EL ESCÁNDALO EN EL EJÉRCITO: ¿SE REPITE EL LIBRETO MARXISTA?
5 años hace Ricardo Puentes MeloUribe nombra a Juan Manuel Santos como su ministro de Defensa a sabiendas que ese cargo es para perfilar al futuro presidente, y puso como viceministro a Sergio Jaramillo. Este personaje, comunista convencido y reconocido de autos, fue gran perseguidor de los buenos militares, amigo íntimo de alias “Ploter”, indultado en el gobierno de Uribe (autor de la masacre de Bojayá y coprotagonista de numerosos escándalos de desfalcos en entidades de las FFMM) y ahí se da inicio a la propaganda para desprestigiar al Ejército
Por Ricardo Puentes Melo
Enero 11 de 2020
@ricardopuentesm
ricardopuentes@periodismosinfronteras.com
La destrucción del glorioso Ejército de Colombia empezó hace mucho como parte de la gran estrategia del Foro de Sao Paulo, misma que fue implementada en Colombia mediante La Fundación Buen Gobierno, entidad creada por Juan Manuel Santos e ideada por los Castro en Cuba. Allí, en 1997, planearon lo que serían los próximos 17 años en Colombia y los pasos necesarios para implementar definitivamente el socialismo en Colombia.
Cuando pusieron a Álvaro Uribe (en el proyecto de Buen Gobierno se le diseñó hasta el slogan “gobernante de mano firme”), éste cumplió a cabalidad lo establecido en ese plan: Combatió a los narcoterroristas de FARC, sin dar de baja a los comandantes que serían negociadores (dieron de baja a los radicales), al mismo tiempo que permitía la acción de ONG de izquierda “defensoras de derechos humanos”, como Human Rights Watch -de Soros. Luego, Uribe les quita el fuero militar a los soldados, y los entrega a manos de la fiscalía para ser juzgados con la excusa de los mal llamados “falsos positivos”, escándalo montado por el Uribe, Juan Manuel Santos, los generales Padilla de León y Suárez Bustamante, y el bandido indultado Carlos Franco. Todo, con la difusión cómplice de los grandes medios de comunicación. Uribe anunció que sacaría a las “manzanas podridas” de la institución. Así empezaron a eliminar a los mejores combatientes contra el narcoterrorismo marxista.
Uribe nombra a Juan Manuel Santos como su ministro de Defensa a sabiendas que ese cargo es para perfilar al futuro presidente, y puso como viceministro a Sergio Jaramillo. Este personaje, comunista convencido y reconocido de autos, fue gran perseguidor de los buenos militares, amigo íntimo de alias “Ploter”, indultado en el gobierno de Uribe (autor de la masacre de Bojayá y coprotagonista de numerosos escándalos de desfalcos en entidades de las FFMM) y ahí se da inicio a la propaganda para desprestigiar al Ejército.
En los cargos que dejaron oficiales valientes, se fueron nombrando a fichas afines a la ideología marxista. Se comienza a desmontar el DAS, un organismo de inteligencia encargado de velar por la seguridad de la nación. El gobierno de Uribe nombra allí a Jorge Noguera y a José Miguel Narváez como subdirector. Y les encarga la tarea de desentrañar la Farcpolítica. Narváez logra recopilar una importantísima información que desenmascara a numerosos políticos y periodistas pagos por gobiernos extranjeros, afines y cómplices de los narcoterroristas.
Tanto Narváez como Noguera fueron absolutamente ingenuos acerca de las verdaderas intenciones de Álvaro Uribe. Y ambos fueron sacrificados acusándolos de las famosas “chuzadas”, de ordenar asesinatos y otras barbaridades. Igual que muchos otros convencidos de que estaban haciendo un servicio a la patria, fueron usados por Uribe y el Foro de Sao Paulo para exponerlos y, así, ir purgando a funcionarios para allanar el camino propuesto por la Fundación Buen Gobierno y los Castro en 1997. Y acabaron con el DAS.
Cuando Santos es elegido presidente, nombra a Rodrigo Rivera como ministro de Defensa y a Rafael Guarín como viceministro; Guarín, otro marxista que estuvo en la entrega del Partido Liberal a la Internacional Socialista y que desde su cargo como viceministro se atrevió a acelerar el desmonte de la Justicia Penal Militar y a etiquetar a los militares como “Homicidas en combate”. A Sergio Jaramillo lo nombra como “Alto Comisionado para la Defensa Nacional”.
Juan Manuel Santos nombra como al general José Alberto Mejía Ferrero como comandante del Ejército (luego como comandante de las FFMM) para que implemente la “nueva ideología” marxista reemplazando a la ideología que, precisamente, combatía al comunismo. Santos arrodilló al Ejército para que aceptara el inconstitucional acuerdo con las FARC; los generales fueron sobornados con la “prima de silencio” (50 millones de pesos a cambio de no decir nada), contratos, viajes y prebendas. A los militares que no estaban de acuerdo, los fueron llamando a calificar servicios o les montaron procesos judiciales.
