LA LIBERTAD DE PRENSA: INCÓMODA PARA LOS POLÍTICOS, VITAL PARA LA SOCIEDAD
Así que tomaré la bandera de Ricardo Puentes, y de muchos más, y preguntaré otra vez – aunque me caiga el mundo encima: ¿En esa reunión entre el Senador Duque y Fernando Carrillo, qué se conversó?
La Libertad de Prensa: Incómoda para los políticos, vital para la sociedad
Así que tomaré la bandera de Ricardo Puentes, y de muchos más, y preguntaré otra vez – aunque me caiga el mundo encima: ¿En esa reunión entre el Senador Duque y Fernando Carrillo, qué se conversó?
Por Lía Fowler*
Noviembre 18 de 2016
@Lia_Fowler
La publicación de un artículo de Ricardo Puentes, director de este portal, sobre la reunión secreta del pre-candidato presidencial del Centro Democrático Iván Duque con Fernando Carrillo — días antes de su elección al cargo de Procurador General de la Nación — causó gran polémica en las redes. Algunos criticaron el artículo por causar división en el uribismo y defendieron al Senador. Otros expresaron dudas y se interesaron en conocer la respuesta a la pregunta central: ¿Qué se discutió o se pactó en esa reunión? Y claro, no faltaron los ataques y calumnias contra el periodista. Lo que quedó demostrado en los intercambios es que en Colombia se ha perdido la noción de lo que debe ser el periodismo, y el papel que éste debe jugar en una democracia sana.
La sociedad en general debe exigir a los candidatos a cargos de elección popular respuestas francas sobre sus actividades y posturas. En una democracia con una prensa libre, es precisamente el papel del periodista presentar a los votantes información a la cual no tienen acceso personal, y hacer las preguntas que cada individuo no puede hacer por sí solo. Un candidato que busca el apoyo del pueblo debería contestar – preferiblemente con la verdad.
Pero el pre-candidato Iván Duque nunca contestó. Parece que el solo hecho de reconocer que se le hizo una pregunta sería, para el Senador, rebajarse. ¿Rebajarse a que? ¿Al nivel de la sociedad en general que tiene derecho a saber la respuesta?
En cambio sí usó su cuenta de Twitter para acusar al periodista de ser “mandadero del odio y la xenofobia” – insulto de corriente santista y además incoherente. También, a través del director del portal Los Irreverentes Ernesto Yamhure, cuyo lenguaje no deja duda que es partidario del Senador, se acusó a Ricardo Puentes de ser financiado por algún desconocido para librar – irónicamente – una “guerra sucia” contra el Senador. Yamhure también se dedicó a desprestigiar y calumniar a Ricardo Puentes (y a esta columnista por apoyarlo) con acusaciones escandalosas y falsas en una maratón twitera que aún no cesa.
Esa conducta es tan repulsiva en un periodista de bolsillo del Senador del Centro Democrático como lo es en un Daniel Coronell, o un Yohir Akerman, o cualquiera de los tantos periodistas de bolsillo del gobierno Santos.
Pero en vez de rechazar esos ataques, algunos acusaron a Ricardo Puentes de causar “división.” Sobre ese punto es importante resaltar dos cosas: Primero, al haber tres pre-candidatos presidenciales, de por sí hay división en el partido. El periodista no la genera al preguntar e intentar esclarecer las diferencias entre ellos en cuanto a ideología, posturas, preparación y alianzas. La respuesta del Senador, que eso todo se puede encontrar en sus libros, tal vez sirva para vender libros – pero si se trata de ganarse el apoyo y la confianza de quienes votaran por un candidato, es bastante floja.
Segundo, tal vez por el monopolio de los medios que ha tenido cierta corriente política, a la sociedad se le ha olvidado la diferencia entre los periodistas y los publicistas. Cuando de Santos se habla, la oposición condena que los medios se hayan convertido en relacionistas públicos del gobierno. Ese rechazo es sano. Y se debe aplicar a todos los periodistas, cuya labor es asumir un papel investigativo y analítico frente a todas las corrientes políticas.
Ante la polémica, esta semana, muchos colegas sensatos recomendaron ignorar los ataques desmesurados de Yamhure en defensa de su candidato. A nivel personal, aprecio sus intenciones. Pero como periodista, una cosa es ignorar insultos personales, y otra muy distinta ignorar que la intención de esos ataques es silenciar a un colega, acallar el debate sano y robusto de las democracias y evadir preguntas incómodas – no solo ésta, sino todas las que se deberán hacer para que la ciudadanía pueda votar inteligentemente en las próximas elecciones.
Así que tomaré la bandera de Ricardo Puentes, y de muchos más, y preguntaré otra vez – aunque me caiga el mundo encima:
¿En esa reunión entre el Senador Duque y Fernando Carrillo, qué se conversó?
*Lia Fowler es periodista Americana y ex-Agente Especial del FBI.
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