CRISIS EN LA FRONTERA, ¿QUÉ TRAMAN LOS BANDIDOS?
Mientras algunos analistas de la oposición se quejan del “fracaso” de Santos en la OEA, y mientras los medios enfocan la atención de los colombianos en esa terrible crisis humanitaria que originaron estos bandidos, Juan Manuel Santos, desternillado de la risa, avanzará en el tema del “congresito” para habilitar a los terroristas como legisladores y seguirá en su ya avanzado camino de desarmar y desmantelar nuestro glorioso Ejército Nacional
Crisis en la frontera, ¿qué traman los bandidos?
Mientras algunos analistas de la oposición se quejan del “fracaso” de Santos en la OEA, y mientras los medios enfocan la atención de los colombianos en esa terrible crisis humanitaria que originaron estos bandidos, Juan Manuel Santos, desternillado de la risa, avanzará en el tema del “congresito” para habilitar a los terroristas como legisladores y seguirá en su ya adelantado camino de desarmar y desmantelar nuestro glorioso Ejército Nacional
Por Ricardo Puentes Melo
Septiembre 08 de 2015
El conflicto en la frontera colombo venezolana huele feo. Y no es el hedor del miedo que expelen nuestros compatriotas maltratados y humillados por la Guardia Nacional Bolivariana siguiendo órdenes de Nicolás Maduro, sino porque lo que se está cocinando en la frontera es algo mucho más macabro de lo que todos piensan.
Sabemos que tanto Nicolás Maduro como Juan Manuel Santos están bajo órdenes de los tiranos habaneros. Sabemos que en Latinoamérica no se mueve una hoja, ni se asesina a nadie, ni se saquea un pueblo sin la orden o la complacencia de los hermanos Castro.
Alguna vez, antes de empezar uno de los programas radiales de “Verdad Colombia”, que dirigía Miguel Posada, nos sentamos a repasar todo el libreto del Foro de Sao Paulo para poner las naciones latinoamericanas como escaños para las botas de los tiranos marxistas. Comentamos con Miguel cómo era posible que, conociéndose el guión desde hace muchos años, ni los medios ni la clase política hicieran el más mínimo esfuerzo para alertar –por lo menos- a la opinión pública de lo que se estaba urdiendo desde Cuba y Venezuela.
Miguel Posada había financiado mi viaje a Cúcuta donde descubrimos la casa donde se crió Nicolás Maduro; allá encontramos a muchos de sus primos que, muertos de miedo, se negaron a repetir ante las cámaras lo que nos dijeron fuera de micrófonos: Que Nicolás Maduro era colombiano y que su partida de nacimiento debería estar en Villa del Rosario o en Bogotá antes de que su amigo y camarada Juan Manuel Santos la desapareciera.
El asunto es que el libreto está clarísimo, y lo que sucede en la frontera nos muestra que el comunismo avanza a pasos agigantados para someter al último país de la región que no ha podido controlar cabalmente: Colombia.
La deportación salvaje de humildes colombianos que vivían en la frontera, en territorio venezolano, no obedece a nada más que a una orden tajante de Raúl Castro. Una orden imperativa que Nicolás Maduro cumplió, al igual que lo hizo Juan Manuel Santos, quien con su inicial silencio complaciente, y luego con insustanciales alharacas jugó su rol en este sainete que todavía nos guarda más sorpresas a los colombianos.
No es la primera tarea que Juan Manuel Santos, como fiel y obediente discípulo de los Castro, hace para la causa comunista. Recordemos que él fue el precursor del Caguán, y que fue él quien, agazapado en el gabinete de Álvaro Uribe, al cual llegó de la mano de José Obdulio Gaviria, atizó el fuego de la discordia entre los dos países con su bien planeado y consensuado show en el cual, junto a Chávez, se mostraban como irreconciliables enemigos solamente para engañar al pueblo colombiano y mover a esos 9 millones de compatriotas que se dejaron meter los dedos a la boca y que luego tuvieron que salir a comprar vaselina para poder soportar la faena de sentir cómo el camarada Santos entregaba el país a manos del comunismo terrorista de FARC-PC. (1)
El sainete de hoy es igual. La misma cosa. Maduro y Santos necesitan aglutinar alrededor suyo a una opinión pública que los detesta. Maduro tendrá elecciones en diciembre y necesita un motivo para no realizar de nuevo el fraude con el ya desprestigiado Smartmatic. Ese motivo es el odio ancestral de los venezolanos hacia Colombia, un odio que avivó el Partido Comunista bajo la égida del venezolano Rómulo Betancourt y que hoy el chafarote de Nicolás Maduro quiere encender de nuevo para que los ojos de quienes buscan culpables de la miseria venezolana se tuerzan hacia Colombia.
