LA MACHACA RETRECHERA
A la Machaca lo respaldan Piedad Córdoba, alias Teodora de Bolívar, Iván Cepeda, el huérfano del proterrorista Manuel Cepeda, y toda la cúpula del Polo Democrático, incluido –claro está- nuestro guerrillero y terrorista amnistiado de cabecera, Gustavo Petro
LA MACHACA RETRECHERA
General Suárez, las fuerzas militares no son su cajita de soldaditos de plomo para que juegue impúdicamente con ellas y las venda a sus amigos y patrocinadores que han masacrado durante décadas a nuestra Colombia
Por Ricardo Puentes Melo
Julio 20 de 2010
Nadie, asegura el general Carlos Suárez Bustamante, tiene el derecho de solicitarle la baja. Por algo es el mandadero de la izquierda para que cumpla con los puntos acordados por el foro de Sao Paulo, a saber, exterminar los buenos elementos del ejército para montar facinerosos chavistas, émulos del tirano de Venezuela y admiradores de Tirofijo, el Ché y Jojoy.
Resulta que de todos los militares llamados a calificar servicios, el único que no ha pasado su baja, es Suárez Bustamante, alias La Machaca.
Dice él que no está dispuesto a irse así como así, y que si insisten en llamarlo a que abrace la vida civil y deje en paz –por fin- al ejército, le sacará los cueros al sol a ministros, al nuevo presidente, a congresistas y hasta a la señora de los tintos del Congreso. Parece que tiene muy buenos contactos con los chuzadores y que estos le prometieron entregarle una gran cantidad de grabaciones para extorsionar hasta al gato.
Está proponiendo La Machaca, que le inventen un cargo que dependa directamente del Comandante de las Fuerzas Militares, es decir, de Cely, y que sea una especie de Inspector General de las Fuerzas Militares… algo así como un Inquisidor Mayor que le permita extender sus tentáculos a todas las Fuerzas Militares. Sigue la Machaca empecinado en su propósito de convertir a nuestro ejército en una especie de Guardias Rojos adscritos a la Guardia Venezolana.
No está solo la Machaca en esta aventura. Como siempre, lo respaldan en esta vaina doña Piedad Córdoba, alias Teodora de Bolívar, Iván Cepeda, el huérfano del proterrorista Manuel Cepeda, y toda la cúpula del Polo Democrático, incluido –claro está- nuestro guerrillero y terrorista amnistiado de cabecera, Gustavo Petro.
También lo apoya toda la mamertada trepada en los ministerios y, aventuro yo, debe contar con el aval de su eterno padrino, Padilla de León.
Los amigos mamertos del presidente electo, entre quienes está su hermano Quique Santos, deben estar presionándolo para que ceda a las pretensiones de La Machaca, quien lo único que tiene en común con la cúpula de lujo entrante, es el uniforme.
La izquierda profariana siempre ha presionado para que su hombre –La Machaca- tenga control total sobre las Fuerzas Armadas… lo necesitan ahí para sus propósitos. Los profarianos Cepeda y Piedad son como uña y mugre con Suárez Bustamante. Aunque no sepamos cuál de los tres hace de uña.
Yo, humildemente, le sugiero al general Suárez que se compre en la octava uno de esos soles que venden de utilería y que se los ponga junto a sus insignias y medallas que cuelgan inmerecidamente de su uniforme, que también viste impropiamente, y que vaya a abrir oficina en las sedes del Polo. Otra opción puede ser la de pedirle a Cepeda que lo contrate como jefe de escoltas, o guardaespaldas de Teodora de Bolívar. Lo malo es que este par de joyitas trasnochan demasiado frecuentemente en los bares gay de Bogotá y a Suárez, aunque le gusta beber, sabemos que prefiere el Whisky al Tom Collins.
También podría ir a ejercer su vocación en la ONG del cura Giraldo, quien también se desvela maquinando como crucificar soldados, sicariar humildes negros, esconder armas y guerrilleros en su comunidad y lavar activos de la narcoguerrilla. Aunque dudo mucho que La Machaca –quien nunca ha combatido- prefiera el calor infernal de Urabá a un cómodo sillón de Judas dentro del ejército.
General Suárez, las fuerzas militares no son su cajita de soldaditos de plomo para que juegue impúdicamente con ellas y las venda a sus amigos y patrocinadores que han masacrado durante décadas a nuestra Colombia.
Entregue su baja en silencio y agradezca a Dios –si es que cree en él- que no haya terminado en una cárcel pagando por todas las bellaquerías que cometió contra nuestro ejército.
Retírese con la dignidad que no tuvo mientras permaneció activo, portando un uniforme que jamás debió llevar.
Julio 28 de 2010.
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