Allí comenzó la purga en el Arma de Inteligencia del Ejército. Empezó a ser desmontada, les crearon escándalos de “chuzadas”, como el caso Andrómeda que, al igual que hizo Uribe, autorizaron desde presidencia para luego denunciar a los militares involucrados como “manzanas podridas”. Esto, al mismo tiempo que se dotaba de recursos a contrainteligencia.
La primera acción de Zapateiro, como comandante del Ejército, fue volar a Medellín a condecorar a la congresista Paola Holguín, otra del combo marxista de José Obdulio Gaviria y Everth Bustamante. El lema en estos gobiernos es : ‘Yo te asciendo pero tú me condecoras’
El libreto de “manzanas podridas” en las Fuerzas Militares también fue aplicado durante el gobierno de Iván Duque. Todo, siguiendo el guion armado desde Cuba y puesto en marcha en la Fundación Buen Gobierno. Para demostrar su “independencia” frente al gobierno de Santos, a pesar de que más de 95% de su gabinete y funcionarios de segundo y tercer orden son santistas, Duque nombró a un general considerado por la opinión pública como de derechas. Nicacio Martínez, sin embargo, es considerado por muchos militares como un pusilánime y un corrupto.
“Martínez es un pobre pendejo (sic) que está mal asesorado, que ni sabe dónde está parado. Él fue muy desleal con muchos generales que sacaron a las patadas. Recuerde el caso del General Parra (César Augusto Parra León, jefe del Departamento Conjunto de Planificación y Transformación) que sacaron por un escándalo de corrupción; a él ya le estaban montando desde contrainteligencia un proceso usando falsos testigos y demás. Martínez lo denunció como corrupto. Sus propios compañeros son los que le están haciendo la vuelta (sic) a Nicasio Martínez”. Nos dice un oficial que pide reserva de su nombre.
Lo cierto es que en este gobierno de Duque también diseñaron un gran espectáculo para golpear al Ejército. Comenzó con el tema de “nuevos falsos positivos”, que publicó The New York Times con información que Revista Semana poseía pero que, por tema de estrategia, el gobierno decidió que el diario bajo control de George Soros era el escenario internacional ideal para desatar la algarabía. No bien el diario neoyorkino publicó una nota acusatoria, sin más sustento que una orden de operaciones tan normal como común, y para nada ilegal, Revista Semana y los demás medios colombianos exigieron la cabeza del recién nombrado general Martínez. Pero no había pruebas de nada. No había delito.
Llega el 27 de diciembre de 2019 y, sin ninguna explicación, en una discreta rueda de prensa, Iván Duque anuncia que el General Martínez se retira de la comandancia del Ejército, y en su reemplazo queda el General Eduardo Zapateiro, uno de los generales santistas y profarianos que aceleró la caída del área del área de Inteligencia del Ejército. “Zapateiro” fue, si mi memoria no me falla, el comandante de las Fuerzas Especiales en 2013, año en que degradaron a esta memorable fuerza convirtiéndola en un grupo de bufones arrodillados a Santos. En el 2013, Santos y todos los comandantes se prestaron para la humillación de estos valientes de las Fuerzas Especiales. Le dieron al hijo de Santos, Esteban, una condecoración de este cuerpo. Sin merecerlo, por haber estado de visita, con mayordomos y lacayos, se llevó una medalla destinada solo a los mejores de las Fuerzas Especiales.
Zapateiro siempre fue un defensor del proceso de paz de Santos y como director de la Escuela de Cadetes José María Córdoba se prestó para abrir sus aulas a conferencistas aliados del terrorismo obligando a los jóvenes cadetes a recibir instrucción de los bandidos.
La primera acción de Zapateiro, como comandante del Ejército, fue volar a Medellín a condecorar a la congresista Paola Holguín, otra del combo marxista de José Obdulio Gaviria y Everth Bustamante. El lema en estos gobiernos es : ‘Yo te asciendo pero tú me condecoras’.
Entonces, comenzando este año, aparece otro “escándalo” de que los militares adquirieron equipos para chuzar ciudadanos honestos y simples. ¿Qué medio lo publica? Revista Semana.
Vamos por partes.
Los equipos que Semana denuncia como algo estrambótico, no son tal cosa. “Esos equipos han estado en Inteligencia militar. Muchos creemos que el coronel Arrauth (Martín Arrauth Aguirre) o gente de él filtró ese tipo de información, porque él es del combo del general Mejía Ferrero.”
El general Moreno (Carlos Iván Moreno Ojeda), amigo personal de Arrauth, que fue nombrado segundo comandante del Ejército, era el Jefe de Recursos Humanos, jefe de Personal. de la Institución, durante la administración Santos, bajo órdenes de Mejía Ferrero. “Moreno fue el encargado de dar de baja a todo el personal valioso de Inteligencia Militar -nos dice una fuente de Inteligencia-. Ese señor fue el que los llamó a calificar servicios, y ahí está el descomunal balance de lo que ha sucedido con Inteligencia Militar. Moreno redujo las Fuerzas Militares. Ese salvaje es el segundo comandante del Ejército. Ha sido más letal que los bandidos de las FARC eliminando combatientes. Él fue el encargado de sacar de Inteligencia a todos los que no estaban apoyando el proceso de paz de Santos y FARC. Nos salvamos muy poquitos.”
