LAS FARC NO SON NARCOTERRORISTAS

Lo más aterrador, es que la defensa de la guerrilla que hace Castrillón, no se limita a entrevistas con periodistas. El cardenal asegura que en altísimos círculos europeos, él ha dicho no estar de acuerdo en que se califique a las FARC como narcoterroristas

“NO ESTOY DE ACUERDO EN LLAMAR NARCOTERRORISTAS A LAS FARC”

Dice el cardenal Darío Castrillón

Lo más aterrador, es que la defensa de la guerrilla que hace Castrillón, no se limita a entrevistas con periodistas. El cardenal asegura que en altísimos círculos europeos, él ha dicho no estar de acuerdo en que se califique a las FARC como narcoterroristas

Por Ricardo Puentes Melo

Abril 5 de 2010

En una entrevista que María Isabel Rueda le hace al Cardenal Castrillón, éste pone de manifiesto no solamente su desacuerdo con llamar narcoterroristas a las FARC, sino que asegura con cierto orgullo que los de la cúpula de este grupo narcoterrorista son sus amigos, y que no le da vergüenza decirlo.

El Cardenal Darío Castrillón y su amigo “Alfonso Cano”

Ser amigo de narcotraficantes no es nada nuevo para el cardenal Castrillón –ni para muchos curas de todos los rangos que se precian de eso. Castrillón, cabeza del Opus Dei después del papa, es recordado por ser íntimo amigo de Carlos Lehder, un  célebre mafioso a quien el cardenal le bendijo su Taberna Alemana, adquirida con dineros del narcotráfico llenos de sangre y muerte de miles de colombianos. Cuando se le preguntó a Castrillón por qué había hecho eso, él respondió cínicamente: “Los dineros mal habidos se santifican cuando pasan por las manos de la Iglesia”.

Igual contestó el cura Rafael García Herreros, amigo de Pablo Escobar, cuando fue a bendecir las fechorías de este tenebroso mafioso, aliado del grupo guerrillero M-19, hoy convertido en el Polo Democrático.

Esta peligrosa doctrina católica es la que siempre ha esgrimido César Mauricio Velásquez, jefe de prensa del Palacio de Nariño y ex Decano de la facultad de Periodismo de la Universidad de la Sabana, de propiedad del Opus Dei. El Nuevo Herald entrevistó hace años a César Mauricio, sobre lo que está sucediendo en Latinoamérica por cuenta del Opus Dei. “Lo que pasa es que el Opus Dei está de moda”, comentó Velásquez, quien además es miembro del Opus Dei en Colombia. Y sentenció: “Uno puede hacerse santo trabajando en Wall Street..”

Es decir, uno puede hacer lo que se le dé la gana en nombre de Dios. Trabajar en Wall Street es trabajar para los Soros, los Morgan o los Rothschild, todos ellos con crímenes terribles en nuestras tierras, con cientos de miles de muertos sobre sus cabezas, solamente para satisfacer sus avaricias. Son los mismos de Wall Street que tienen negocios con Chávez, Bush, Zapatero, Gadafi o con cualquiera que le produzca ganancias. Son los mismos que se precian de ser amigos íntimos de la cúpula de las FARC, como se precia el cardenal Castrillón.

Esa doctrina es la misma que la Iglesia Católica aplica para justificar sus crímenes de pedofilia. Es una máxima que pregona que los delitos son santificados si estos pasan por manos de la Iglesia Católica. O, de manera rampante y socialista: “El fin justifica los medios”.

Evidentemente, todo tiene su límite. Cuando se le preguntó al cardenal Castrillón sobre las “limosnitas” recibidas de manos de narcotraficantes, él dijo sin ruborizarse que sí las había recibido pero que les había advertido a los narcos que “eso no era suficiente para la salvación del alma”.

Así que, mientras miles y miles de colombianos han muerto combatiendo o siendo víctimas del narcotráfico, el cardenal entiende que todo puede quedar bendito si llega a las arcas de la Santa Madre Iglesia.

Igual con los narcoterroristas de las FARC, “mis amigos” como los llama el cardenal con la desfachatez propia de quien se ha lucrado con los crímenes de la mafia.

De esa “iluminación espiritual” no se bendijeron Low Murtra, Guillermo Cano y los miles –lo repito- de ciudadanos muertos en atentados, masacres, tomas guerrilleras y a manos de sicarios.

Su sacra eminencia cardenalicia, en su infinita sapiencia, siempre aseguró que la droga no era tan pecado y sí tenía mucho de negocio. A los cuatro vientos pontificó que el “estatus” delictivo de la droga se la habían inventado quienes regulan los mercados.

Cardenal Darío Castrillón y otro de sus grandes amigos: el narcotraficante Carlos Ledher

Y como no es pecado ser narcotraficante, el cardenal no tiene objeción en ser amigo de ellos. Evidentemente, ante la presión internacional y el rio de muertos a cuenta del narcotráfico, Castrillón ha mermado sus interesantes diatribas a favor del comercio de la droga.

Lo más aterrador, es que la defensa de la guerrilla que hace Castrillón, no se limita a entrevistas con periodistas. El cardenal asegura que en altísimos círculos europeos, él ha dicho no estar de acuerdo en que se califique a las FARC como narcoterroristas. Ahí podemos ir entendiendo un poco más por qué todavía en Europa las FARC son vistas como un puñado de hombres libertarios que luchan por la paz, un grupo de agricultores que se arman para luchar contra la tiranía.

Sin duda, el cardenal Darío Castrillón, Gustavo Petro y Piedad Córdoba han hecho un gran trabajo a favor de estos secuestradores. Han tenido éxito en verter elogios a los narcoterroristas de las FARC, de la ETA, de la dictadura de Castro y de Chávez.

Otra revelación santa que hace Castrillón, es que ha recibido en el Vaticano a los altos mandos de las FARC. ¿Cómo ha hecho para evadir la acción de la interpol que tiene órdenes de captura contra estos hampones..?

Como siempre han actuado a favor de criminales de la talla de alias Raúl Reyes, alias “Alfonso Cano”, alias “Mono Jojoy”:

Con la anuencia del papa.

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