.
Un ejemplo perfecto de godo comunista es el ministro de Hacienda, Juan Camilo Restrepo, casado con la archimillonaria –y también comunista- María Teresa Herrán, directora y columnista de famosos medios de comunicación y propietaria de tierras en la Sabana de Bogotá. Como se supondrá, esta pareja de godos comunistas dan alaridos para que los dueños de tierras en otras zonas sean despojados por ex guerrilleros y amigos, pero guardan latifundista silencio para que nadie les reclame el mismo tratamiento en sus miles y miles de hectáreas de tierras de las mejores calidades. Dialéctica marxista, que llaman…
Todo lo que ha tocado este godo comunista ha caído en desventura, desgraciando al mismo tiempo a millones de colombianos. Fue él quien, como ministro de Minas y Energía de Gaviria, llevó al país al más grande y terrible racionamiento de luz que se recuerde; luego, como ministro de Hacienda de Pastrana, arrojó a Colombia a una crisis financiera como nunca antes se ha sufrido en la nación. Fue en premio por esas finuras de corte neocomunista, que las FARC decidieron lanzarlo como el candidato presidencial de la banda terrorista; algo que por fortuna no les cuajó gracias a la incursión de Álvaro Uribe en la contienda presidencial de entonces.
Juan Camilo también está involucrado en el más de un billón de pesos que hay de déficit en el Fondo Nacional del Café. Y, no contento con ayudar a la quiebra del sector, hoy, como ministro de Agricultura ha emprendido un feroz ataque contra los palmicultores propiciando el despojo de sus tierras y las incursiones de las FARC en estos predios para asesinar empleados y secuestrar y extorsionar a los empresarios. Ahí tenemos el caso de Las Pavas donde este ministro, junto con guerrilleros que fingen ser desmovilizados, y otros activos está empeñado en robar estas tierras para, seguramente, entregárselas a la ONG de Francisco de Roux contando para ello con la adúltera ayuda de Myriam Villegas, subordinada suya que goza insultando a los campesinos y amenazándolos con cárcel y sangre si osan oponerse a sus caprichos. Y es que tanto el ministro Juan Camilo como la Villegas, en su lógica profariana, satanizan el cultivo de palma solo cuando éste no está en manos de su entrañable amigo jesuita.
Para sorpresa mía, la tenaza de Restrepo y sus amigos del EPL y las FARC no solamente han estrangulado a cafeteros, ganaderos y palmicultores… Ahora también está tras los bananeros de Urabá a quienes tiene al borde de la quiebra al mismo tiempo que la facción fariana de la Fiscalía los acusa de ser paramilitares y que el ala armada del Partido azota sus cultivos y masacra a sus empleados.
Están jodidos los bananeros. Y doblemente, porque algunos empresarios, fatigados con la persecución del gobierno y la Fiscalía, se hacen los de la vista gorda pretendiendo no saber lo que está sucediendo.
Cómo estarán de mal algunos empresarios bananeros, que hablan de Juan Camilo Restrepo como una especie de salvador agrario, a pesar de que este mesías castrista es el mismo que les niega los auxilios necesarios para salvarlos de la quiebra, y que presiona para que los bancos les corten los créditos imperiosos señalándolos de ser asesinos de motosierra, una táctica ya usada por Juan Camilo y la guerrillera Chaverra para asaltar las fincas de los empresarios del banano y empobrecer la región para llevarla hacia la miseria total, caldo de cultivo del adoctrinamiento marxista que lleva años de los años envenenando las mentes de los jóvenes de Urabá.
La situación de los bananeros se complicó porque algunos de ellos se opusieron a la farsa que montó Santos en Necoclí,
pagando marchantes y marchantas para que aplaudieran como focas los discursos que pronunció el presidente y el ministro Vargas favoreciendo la expropiación de tierras, los diálogos con las guerrillas y el plan que venía adelantando de darles impunidad a los terroristas. Esa oposición al carnaval fariano apoyado por Piedad Córdoba, Iván Cepeda y Gloria Cuartas –entre otros amigos de las FARC- hizo que el candidato presidencial de las FARC, Juan Camilo Restrepo, les declarara la guerra combinándoles todas las formas de lucha.
El ex presidente Álvaro Uribe Vélez, en su reciente visita a la región, dijo ante un auditorio enorme: “Sentí satisfacción de ver todo este progreso de Urabá. No sólo consolidando el desarrollo del banano y del plátano, sino avanzando en la piña y la palma africana. Veo un gran entusiasmo, ¡pero Dios quiera que no se nos dañe el orden público..!”
Lamentablemente, Dr. Uribe, ese progreso que se vivió en Urabá durante su administración en la gobernación de Antioquía -en donde el general Rito Alejo del Río jugó un papel protagónico defendiendo a la población de guerrilleros y paramilitares- y que se consolidó durante su presidencia, hoy está al borde del abismo. Más de 60 mil empleos están en peligro, no hay salvavidas que los rescate de los estragos de la ola invernal, los bancos les niegan los créditos, los medios les dedican titulares calificándolos de masacradores, las invasiones y expropiaciones siguen a la orden del día, y este gobierno los está arrodillando sin importarles que los bananeros, junto con los ganaderos, han sido las mayores víctimas de los terroristas guerrilleros que sembraron los campos de Urabá con muertos salvajemente ejecutados cuyos huesos aparecen cada vez que se aruña la tierra para sembrar los vástagos.
La pobreza en Urabá es aterradora. Increíblemente, en la mejor esquina de América, rebosante de riquezas y ganas de trabajar, la gente se está muriendo de hambre y los niños agonizan por la desnutrición.
¿La razón? No hay trabajo. Y no lo hay porque a este gobierno que despilfarra nuestro dinero en atenciones a los asesinos de las FARC y sus áulicos, no se le da la gana de destinar ni un centavo para auxiliar a los desempleados y desplazados por las FARC, ni tampoco presta dinero a los empresarios para que estos puedan generar esos empleos que evitarían la muerte y la hambruna de miles de lugareños que durante décadas han sido víctimas de los narcoguerrilleros y que hoy lo son de su candidato presidencial.
Es que todo esto sucede por permitir que se suban a gobernar quienes son catalogados por sus publicistas como de “centro-izquierda”, pero que no son más que mercenarios oligarcas que se nutren del terrorismo narcotraficante al que llaman subversión.
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