El general Moreno, en menos de dos años, escaló a Segundo Comandante del Ejército. “Ese corrupto se saltó a otros generales que iban para ese cargo. No es más que un bueno para nada que no ha hecho ni mierda (sic) por este país.” Nos asegura el oficial.
Lo cierto, y ni la prensa ni el gobierno aclaran, para que la opinión pública esté desinformada, es que todo el mundo en la comunidad de Inteligencia siempre ha sabido que desde Facatativá, en el Cantón de Comunicaciones del Ejército, es que se desarrollan labores especiales de inteligencia. No es cierto, como menciona Semana, que subrepticiamente se hayan llevado equipos especiales para allá y, en la oscuridad de la noche se hayan instalado tecnologías ilegales. Desde allí se interceptaron las comunicaciones y se originaron los mensajes cifrados para realizar la Operación Jaque, allá estaban los equipos Salomón para ‘gemelear’ computadores de los terroristas, etc. Todo el tema de Andrómeda salió de Facatativá. Eso no es nada nuevo.
La idea era sacar al general Martínez y necesitaban hacer esa alharaca diciendo que estaban chuzando ilegalmente a magistrados y periodistas. La verdad es que esas órdenes siempre han llegado de la misma Presidencia. El mismo modus operandi de Uribe y de Santos: ordenar, y luego enjuiciar a quienes obedecieron las órdenes.
Lo que extraña es que Martínez haya sido tan ingenuo como para dejar rastros de una especie de “Andrómeda II”. Sería interesante conocer el material incautado y ver qué tan criminal fue la operación (o las operaciones). Y si el material existe, como lo anuncia la Revista Semana, tenemos que tener la seguridad de que las órdenes emanaron de la misma oficina del presidente de Colombia.
¿A qué congresista famoso se le entregaban las supuestas informaciones? El país debe conocer el nombre de los miembros del Centro Democrático involucrados en este asunto. ¿Qué miembro importante del Centro Democrático tiene problemas judiciales, como para ordenar las interceptaciones a magistrados de las Altas Cortes?
Si estas interceptaciones existen, como parece ser el caso, no hay que olvidar las “chuzadas” en el gobierno de Uribe; chuzadas que, o no existieron o a nadie le conviene que se hagan públicas por la gravedad del contenido. Lo cierto es que en la “sala gris” de las instalaciones de la Central de Inteligencia Militar, sala que desmantelaron.
Lo grave es que todo este tema apunta a desmantelar los lugares donde se manejaban estas operaciones especiales, con monitoreos de inteligencia técnica. Con esta denuncia, el Cantón de Comunicaciones de Facatativá queda desmantelado, lo mismo que la “sala gris”. Años y años de trabajo quedan en la basura. No hay duda de que detrás de esto están los narcoterroristas a quienes estos gobiernos les han entregado todo: el manejo de la memoria histórica, los archivos de inteligencia, las cátedras en instalaciones militares. Uribe, Santos y Duque han cometido estas atrocidades contra Colombia, enredando a los especialistas de Inteligencia Técnica. Lo que con aspavientos llaman “salas de cibermonitoreo” es simplemente eso: “Inteligencia Técnica”. En Inteligencia existen tres áreas: Inteligencia Humana. Inteligencia Técnica y Contrainteligencia. Bautizar a Inteligencia Técnica con nombres bullangueros es parte del amarillismo que se necesita para el show.
¿A qué congresista famoso se le entregaban las supuestas informaciones? El país debe conocer el nombre de los miembros del Centro Democrático involucrados en este asunto
El último centro donde no se había hecho un allanamiento, era en Facatativá. Por supuesto, aún queda contrainteligencia, y sería interesante que allá esculcaran a ver qué encuentran. De pronto encuentran evidencias de muchas Operaciones falsas que montaron. Esas que han usado para robarse millones de dólares de los contribuyentes colombianos y norteamericanos.
Con la inteligencia Técnica desmantelada, ya los bandidos tienen vía libre para que nadie los vigile y los evidencie. De eso se trata todo.
La Revista Semana ha dicho que Iván Duque y su ministro de Defensa Carlos Holmes Trujillo se enteraron de todo esto en diciembre y que, sorprendidos y aterrados, ordenaron una investigación relámpago que evidenció todo lo que Semana está revelando. ¿Nos quieren hacer creer que Duque y Holmes Trujillo, en un par de días, descubrieron todo un complot criminal puesto en marcha por las oficinas de Inteligencia del Ejército? Hay que ser muy estúpido para creer semejante cosa.
Lo cierto es que Duque y el gobierno del Centro Democrático sabían de estas actividades. Lo cierto es que con seguridad sí se ordenaron las actividades de interceptación. Y lo cierto es que, al igual que en el pasado, los que obedecieron órdenes terminarán en la cárcel luego de haber sido señalados como las “manzanas podridas”, mientras los que ordenaron todo seguirán campantes, impunes, y riéndose de la bobera de los colombianos.
Los verdaderos podridos son los que gobiernan. Esa es la verdad.
Es urgente un cambio.
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