“NO TENGO NI PARA EL FUNERAL DE MI ESPOSA”. ITINERARIO DE UNA TRAGEDIA
Si Carlos no paga el mes de renta adeudado este 2 de enero de 2017, los echarán a la calle. Angie fallecerá seguramente por estos días, tal vez antes de la primera semana de enero. No hay ni para el funeral
“No tengo ni para el funeral de mi esposa”. Itinerario de una tragedia
Si Carlos no paga el mes de renta adeudado este 2 de enero de 2017, los echarán a la calle. Angie fallecerá seguramente por estos días, tal vez antes de la primera semana de enero. No hay ni para el funeral
Por Ricardo Puentes Melo
Diciembre 27 de 2016
Pocas veces he escuchado una historia tan cargada de drama y sufrimiento como la de Carlos Jerez, a quien conocí en las calles de Washington manejando un Uber mientras me recomendaba visitar Virginia, un Estado lleno de historia y leyenda donde él vive.
Argentino, nieto de inmigrantes españoles, Carlos llegó Estados Unidos hacia 1998 y en el 2004 conoció a Angie, quien se convertiría en su esposa ese mismo año. Ella, descendiente de una humilde familia de aquellos esclavos que recolectaban algodón, él andariego como sus ancestros de Jerez de la Frontera, se encontraron mientras ella era la jefe del restaurante de McDonald’s que Carlos manejaba, y fue amor a primera vista.
Angie tenía ya dos hijos cuando se conocieron. Al cabo de unos meses nació Amber y luego, en el 2006, Megan, los dos angelitos que son la luz de los ojos de la pareja.
Carlos no tuvo inconveniente cuando su suegra decidió irse a vivir con ellos, y hubo de verla morir de cáncer en el 2008. Las dos hermanas de su esposa también sufrieron de cáncer pero los médicos descartaron que éste fuera transmitido genéticamente. Al parecer se debió a los efectos de trabajar, las tres, en una fábrica de plásticos durante muchos años.
Por ello, nadie le puso cuidado a los continuos dolores de espalda que Angie, la esposa de Carlos, empezó a sentir. Ella los ignoró durante mucho tiempo mientras la vida familiar transcurría plena, sin preocupaciones exageradas. Todo marchaba tan bien que Carlos, siendo un gran cocinero y gerenciando
varios restaurantes como Wendy’s y Applebee´s, inició un negocio propio de comidas, ambulante, que bautizó como “EmpaNation Jerez”, donde sus empanadas argentinas con chimichurri se hicieron tan famosas que el periódico local le dedicó una página entera para promocionarlo. Las cosas estaban funcionando de maravilla: iban a Argentina, paseaban por México, por Estados Unidos, y tenían planeado un gran viaje para cuando el negocio de empanadas de Carlos estuviera funcionando a todo motor.
Pero un día Angie sufrió un dolor tan espantoso en su espalda, que fue necesaria llevarla al
médico. Le descubrieron un tumor en el hígado y le hicieron una biopsia anunciando, eso sí, que no podrían operar porque la masa estaba presionando la vena cava.
Carlos recuerda muy bien ese octubre del 2015 como la fecha en que su mundo perfecto comenzó a derrumbarse. Estaban en una librería cuando recibieron la llamada del médico. “Lamentamos informarle que el tumor es maligno. Tiene cáncer en el hígado”, les dijo.
Como el tumor era inoperable, comenzaron de inmediato el tratamiento con Nexavar, pero este medicamento aumentó la masa maligna. Entonces, empezaron un tratamiento experimental pero éste tampoco funcionó sino que, al revés, le aceleró el proceso.
La vida tranquila de Carlos, Angie y sus hijas se destruyó por completo. Se fueron todos los ahorros que tenían y, para colmo, Angie tuvo la mala idea de cancelar su seguro médico para afiliarse al “obamacare”. “Eso de que el Obamacare funciona para los más necesitados, es una mentira. Allá no nos cubren absolutamente nada. Todo nos lo niegan. Obamacare es un embuste”, dice Carlos mientras relata su tragedia.
Él tuvo que salirse de trabajar para poder atender a su esposa y hacerse cargo de sus pequeñas hijas. Ahí fue cuando renunció a la gerencia del restaurante y abandonó su naciente y próspero negocio, y se metió a Uber para poder disponer del tiempo necesario para las cada vez más frecuentes crisis de salud de Angie.
Para las pequeñas Amber y Megan de 9 y 11 años de edad, la vida se detuvo. Ellas aún no son plenamente conscientes de que su madre morirá. Una se refugia en su celular para chatear con sus amigas, mientras su hermana evita tocar a su mamá a quien seguro desconoce por los estragos que el cáncer ha hecho en ella. Ambas niñas sufren ataques de pánico cuando Carlos no les contesta una llamada o cuando tarda demasiado fuera de casa; saben que se quedarían solas si ambos fallecen. A ellas no les importó que su cena de navidad no pasara de unos tallarines con queso porque no hubo para más. Y los 50 dólares que alguien les regaló para navidad, ellas lo invirtieron en regalos “para la gente que tiene menos que nosotros”, le dijeron. Carlos no pudo decirles que con esos 50 dólares habrían podido comprar algunos víveres para ellos mismos.
Angie tampoco sabe que está desahuciada. Convencida de que vencerá el cáncer, se niega a rendirse. Carlos no le ha dicho ni a su esposa ni a sus hijas la
realidad. Precisamente hoy lo llamaron del hospital para decirle que a Angie le quedan pocos días de vida.
La tragedia de esa familia se empeora cada mes debido a una orden de desalojo por falta de pago de la renta. Desde hace meses Carlos lucha por conseguir cada mes el valor de la renta, la comida y lo necesario para sobrevivir. “Los amigos me han ayudado, pero no puedo pedirles más”, dice Carlos mientras intenta disimular el nudo que se le hace en la garganta.
Si Carlos no paga el mes de renta adeudado este 2 de enero de 2017, los echarán a la calle. Angie fallecerá seguramente por estos días, tal vez antes de la primera semana de enero. No hay ni para el funeral.
Carlos, además, pasa otra tragedia: su madre también está muriendo de cáncer en Buenos Aires.
Yo no sé si alguien ha tenido tantos problemas juntos en su vida.
Si desea ayudar a esta familia, para pagar la renta y el funeral de la mamá de Amber y Megan, se puede donar pinchando el siguiente enlace:
https://www.gofundme.com/AngieJerez
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