NO A UNA COLOMBIA POSTRADA ANTE LA MAFIA SOCIALISTA
El peligro es evidente: Colombia está en la mira expansionista del socialismo del siglo XXI y, en la agenda acordada en el Foro de Sao Paulo, la destrucción de nuestra democracia está ya en marcha
NO A UNA COLOMBIA POSTRADA ANTE EL SOCIALISMO
El peligro es evidente: Colombia está en la mira expansionista del socialismo del siglo XXI y, en la agenda acordada en el Foro de Sao Paulo, la destrucción de nuestra democracia está ya en marcha
Por Ricardo Puentes Melo
Julio 16 de 2010
El peligro es evidente: Colombia está en la mira expansionista del socialismo del siglo XXI y, en la agenda acordada en el Foro de Sao Paulo, nuestro país es un bastión democrático que es necesario someter a toda costa.
Y aquí le estamos haciendo las cosas más fáciles. En aras de una diplomacia “babosa”, nuestros políticos están entregándoles el país a los vecinos hostiles. En aras de esa diplomacia babosa nos estamos dejando humillar ante un enemigo al que nuestro ejército puede derrotar fácilmente.
En aras de esa diplomacia babosa, nuestros más básicos valores están siendo trastocados. Los terroristas y criminales son anunciados en la gran prensa como poco menos que adalides de la decencia. Nos obligan a pedirles perdón a los hijos de los narcoterroristas de las FARC por las muertes de esos bandidos en su propia ley criminal. Nos están acorralando. Un puñado de bandoleros con toga o camuflados en ONG de la mafia, está acobardando a un país entero. Un manojo de rufianes viciosos y amorales está sometiendo a la gente de bien de este país, que es la mayoría.
Por pereza, desilusión, temor… o simplemente porque la mayoría de los colombianos está en un perenne estado de supervivencia diaria, sin tiempo para pensar más allá de conseguir qué poner en la mesa de su familia, nos están poniendo los grilletes y no queremos reaccionar.
La violencia en las calles, la pululación de drogadictos, delincuentes, prostitutas y pervertidos en nuestros vecindarios, son parte de esa estrategia para causarnos temor y angustia diaria para que prefiramos encerrarnos a ver las narconovelas en vez de salir a las plazas a defender nuestros derechos y nuestra democracia.
Nuestros reservistas también han caído en la vergüenza de la comodidad. Creen que es suficiente con que les llegue su pensión completica, que les den su acetaminofén en las EPS, que les sobre un dinerillo para tomarse unos traguitos y ya está. Ellos también fueron sometidos por la pereza o el miedo. No se toman ni media hora para defender la institución a la que una vez pertenecieron y, ante las injusticias que se cometen contra los soldados, lo más valiente que hacen es balbucear alguna maldición contra las Cortes.. y encender sus televisores para ver el Cartel de los Sapos y sentir simpatía por los mafiosos de la tele.
El honor, esa rarísima y admirable virtud que identifica a poquísimos y corajudos veteranos de mil batallas, ha sido olvidado por la Reserva.
El honor es lo que distingue a los buenos patriotas de los mamertos. Mientras nuestros valientes pelean de frente y con la razón de su lado, los mamertos se esconden como ratas y emboscan, asesinan niños y mujeres, secuestran, colocan minas quiebrapatas, matan por la espalda.
El honor hace que actuemos en público lo mismo que en privado; que miremos de frente y hablemos clarito y fuerte, sin embozalarnos por una diplomacia babosa. Con honor se hace política pero no al estilo maquiavélico de los jugadores de póker, sino con la gallardía de no tener cinco ases bajo la manga. El honor hace que digamos lo que pensamos y evita que nos dejemos arrastrar por la codicia propia de los tahúres.
El honor es lo que impide que traicionemos a nuestros compatriotas. Y eso no se consigue en los casinos ni en bacanales de sodomitas ni periqueros. Los mamertos no tienen honor ni amor por el país. Lo quieren para saquearlo y nada más.
Con ese propósito, desde hace un tiempo se ha emprendido un ataque sistemático y feroz para destruir a la institución que hasta el momento le ha puesto la talanquera a la alianza narcoguerrillera impidiendo la toma de nuestra nación para los intereses del socialismo representado en la región por el tirano Hugo Chávez. Esa institución que ha impedido que la guerrilla y el narcotráfico se tomen el poder, es el Ejército Nacional.
Chávez, Castro, Lulla y sus amigos saben perfectamente esto. Así que, siguiendo los lineamientos trazados en la reunión de mamertos conocida como el Foro de Sao Paulo, y conscientes de que militarmente tienen la guerra perdida, se han apropiado del sistema judicial colombiano para, desde allí, derrotar al ejército destrozando la moral de la tropa y encarcelando a oficiales valientes, íconos en la institución. En esta labor también están trabajando las ONG que –a su vez- son financiadas con dineros del narcotráfico y poseen una poderosa influencia en el exterior. Los soldados y suboficiales, al ver que sus generales y coroneles son mancillados y humillados por cualquier juez o fiscal corruptos, entienden que a ellos les irá mucho peor. Es cuestión de tiempo.
¿Por qué el expansionismo está detrás de exterminar nuestro ejército, encarcelando a generales leales a la democracia y colocando sus propios generales y oficiales pro mamertos en importantes cargos de dirección..? Porque saben que una vez sometido nuestro ejército, el resto será pan comido. El vecino sabe del poder de nuestro ejército y le teme… por ello no ha iniciado un ataque militar.
Colombianos… Tengan clarísimo esto: Si continúa la destrucción de nuestra más gloriosa institución –el Ejército Nacional- los afectados seremos nosotros. Ya no habrá nadie que defienda nuestra democracia. Seremos esclavos de Chávez o del tirano de turno, nuestras vidas y nuestras familias le pertenecerán por completo.
¿Y nuestros políticos..? Poco es lo que hacen ellos, que han demostrado una enorme incapacidad para salvaguardar nuestra soberanía y proteger nuestra democracia.
A la mayoría de nuestros políticos solamente les interesan las cuotas burocráticas y asegurar un medio de subsistencia para sí mismos y sus familias. Ellos no harán nada para frenar la tiranía de unas Cortes y una Fiscalía infiltradas por el narcotráfico y la guerrilla. Lo máximo que harán será reunirse con magistrados y con la fiscalía para ver cómo se reparten el botín, cómo se ocultan los propios delitos y cómo se blindan contra la traición de los compinches. Nada más.
Por fortuna, existen en el país movimientos espontáneos de ciudadanos que están cansados de la postración moral de nuestro país. Están cansados de la corrupción de la casta política y se oponen valiente y decididamente a que este país sea tomado por el socialismo del siglo XXI.
Esos movimientos son los Movimientos Nacionalistas de diferentes vertientes y procedencias sociales y geográficas. Movimientos compuestos por patriotas, por gente con honor, por ciudadanos que quieren hacer de Colombia una nación grande y equitativa, soberana, con valores y principios que regresen la moral a nuestra gente.
Este proyecto para una Colombia en paz, comprende primordialmente el emprender la iniciativa para convocar y proponer una reforma radical a la justicia tendiente a erradicar de su seno la corrupción que corroe las Cortes y la Fiscalía.
Miembros de la Reserva: dejen a un lado las envidias y las divisiones, únanse a este proyecto. Los colombianos los necesitamos. Por Colombia… Actuemos.. YA..!!!
Julio 15 de 2010
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