Santos también necesita ese escándalo. Con su popularidad por el piso, con más de tres cuartas partes que lo aborrecen y
con la economía del país destrozada, necesita la inmolación de miles de colombianos pobres que han sido echados a patadas de Venezuela, robados y violadas sus mujeres. Las elecciones serán en octubre y la hiena necesita congregar a la opinión pública para enfocarla en un fatuo sentimiento de nacionalismo, un reclamo unido frente a la ignominia de Maduro, quien siempre será su aliado.
En la trampa cayó todo el mundo. Hasta el presidente Álvaro Uribe se solidarizó con los reclamos de Santos. El Centro Democrático aplaudió la gritería de Santos, sus amaneradas amenazas a Maduro de denunciarlo ante la CPI y otras boberías que yo no le creo.
Así se lo dije a Patricia Poleo en una entrevista: Lo que buscan Maduro, Santos y los Castro es empoderar UNASUR. ¿Para qué? Para hacer sus cochinadas de siempre.
El Catatumbo siempre ha estado dentro de los planes de reordenamiento geo estratégico del Foro de Sao Paulo, para consolidar su proyecto criminal marxista. Uno de los propósitos del Foro de Sao Paulo, desde 1992, ha sido “redefinir la soberanía” para facilitar el accionar de organizaciones de izquierda. Esto consiste en limitar la soberanía de las naciones sobre sus países. En 1992 Human Rights Watch reveló que estaba trabajando en un proyecto llamado. “Redefiniendo la soberanía”, que dice que la soberanía “no debe ser un escudo detrás del cual los gobiernos o grupos armados” se puedan esconder. Argumenta ese proyecto que la soberanía debe tomar el asiento de atrás en “la acción hemisférica colectiva”, en “el monitoreo de las elecciones”, en la “resolución de conflictos”, “en la supervisión de diálogos y acuerdos de paz”, y en la “defensa de los derechos humanos”, mediante la supervisión y control de la OEA, la ONU, la Cruz Roja, Human Rights Watch… o cualquier otra organización supranacional… como UNASUR, por supuesto. (2)
El Catatumbo tiene una importancia grandísima en el proyecto terrorista para la toma completa del poder por parte del Partido Comunista, que cuenta allí con redes clandestinas que vienen desarrollando un minucioso proyecto de adoctrinamiento de masas, con la complicidad de los grandes medios de comunicación y la clase política que hace eco de estos bandidos. (3)
La tragedia de los deportados colombianos se usará para que UNASUR entre a “mediar” este falso conflicto entre los dos gobiernos. Posiblemente este ente, dirigido por el narcopresidente Ernesto Samper, dictaminará que toda esa región del Catatumbo deberá ser una zona especial, una especie de Zona de reserva campesina (con el mismo u otro nombre), controlada y supervisada directamente por UNASUR para evitar que “conflictos” como éste, puedan volver a suceder. Sea cual fuere el papel de UNASUR, con toda seguridad saldrá fortalecida en la región.
Ya Juan Manuel Santos entregó nuestra soberanía al Foro de Sao Paulo en el mar de San Andrés. Y en esa ocasión auguramos que el siguiente paso sería nuestra tierra fronteriza con Venezuela.
Los gritos histéricos de César Gaviria no son otra cosa que reclamos de una alimaña rabiosa que amenaza con hacer daño si no le regresan el control, en su caso, del Partido Liberal; y también una cuota extra de poder. Con eso callan su intempestivo patriotismo.
Así que, mientras algunos analistas de la oposición se quejan del “fracaso” de Santos en la OEA, y mientras los medios enfocan la atención de los colombianos en esa terrible crisis humanitaria que originaron estos bandidos, Juan Manuel Santos, desternillado de la risa, avanzará en el tema del “congresito” para habilitar a los terroristas como legisladores y seguirá en su ya adelantado camino de desarmar y desmantelar nuestro glorioso Ejército Nacional, hoy comandado por una recua de cobardes amancebados con los asesinos de nuestros soldados. Todo, mientras su nuevo mejor amigo, Nicolás Maduro, rearma fuertemente su ejército por si pueden hacer moñona y, además del Catatumbo, cumplen el viejo sueño bolivariano de anexar la Guajira y varios departamentos más a Venezuela.
Estas próximas elecciones las ganará la izquierda. Eso es seguro. En partidos abiertamente comunistas, o acogidos por el Centro Democrático, el Partido Comunista se apresta para asestar un golpe contundente a la democracia colombiana.
Tristes y grises días le esperan a la patria.
@ricardopuentesm
ricardopuentes@periodismosinfronteras.com
(1) LOS SANTOS Y SU MILITANCIA CASTROCOMUNISTA https://www.periodismosinfronteras.org/los-santos-y-su-militancia-castrocomunista.html
(2) EL FORO DE SAO PAULO, UN PELIGRO PARA LA DEMOCRACIA https://www.periodismosinfronteras.org/foro-sao-paulo-peligro-para-democracia.html
(3) ZONAS DE RESERVA CAMPESINA: LA SINIESTRA REALIDAD https://www.periodismosinfronteras.org/zonas-de-reserva-campesina-la-siniestra-realidad.html
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